El diablo en las colinas: Pavese y el peligro de la juventud
Altamarea publica en castellano una de las grandes obras del escritor italiano
En la Italia de la posguerra, donde no parece muy claro quien ha ganado y quién ha perdido, tres estudiantes universitarios de Turín disfrutan de sus vacaciones estivales envueltos en una mezcla de ociosidad e incertidumbre. Son Oreste, estudiante de medicina, Pieretto, el más ingenuo y rural, y el narrador, del que no sabemos su nombre, pero sí que estudia Derecho. Tres amigos inseparables que abandonan la ciudad y se refugian en la campiña piamontesa. Hablan y pasean por calles y montes, profundizando en la amistad común: se dejan mantener por sus familias y apenas pasan por casa.
Una noche, vagabundeando por las colinas junto al Po, un encuentro fortuito con Poli, un antiguo amigo de la infancia, proporcionará al grupo los medios materiales para acabar traspasando todos los límites en la búsqueda de nuevas sensaciones. Poli es un señorito rico lleno de vicios, inmerso en una profunda crisis de identidad, lo que convierte sus divertimentos en peligrosos juegos que pueden acabar arrollando a los más indefensos del grupo.
El diablo en las colinas es una de las obras más destacadas de Cesare Pavese, uno de los escritores italianos más importantes del siglo XX. En ella, el creador transalpino nos describe tres lugares vitales: la ciudad de los amigos, la cotidianidad de los campesinos acomodados y la existencia en la lujosa villa de Poli, donde intenta recuperarse de sus problemas, que no son otros que la cocaína, la bala que le disparó una amante despechada y el no saber qué hacer con su vida.
Como en otras obras de Pavese, el paisaje es un personaje más que, unidos a los sentimientos y estados de ánimo de los protagonistas, que trascienden de forma natural a través de los diálogos que centran la narración, aparentemente simples pero intensos, son el mayor acierto de la Literatura de este autor, que impregna de bella melancolía sus historias.
En lo que al contexto cultural se refiere la juventud ha cambiado mucho desde 1948. Sin embargo, este libro transmite unos valores y sentimientos universales que valen para describir a los jóvenes de cualquier generación. Las tensiones y fragilidades de una adolescencia que sufre una marejada espiritual, entre la ensoñación de un futuro prometedor y la apatía del día a día, sobre todo en esas vacaciones eternas, esperando que ocurran cosas extraordinarias.
Al final, entre una serie de vicisitudes que no resumiremos para no destripar la trama, lo que subyace en la narración es la lucha interior de los adolescentes entre dejarse llevar por los placeres, buscando la libertad más absoluta, y el camino correcto, el que lleva a asumir las responsabilidades, algo que se materializará cuando cada uno vuelva, después del loco verano, a sus vidas y ocupaciones anteriores.
La fuerte conciencia de clase del autor es fundamental a la hora de dibujar los temperamentos de los personajes, pues estos exploran el territorio que habitan de una forma determinada según la condición de cada uno de ellos. Esa condición determina la forma que tienen de observar el campo, a los hombres y a la vida, visiones reconstruidas a través de los recuerdos y la memoria del autor, que trabaja con ellas como materia fundamental.
Cesare Pavese (1908-1950) nació en Santo Stefano Belbo, un pequeño pueblo del Piamonte. Además de traductor y editor, fue uno de los escritores más destacados de la historia de la literatura de su país. Su carácter introspectivo y solitario marcó toda su producción literaria, muy ligada a los lugares donde creció y marcada por un delicado matiz intimista. En este sentido, esta breve novela es muy característica de su estilo, ligera de leer, pero profunda en los sentimientos e ideas que transmite, emparenta con otras novelas del mismo autor que también tienen a la juventud, al paisaje y a la melancolía como leitmotiv principal.
Pavese se suicidó en una habitación de hotel dos años después de escribir esta novela, cuando su incertidumbre existencial y su alma extremadamente sensible, acabó por vencerle. A él le debemos títulos emblemáticos entre los que sobresalen El oficio de vivir, su monumental diario publicado póstumamente, el poemario Trabajar cansa, los Diálogos con Leucó y novelas como La cárcel, De tu tierra, La playa, La casa en la colina o La luna y las fogatas, que han sido traducidas y editadas en castellano durante los últimos años por la editorial Altamarea.