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Cultura

'El especialista': un homenaje a la profesión más peligrosa del cine

Algunos de los mejores dobles de acción de Hollywood han ganado el Oscar y otros se han convertido en directores

Imagen de una escena de la película. | Universal Pictures

«Me he roto 56 huesos, la espalda dos veces, se me perforó un pulmón y me han saltado unos cuantos dientes» cuenta Hal Needham en sus memorias, Stuntman!, inéditas en español. El autor fue uno de los especialistas o dobles de riesgo más importantes de Hollywood y después se convirtió en director. Es el mismo camino que ha seguido David Leitch, el realizador de El especialista, que llega a salas este viernes. Después de participar como doble de riesgo en casi cien títulos, Leitch pasó a dirigir de cintas de acción como Atómica, Deadpool 2 y Bullet Train. En su nueva película, protagonizada por Ryan Gosling y Emily Blunt, rinde homenaje a su antigua profesión.

En El especialista Gosling es un profesional del ramo que después de partirse la crisma filmando una escena tiene que retirarse, pero acepta incorporarse al rodaje de una cinta de ciencia ficción en Australia cuya directora es su antiguo amor y cuya estrella ha desaparecido. Su inminente estreno es una buena excusa para hacer un repaso a la historia de los dobles de riesgo y su contribución a la historia del cine, en especial al de Hollywood.

En sus albores, cuando las películas eran mudas y por lo tanto primaba la acción física, la profesión todavía no se había inventado. Eran los propios intérpretes -con habilidades acrobáticas- los que llevaban a cabo sus escenas arriesgadas. El primer gran actor con dotes de especialista fue el cómico Buster Keaton, cuya adicción al riesgo y pericia de saltimbanqui le venía desde la cuna. Sus padres hacían espectáculos de variedades y al poco de nacer él empezaron a realizar un número en el que se lanzaban de un lado al otro del escenario al bebé. Ya adulto, Keaton hizo ante la cámara, sin trampa ni cartón -no existían los efectos digitales-, piruetas increíbles. La escena más icónica probablemente sea una de El héroe del río en que, plantado de espaldas a una casa, se le desploma encima la fachada, pero sale indemne porque está situado justo donde está el hueco de una ventana. Un error de un milímetro hubiera resultado fatal.

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De hecho, rodando otra escena en que debía saltar de un edificio a otro, calculó mal, cayó al vacío y salvó la vida por un toldo. Se rompió varias costillas y fue hospitalizado, pero la toma del accidente se incorporó, aprovechándola como un gag más. Filmando la escena de El maquinista de la general en que le caía encima el agua de un depósito se fracturó el cuello, ¡pero no se enteró hasta años después en una revisión rutinaria, ante el pasmo del médico! En esa época otros maestros del slapstick como Harold Lloyd y Chaplin también realizaban sus escenas de riesgo, igual que el vaquero Tom Mix y el espadachín Douglas Fairbanks.

Conforme Hollywood se iba profesionalizando, se empezaron a utilizar dobles de acción, porque no todos los actores eran acróbatas y porque era demasiado arriesgado que la estrella de una producción acabara en el hospital en pleno rodaje. El primer gran especialista de la historia fue Yakima Canutt (1895-1986), que venía del mundo de los rodeos. Protagonizó escenas espectaculares, sobre todo en westerns. Destacan dos de La diligencia de John Ford.

Cartel de la película. | Universal Pictures

La carrera de cuadrigas de ‘Ben Hur’

En una es un vaquero que desde la diligencia va saltando por las filas de caballos al galope que tiran de ella hasta llegar al primero. En otra es un indio que desde su caballo salta a uno de los seis de la diligencia, le dispararan, cae y caballos y diligencia le pasan por encima. Steven Spielberg rindió homenaje a esta secuencia con una similar -con un camión- de En busca del arca perdida.

Cuando Canutt se retiró, se convirtió en coordinador de dobles de riesgo y fue responsable de la célebre carrera de cuadrigas de Ben Hur, que llevó meses de preparación. Su hijo doblaba a Charlton Heston y por un error de cálculo salió despedido de la cuadriga y sobrevivió de milagro. También en este caso, la toma se incorporó a la película. Yakima Canutt fue el primer especialista en recibir -en 1967 de manos de Heston- el primer Oscar honorífico a alguien de su profesión, por sus acrobacias y por los trucos y mecanismos de seguridad que inventó para evitar accidentes mortales en los rodajes.

El segundo -y último- especialista en ganar un Oscar honorífico fue Hal Needham (1931-2013). Se lo entregó su admirador Quentin Tarantino en 2012. Lo que Canutt aportó a las escenas con caballos al galope, Needham lo aportó a las escenas con coches a toda velocidad. Intervino en multitud de espectaculares secuencias de persecuciones, caídas desde puentes, vueltas de campana… Inventó diversos artilugios, como un mecanismo con aire comprimido para que los vehículos se alzaran de lado. Y dado su currículum, fue el primer ser humano que probó en vivo la efectividad de un nuevo invento llamado airbag.

En un rodaje en que doblaba a Burt Reynolds se hicieron amigos inseparables y Needham se convirtió en director de algunas de las películas más populares del actor. Por supuesto con coches, carreras y persecuciones: Los caraduras y Los locos de Cannonball, además de Hooper, el increíble, en la que Reynolds interpretaba a un doble de riesgo basado en Needham. La amistad entre ambos inspiró a Tarantino los personajes de Érase una vez en Hollywood y el cineasta también rindió homenaje a los especialistas en la incomprendida Death Proof, una de cuyas protagonistas es Zoe Bell, doble de riesgo neozelandesa, que tiene una escena memorable subiéndose al capó de un coche que circula a toda velocidad.

Tom Cruise, sin trampa ni cartón

Hemos dicho que solo dos profesionales del ramo han ganado un Oscar honorífico, pero podríamos añadir a un tercero: Jackie Chan, que lo recibió en 2016, porque la estrella de Hong Kong realizó la práctica totalidad de las escenas de riesgo de sus largometrajes y acabó en más de una ocasión en el hospital. Ahora, en tiempos de AIG y trucos digitales -la saga Fast & Furious es el paradigma- todo es posible creándolo por ordenador, pero las escenas rodadas con especialistas de carne y hueso adquieren un valor especial y además se nota la diferencia en pantalla.

Desde hace años, el rey indiscutible de las escenas de riesgo sin trampa ni cartón es Tom Cruise, que se ha colgado del lateral de un avión en pleno despegue, ha escalado por la fachada del edificio más alto del mundo y se la lanzado al vacío en una moto entre otras espectaculares piruetas. Con la saga Misión: imposible ha superado en adrenalina a la de James Bond y sus impactantes escenas de apertura, entre las que destacan sobre todo tres: el esquiador lanzado al vacío -era el saltador Rick Silvestre- de La espía que me amó al que se le abre un paracaídas con la Union Jack; el salto desde lo alto de una presa de Goldeneye y la persecución con motos por los tejados de Skyfall.

Algunos de los mejores especialistas se han pasado después a la dirección. Por ejemplo, Buddy van Horn, que durante años doblo en las escenas peligrosas a Clint Eastwood y acabó dirigiendo tres películas para él, entre ellas La lista negra. En el cine actual, además de Leitch, también fueron dobles de riego antes que directores Sam Hargrave (las dos entregas de Tyler Rake) y Chad Stahelski (la saga de John Wick).

El especialista se inspira en The Fall Guy, una serie de los años ochenta del siglo pasado, protagonizada por Lee Majors, que llegó a tener cinco temporadas pero está hoy muy olvidada. En la película podrán ver a Ryan Gosling -o más bien a su doble de riesgo- conduciendo coches a toda velocidad, saltando de una lancha a punto de explotar, colgado de un helicóptero, ardiendo envuelto en llamas… El cine es también espectáculo y esta cinta es un homenaje a la profesión más peligrosa del séptimo arte.