Bernard Minier elige España para su nueva novela negra
El novelista francés publica ‘Lucía’, un ‘thriller’ con una nueva investigadora y cuya trama tiene por epicentro Salamanca
Plaza Mayor de Salamanca. | Wikimedia Commons
Es una institución en materia de negrura: hay quien le dice «el Stephen King del thriller europeo», sus libros se han traducido en 20 países y ha vendido en total más de dos millones de ejemplares. Las sagas negras de Bernard Minier son muy celebradas, y en 2014 The Sunday Times eligió Bajo el hielo como uno de los 50 mejores thrillers y novelas negras de lo que llevamos del siglo XXI. Arrasa, en resumen.
Ahora vuelve a editar con Salamandra en nuestro país, y ambienta aquí su última historia. Concretamente, en una Salamanca recreada fielmente con su gelidez y sus estudiantes borrachos y sus estudiantes también brillantes y capaces de inventar un revolucionario sistema informático con el que dar caza a los criminales escurridizos, salvando la escasa comunicación entre distintos cuerpos policiales y las lejanas geografías dentro de un mismo país.
A su nueva novela la ha llamado con el nombre de pila de su también estrenada protagonista, Lucía, una teniente del prestigioso grupo de la UCO en la Guardia Civil. De apellido Guerrero y cosida a tatuajes (13 en total entre cráneos, números romanos, extrañas alambradas o rosas), Lucía batalla, como todo buen investigador de novela negra, con un pasado que no le permite la paz y que le empuja fieramente al día a día y a su labor como inspectora. Este caso, el asesinato que abre las páginas, le toca además de forma muy frontal: han matado a su compañero de grupo. Así que su viaje en pos de la verdad está alimentado por la rabia y la venganza, además de por algo que atesora en secreto.
Asesino en serie
De copiloto, esta terca heroína lleva a Salomón Borges, el profesor universitario y criminólogo que ha ideado el sistema informático con el que está seguro de poder capturar al sospechoso del atroz crimen, un asesino en serie que se lo pasa en grande retorciendo los cadáveres de sus víctimas hasta que sus formas imposibles recreen las escenas de Las Metamorfosis de Ovidio. Los ingredientes están servidos, y Minier los maneja con la maestría que le ha aupado donde está. Le brilla la prosa y también los acerados diálogos.
Especialmente ducho en la construcción de las atmósferas, hace un trabajo impecable describiendo nuestro país (no en vano su madre era oscense). El tiempo narrativo de su obra nos sitúa en el otoño de 2019. Es entonces cuando DIMAS, el extraordinario programa informático desarrollado por seis estudiantes sobresalientes tutelados por Salomón Borges, arroja sus primeros resultados. Ha encontrado coincidencias entre el asesinato del agente compañero de Lucía y otros cometidos en Aragón, en Segovia y en la Costa del Sol hace décadas. En todos ellos el misterioso homicida ha dejado su sórdida firma: escenifica con los cuerpos composiciones renacentistas de pintores que se inspiraron en Las Metaformosis de Ovidio y, para que mantengan las delirantes posturas, los embadurna de cola como única sujeción.
Un bagaje cultural profundo y un buen trazado de la psicología de los personajes arropan la obra de Minier que, además, se lee con avidez gracias a la fragmentación en breves capítulos, bien estructurados cronológicamente. Es más que probable que Lucía, su garra y los pesados fantasmas que arrastra vuelvan a protagonizar una novela del maestro negro francés.
