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De Cartagena a los Grammy: el éxito inesperado de Arde Bogotá

Hablamos con el cantante de una de las grandes sorpresas del año musical, con éxitos de ventas y una gira multitudinaria

De Cartagena a los Grammy: el éxito inesperado de Arde Bogotá

El grupo Arde Bogotá. | Mónica Figueras (cedida)

¿Cómo se forja la popularidad de un grupo? Hasta hace poco, la respuesta era bastante obvia: la radio, medio por el que la mayor parte de la población, era la mayor responsable de poner y quitar coronas, encumbrando a un músico u otro en función de las horas de antena que le dedicaba. Ahora, la respuesta tampoco tiene mayor misterio: últimamente, son las redes sociales las que elevan o sepultan las carreras de los artistas emergentes, cambiando el paradigma de una forma que trae de cabeza a las grandes discográficas. Sin embargo, en este mundo de clips de 20 segundos y estribillos pegadizos para lograr el máximo engagement, todavía hay espacios para fenómenos sonoros basados en el boca-oreja y el trabajo en directo. Y el caso más reciente es, sin duda, el de Arde Bogotá, que han pasado de un garaje a los premios Grammy Latinos en unos pocos años.  

Estos chicos de Cartagena (Murcia) llevan activos desde 2017, aunque su debut discográfico no llegaría hasta 2019 con el largo La noche. Sin embargo, no ha sido hasta este 2023 que Antonio García, Dani Sánchez, Pepe Esteban y José Ángel Mercader, que así se llaman los cuatro integrantes de Arde Bogotá, se han confirmado como el nuevo ‘mirlo blanco’ del rock en castellano. Y es que estos cartageneros han conseguido alcanzar el top 3 de ventas en España con su último álbum —Cowboys de la A3— y lo que es aún más increíble, también han colado un tema en la lista oficial de singles en España, en el puesto 95, con «Los perros». De hecho, el disco sigue, diez meses después de su lanzamiento, en el puesto 12 de la tabla, mientras el grupo abarrota festivales —como el Mad Blue, que encabezan este mismo domingo en Madrid— y salas de conciertos. 

Antonio García, cantante y letrista del grupo, también parece sorprendido por la acogida que ha tenido el álbum. Explica a THE OBJECTIVE que «la suerte ha tenido seguro mucho que ver, no sé en qué porcentaje, pero seguro», aunque también saca pecho de la fuerza de arrastre que tienen sus directos. «Creo que mucha gente que viene a los conciertos arrastrada por el amigo o la amiga que lo lleva secuestrado, acaba un poco metiéndose en el asunto y empapándose de lo que hacemos. Eso ha ayudado un poco a que se difunda que somos una banda que es divertida de ver, que tiene cosas interesantes que decir», abunda. 

Un proyecto divertido, pero rockero, lo que les hace casi una rara avis dentro del panorama musical actual en España, dominado por otro tipo de géneros como el reggaeton, el trap o incluso el corrido mexicano, por mucho que a veces salgan excepciones guitarreras como Vetusta Morla, Izal o los propios Arde Bogotá. «Dentro de la industria actual somos un proyecto con un crecimiento medio antiguo, diría. De venta de tickets y de fans que se ponen la camiseta con orgullo y vienen a vernos», asegura García, que cree que la banda está justo ahora en un momento de gracia. «Tenemos un punto de no sé si me atrevería a llamarlo frescura, pero sí al menos de cierta novedad, porque somos un proyecto muy reciente que la gente abraza con una alegría especial y distinta», apunta. 

Álbum del grupo Arde Bogotá, ‘Cowboys de la A3’. | Ricardo Rubio (EP)

Sus influencias son claras, y muy anglosajonas. Grupos como Arctic Monkeys o Foo Fighters son las primeras menciones cuando se les pregunta por sus preferencias, aunque también se cita a The National e incluso a algún precedente español, como Héroes del Silencio o Viva Suecia. Pero García tiene claro que esto son solo pasos obligatorios en el camino de encontrar un sonido propio. «A lo mejor el sonido hasta ahora ha estado muy ligado a las referencias que teníamos, a la música que nos gustaba a los cuatro», reflexiona. «Pero creo que conforme crezcan las influencias de la banda y cambien nuestro gustos, cambiará también esa bisectriz, ese punto en el medio de los cuatro que es el sonido de la banda», asegura, explicando que una parte de su estilo solo puede ser propio porque las composiciones al final «son inherentes a nosotros por quienes somos nosotros cuatro. Por las cosas que nos gustan, por las cosas que hemos vivido, por lo que queremos hacer y queremos decir».

Esas experiencias propias trasladadas a canciones son además el fruto de un trabajo de composición compartido, en el que cada uno aporta y nadie es más que nadie, por mucho que tanto García como el bajista, Pepe Esteban, sean a menudo los que brindan esa chispa inicial. «Las ideas musicales de las que partimos tienen puntos de madurez o de cocción muy diferentes. A veces es solamente un riff, otras veces es solo un estribillo, otras veces es una canción super madura, muy hecha. Y entonces eso se lleva al estudio, se pone en la camilla de disección y los cuatro empezamos a operar. Se le quitan cosas, se le ponen, se improvisa encima y ahí es donde las ideas vienen de todas partes. Y entre todos se forma una nueva versión de la idea inicial, que ya es algo a lo que llamamos canción», asegura el cantante de Arde Bogotá. 

De los Grammy a la conquista de América

El último empujoncito a la popularidad del grupo ha llegado sin embargo de un lugar inesperado para una banda que se enorgullece del boca-oreja y el trabajo en directo: este último mes, se ha sabido que Arde Bogotá ha conseguido dos nominaciones a los premios Grammy Latinos 2003. En concreto, Cowboys de la A3, producido por Lalo GV y editado por Sony Music Spain, ha sido nominado en la categoría Mejor álbum rock, mientras que canción «Los Perros» también ha sido nominada como Mejor canción rock.

«La verdad que yo personalmente no me lo esperaba para nada. Aposté dinero a que no íbamos a salir ni de coña porque cuando alguien nos dijo: ‘Oye, la discográfica os ha presentado y tal’, quisimos dejarle claro: ‘Bueno, se presentan 19.000 propuestas, no va a salir la nuestra’», explica entre risas García. Pero la nominación acabó por llegar y con ella, la posibilidad nada imposible de incluso alzarse con el preciado galardón, aunque desde el grupo parecen darse por satisfechos con simplemente estar en la ecuación. «Es una plataforma de difusión muy interesante, quizá de las de mayor alcance que hemos tenido hasta ahora. Porque yo, en mi experiencia personal, he descubierto bandas gracias a los Grammy Latinos y a los Grammy en general», asegura. 

«Para mí ese es el principal aliciente de esto, o la principal alegría», abunda. «Quizá algún chavalito en México o en Argentina va a descubrir nuestra banda por estar ahí. Y quizá le vamos a empezar a gustar a alguien gracias a esta plataforma que ve gran parte del público que escucha música en español», continúa, dejando claro que la conquista del mercado latinoamericano no es una quimera sino un objetivo para la banda. «Lo que pasa es que es francamente complicado. Hemos estado dos veces en Bogotá y ha sido las dos veces maravilloso, pero claro, es como cuando empezaba el proyecto aquí y fuimos por primera vez al Perro de la parte de atrás de Malasaña en Madrid» rememora, apuntando a la dificultad de abrirse paso en un continente tan gigantesco y con tanta tradición musical. 

Pero si de algo sabe Arde Bogotá es de intentarlo y no rendirse, porque el futuro parece ahora mismo brillante con un disco que no tiene ni un año y aún podría potencialmente seguir creciendo. «A veces me lo tiene que recordar la gente, pero el disco salió apenas en mayo y estamos en octubre. Tengo la impresión de que el disco lleva en el mundo desde Adán y Eva, pero no es así. Hay mucha gente que lo empieza a conocer ahora», explica. En el universo musical de este grupo casi recién llegado, lo importante es «seguir viendo qué nos apetece contar y a qué suena lo que nos apetece contar de cara al futuro».

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