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Cultura

La vida del papa Francisco a través de la Historia

La autobiografía dialogada de Bergoglio permite acercarse a su intimidad e interpretar claves de su pontificado

El papa Francisco. | Wikimedia Commons

El lenguaje de los papas ha cambiado por el contexto y por las diversas personalidades que han salido de los cónclaves. Sus palabras siempre han sido importantes dentro y fuera de la Iglesia católica. El obispo de Roma se ha convertido desde antiguo en el fundamento doctrinal de la tradición católica. Los papas fueron ganando en presencia y en autoridad a través de los siglos. En el XIX se culminó un largo proceso de fortalecimiento del papado gracias a una dinámica de centralización y a la activación de la particular devoción que se generó en torno a la figura de Pío IX. Las encíclicas fueron una herramienta de difusión que se constituyeron en una de las formas más habituales de magisterio eclesial. Para la Iglesia católica estos fueron tiempos de conflicto y de complicada adaptación a las nuevas realidades sociales y políticas. Sin embargo, después del concilio Vaticano II se fue fraguando otra manera de expresar las opiniones de una forma menos restrictiva y magisterial: las entrevistas. Juan XXIII y Pablo VI colocaron al Vaticano de nuevo como un mediador ético internacional. Las palabras de los papas volvieron a ser escuchadas, lo que no se debe confundir con que fueran asumidas, y su papel fue ganando enteros en el universo mediático global.

Juan Pablo II fue abriendo paso a este nuevo género con sus diálogos con periodistas. Todo ello se consolidó con Benedicto XVI. Antes de ser papa, Joseph Ratzinger había respondido a los periodistas Vittorio Messori y Peter Seewald en sendos libros-entrevistas de gran impacto. El alemán se movía con soltura en este hábitat y, siendo ya pontífice, continuó con esa costumbre que terminó por crear una tradición que ha mantenido Francisco en la actualidad. En Vida. Mi historia a través de la Historia (Harper Collins Ibérica), Francisco responde a las peguntas del periodista italiano Fabio Marchese Ragona. En estas páginas aparece la personalidad de Francisco y el contexto que ha ido moldeándola. La idea nació de este vaticanista que ya había escrito anteriormente el ensayo Los hombres de Francisco. Los nuevos cardenales se confiesan. Periodista y pontífice se reunieron presencialmente en cuatro ocasiones y continuaron la preparación del texto a través de llamadas telefónicas y del intercambio de correos electrónicos. Marchese Ragona creía que el Papa podía profundizar en bastantes y desconocidos aspectos de su autobiografía a través de los acontecimientos históricos que han marcado su larga vida.

«La historia argentina debería haber jugado un papel mucho más trascendental en esta narración»

Esta particular biografía dialogada comienza con los recuerdos de niñez de la Segunda Guerra Mundial y concluyen con la pandemia del coronavirus. Entre medias, 80 años de vida de Jorge Mario Bergoglio: el genocidio de los judíos, el impacto de las bombas atómicas, la Guerra Fría, las pisadas humanas en la Luna, el golpe de Videla, la caída del Muro de Berlín, el nacimiento de la Unión Europea o los atentados terroristas del 11-S en Estados Unidos, la crisis económica de 2008 o la renuncia de Benedicto XVI. Podría sorprender a muchos la inclusión de un capítulo dedicado al Mundial que ganó Maradona en México con su famosa e ilegal «mano de Dios» frente a la selección inglesa. Pero sabemos bien el papel que juega el fútbol en Argentina. En cualquier caso, a muchos lectores les sorprenderá la elección de algunos hechos y la omisión de otros. Parece evidente que la historia argentina debería haber jugado un papel mucho más trascendental en esta narración. Al menos, si tenemos en cuenta la idea original que se nos transmite sobre esta obra.

José Jiménez Lozano, un cristiano impacienteJosé Jiménez Lozano, un cristiano impaciente

Estas páginas muestran a un pontífice convencido de que la memoria del sufrimiento y de la devastación durante la Segunda Guerra Mundial es un pilar que sostiene la humanidad. En algunos pasajes es evidente que busca rememorar todo aquello para poder sacar lecciones en el presente. Su receta pasa por sustituir el ansia desmedida de poder por el amor y la oración. Se nos presenta, como no podía ser de otra forma para alguien sentado en la cátedra de Pedro, como un defensor de la vida humana desde la concepción hasta la muerte. La dignidad humana no puede ser discutida bajo ningún concepto, como repite en varios pasajes. Francisco aprovecha estas historias para levantar la mirada a los desafíos del presente. Por ejemplo, en su lectura de la carrera espacial recuerda que la ciencia tiene muchas bondades, pero que la mirada ética nunca puede perderse al analizar estos avances.

«El Papa es bastante directo al hablar de sus sueños: quiere una Iglesia humilde, servicial, cercana y compasiva»

En clave eclesial, Francisco también deja algunas frases que permiten a los vaticanistas elucubrar y buscar los dobles sentidos. El Papa es bastante directo al hablar de sus sueños: quiere una Iglesia humilde, servicial, cercana y compasiva. Remarca que esa es la agenda con la que ha trabajado desde el cónclave de 2013. Otra cuestión es que probablemente con este programa haya abierto demasiados debates dentro de la Iglesia que están generando numerosas tensiones internas y que no terminan de cerrarse de una forma u otra. Hasta el lector más despistado puede comprender rápidamente que Francisco utiliza las preguntas sobre su pasado personal para lanzar mensajes como pontífice.

Este libro se lee bastante fácil. La oralidad es evidente en estas páginas, lo que facilita que se pueda avanzar en la lectura sin demasiados problemas. Este tono también trasluce una cercanía y sencillez que es buscada. No olvidemos que son dos de los principales rasgos que este pontífice ha intentado sostener a lo largo de estos años. Mi vida puede interesar a los católicos porque es una ventana privilegiada para acercarse a la intimidad del pontífice. Pero también resultará esencial para todos aquellos que, creyentes o no, quieran interpretar mucho mejor a Francisco y entender algunas claves de su pontificado. Un último apunte: Francisco no piensa renunciar –o eso se insinúa en estas entrevistas–. Veremos si es así, porque se trata de una historia aún sin terminar.

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