Las amenazas que esconden 'Los escorpiones' de Sara Barquinero
La autora de ‘Estaré sola y sin fiesta’ regresa con una polémica novela de 800 páginas que indaga en la identidad
La escritora Sara Barquinero.
Es difícil nacer cuando todo el mundo te espera y, así, con una enorme expectación, ha llegado al mundo editorial la nueva novela de la escritora Sara Barquinero. Se llama Los escorpiones (Lumen, 2024) y es difícilmente clasificable. Lo primero que llama la atención de ella es su volumen: el punto final llega en la página 804. Lo segundo, el entramado complejo de su estructura, para el que Barquinero despliega voces completamente alejadas en el espacio y el tiempo.
Eso es por su trama. O por sus tramas, mejor dicho. Sus protas, Sara y Thomas, se ven envueltos en una oscurísima teoría de la conspiración dirigida por los poderes políticos y económicos que pretenden controlar a los individuos a través de la hipnosis y los mensajes subliminales en libros, videojuegos y música para inducirlos al suicidio. Y la historia salta de escenarios tan lejanos entre sí como la Italia de los años veinte hasta el sur profundo de Estados Unidos en los ochenta para aterrizar en el presente de Madrid, Bilbao, un pueblo perdido de la España rural y Nueva York.
Desde su lanzamiento, prácticamente cada día se publica una opinión más o menos autorizada sobre el libro, y son de los más dispar: o lo encumbran, o lo desechan. Así que en THE OBJECTIVE le hemos preguntado a la autora cómo lo está llevando en estos primeros días de promoción: «Intento no pensar demasiado en el tema. En el momento en el que entrego la novela deja de pertenecerme sólo a mí, así que a lo único que me llevaría leer y releer reseñas sería a una neurosis profunda», dice con sobriedad.
La neurosis es una de las características de la personalidad de muchos de sus protagonistas. De Sara, entre ellos, que recibe su propio nombre por un mero juego que la autora quiso realizar al empezar a escribir la novela: «Me gustaba la idea de que alguien pudiera empezar a leerla y se sorprendiera de que se llamaba como yo. Además, al descubrir que muchas de las leyendas que aparecen son reales, también me gustaba la idea de que el lector se pudiera confundir creyendo que todo era real». Sin embargo, después cambió de parecer y una nota al final del texto asegura que todo lo relatado es ficticio.
Sara, de hecho, no se plantea la autoficción, tan en boga: «No se me da bien. Con los personajes de esta novela con los que más puedo hablar de cosas que me preocupan o que siento son los que están más alejados de mí misma. A lo mejor personajes masculinos de otra época me permiten dar más rienda suelta a mis sentimientos que alguien que se parezca a mí», reflexiona, añadiendo que quizá eso le sucede porque «no es lo mismo decir cosas terribles sobre una misma cuando eres claramente identificable y tus ejemplos son muy similares a tu vida que decirlos con una analogía».
Diez años de escritura
Han sido diez años de escritura para componer esta sinfonía narrativa que, asegura Barquinero, estaba orquestada -al menos en sus líneas maestras- antes de empezar a teclearse: «Sabía que quería retratar un contexto histórico en un escenario de auge del fascismo, pero no sabía de entrada que iba a ser fascismo italiano ni qué año concretamente. Y sabía que quería retratar un contexto americano, pero no cuál exactamente. Tenía la estructura y luego la iba rellenando según me iban encajando mejor las piezas».
Uno de los principales aciertos de esta obra audaz es que cada uno de esos arriesgados saltos históricos cuenta con una red tejida por voces muy distintas, que transitan de la sobriedad a cierto barroquismo, del lenguaje actual (una prosa plana) a otros más enriquecidos. Para lograrlo, Barquinero remite a sus lecturas: «En la primera parte intenté que el estilo fuera más plano y lo más normal, por así decir, posible. Pero la segunda que escribí, que fue la cuarta, quería que tuviera un toque más de novela americana y estuve leyendo mucho a John Fante, a Salinger, etcétera. Y así con todas ellas».
La identidad y su ocultamiento
En su fondo, la novela aborda el tema de la identidad. Y del ocultamiento de la identidad. Algo que a Barquinero -de formación filósofa- no le resulta negativo per se: «Tener una poética de la identidad ha sido muy importante para muchas personas en Internet a lo largo de los últimos años. Se me ocurre por ejemplo que para las personas trans probablemente fuera uno de los primeros espacios en los que enunciarse de otro modo. Creo que muchos casos de identidades disfrazadas los perdonaríamos con facilidad si supiéramos las circunstancias que llevaron hasta ahí».
Para indagar en esta premisa central, la obra se vale de multitud de recursos narrativos. Entre ellos, el empleo de extractos inspirados en un foro de suicidio de una sordidez asombrosa, y que no pertenece al mundo de la ficción, tal y como nos revela la autora durante la entrevista: «Sí, es un foro real. Cuando entré por primera vez en 2017 era un poco diferente a ahora porque ha ido ganando popularidad y ha tenido problemas legales en algunos lugares. Nunca ha sido demasiado popular, en España creo que nunca ha sido primera plana de alguna noticia, pero en algunos países europeos está prohibido entrar en él. Por ejemplo en Alemania, porque una chica se suicidó como le dijeron allí».
La capacidad de Barquinero para trocar el argumento y modificar la naturaleza de la amenaza que se cierne sobre los protagonistas es una de las fortalezas de esta obra compleja que mejora su prosa cuanto más se aleja del presente. La autora confirma a THE OBJECTIVE que está con algo nuevo, pero prefiere no decir de antemano de qué se trata «para que no se gafe». Esperaremos.
