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Cultura

'Emilio Barreto: ángeles y demonios', sobrevivir a la dictadura de Stroessner

La cineasta paraguaya Cris Arana relata en un documental la historia de un actor que sufrió la represión del régimen

‘Emilio Barreto: ángeles y demonios’, sobrevivir a la dictadura de Stroessner

Cris Arana | Fotografía de Cristina Andrew

THE OBJECTIVE conversa con Cris Arana sobre Emilio Barreto: ángeles y demonios, cortometraje basado en la historia del famoso actor paraguayo, quien pasó 13 años en prisión durante el régimen militar de Alfredo Stroessner. Arana nació en Paraguay y llegó a vivir a España a los 17 años. «Este es el quinto corto que realizo y el primero documental. Desde hace un tiempo, encontré que las historias que quería contar estaban en mi país de origen», nos cuenta.

PREGUNTA.- Conoció a Emilio Barreto durante la pandemia, ¿en qué proyecto estaba en aquel entonces? 

RESPUESTA.– Durante el confinamiento, empecé un proyecto audiovisual de participación colectiva. La idea era que la gente se grabara donde estuviera pasando la pandemia y respondiera a cinco preguntas, algunas eran más de tipo prácticas y otras más de corte filosóficas o existenciales. Los testimonios eran impresionantes. Hasta ahora creo que no somos totalmente conscientes de cómo nos marcó el confinamiento. Este año volví a revisar el material, creo que retomaré el proyecto el año que viene, que se cumplen cinco años de la pandemia. Aún así, los festivales están muy reacios al tema, no quieren hablarlo, será un reflejo de la sociedad… 

P.- En 2002 presentó el cortometraje Y (Agua en guaraní), donde se denuncian los cortes de agua en Paraguay, uno de los países que alberga al tercer acuífero más grande del mundo…

R.- Durante la pandemia, regresé a Paraguay porque mi familia nuclear está ahí. Viajé con mi hijo, y por la normativa de prevención de contagios, tuvimos que permanecer 15 días en un hotel. Cuando llegamos a Asunción, empecé a reconocer nuevos aspectos de mi ciudad, también a reparar en temas que de alguna manera uno «normaliza». En esa etapa rodé Y (Agua en guaraní), los cortes constantes de agua en mi país, eran una de esas cosas que sentía que había que contar. Un día me reuní con mi amiga y cineasta Tana Schémbori, quien me habló sobre Soledad Barrett, una revolucionaria paraguaya, nieta del escritor español Rafael Barrett, quien había luchado contra el régimen de Alfredo Stroessner. Su historia es muy potente y corta a la vez. Fue asesinada en Brasil, siendo aún muy joven y estando embarazada. Su memoria se ha mantenido viva por artistas como Mario Benedetti, quien escribió el poema Muerte de Soledad Barrett, o por relatos como Soledad que aún te niegas a morir, del director Sebastián Coronel.

Cartel del documental de Cris Arana sobre Emilio Barreto. | Cortesía de Nelson Medina

Borrar la historia

P.- ¿Por Soledad Barrett llegó a Emilio Barreto?

R.- Sí, investigando sobre su vida, empezamos a entrevistar a gente que la había conocido y así llegué a Emilio. Recuerdo que en el primer encuentro que tuvimos comentó: «Cuando yo estaba en la cárcel, a Soledad ya la habían matado». Al preguntarle por qué estuvo en la cárcel, supe que el documental tenía que ir sobre su vida. Emilio pasó 13 años preso y tenía todo que contar, su vida era también un extracto de la historia de Paraguay. 

P.- La dictadura de Alfredo Stroessner duró 35 años, ha sido de las más longevas de la región, pero también de las que más se desconoce. 

R.- La historia no se ha querido contar, o como suele pasar, se ha contado sólo una parte, la narrativa que conviene. Cuando yo era niña, recuerdo que se contaba que cuando Stroessner estaba en el gobierno, se vivía «bien».  Es algo que pasa en la mayoría de dictaduras, cuando te llega sólo una parte del relato. En Paraguay creo que se ha intentado borrar la historia y el sistema lo perpetúa, al igual que la corrupción. El Partido Colorado que era el de Stroessner, es el que sigue gobernando, es una de las tantas «democracias maquilladas» que existen en América Latina. 

P.- ¿Por qué delito detienen a Emilio Barreto?

R.- A Emilio lo «arrestan» o secuestran en 1965, por repartir propaganda en contra del gobierno. También apresaron a su mujer Nimia Báez, quien estaba embarazada y perdió al hijo, por las torturas a las que la sometieron. Ambos formaban parte de una compañía de actores que pedía la libertad de Paraguay. El sector cultural, fue fuertemente reprendido, se censuraba cualquier movimiento que fuese mínimamente sospechoso de ir contra el gobierno. Paraguay es un país grande, pero de poca población, por lo que la represión y el control fue muy efectivo. Primero estuvo en el penal de Emboscada y luego en la cárcel Tacumbú, salió en libertad 13 años después, en febrero de 1978. Emilio: ángeles y demonios, también narra la historia de amor y fortaleza entre ellos. Nimia falleció durante la pandemia, ella a diferencia de Emilio prefería no contar su historia, quizá por dolor o quizás para no recordar. 

P.- ¿Qué narra el documental de sus años de encarcelamiento?

R.- La historia de Emilio es una muestra de la fortaleza que puede llegar a tener una persona, como ser humano. Y cuando la narra, uno puede llegar a entender que también se puede ser libre desde el encierro. Cuenta mucho, cómo recordaba su niñez o sus estadías en el campo con su abuela, así como recuerdos que mentalmente lo reconfortaban. Hay que tener en cuenta que estas cárceles eran verdaderos campos de concentración, en los que metían en una habitación de diez metros cuadrados a 60 personas. Su memoria e imaginación eran lo que lo hacía desconectar del calvario. También recuerda mucho el sonido de los pájaros, de la naturaleza, que aparecían para recordarle que existía un mundo paralelo, fuera de su encierro. El título del corto, habla de esa dicotomía que siente que lo habita, pese a haber tenido una mente privilegiada que le permitió sobrevivir. Es increíble ver su capacidad de perdón y falta de rencor, al escucharlo se hace evidente que la luz fue lo que prevaleció en su vida.  

Racismo y clasismo

P.- ¿Cómo llega Emilio Barreto: ángeles y demonios al Krakow Film Festival?

R.– El corto en un principio iba a ser un largometraje. Emilio me regaló su historia, pero a través de su vida, también se puede conocer la idiosincrasia paraguaya. Ha sido muy difícil hacer los cortes, teníamos 16 horas de grabación y el cortometraje tiene una duración de 26 minutos. Llegar al Krakow Film Festival, ha sido muy complejo, pero era importante que tuviera una gran exposición porque como digo, es la memoria de una persona, pero también la de un país. 

P.- La cultura paraguaya es muy rica. ¿Cómo encuentra hoy en día sus políticas de difusión?

R.- Sigue habiendo mucha corrupción. Aun así, siento que hay gente joven que está dispuesta a hacer cosas por el país. Ahora es más complicado ocultar información y a la gente le gusta enterarse de lo que sucede en el país. El caso de Emilio es muy representativo, porque es un actor muy conocido en Paraguay y pese a ello, la gente no conoce su historia. Emilio sigue actuando y además es profesor de guaraní, que es nuestro idioma oficial junto al castellano. Cuando era chica recuerdo que hablar guaraní estaba mal visto, había mucho racismo y clasismo. Ahora siento que hay una reivindicación por nuestras raíces. Aún falta mucho por hacer, pero creo que con buena educación, todo se puede lograr. 

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