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Literatura

'El último sueño', el Almodóvar más íntimo

El cineasta español acaba de publicar su nuevo libro, una colección de 12 relatos en los que se revelan sus obsesiones privadas

‘El último sueño’, el Almodóvar más íntimo

El director de cine Pedro Almodóvar firma ejemplares de su libro 'El último sueño' durante la celebración del Día Internacional del Libro, a 23 de abril de 2023, en Barcelona. | Lorena Sopêna / Europa Press

Dice Almodóvar que nunca ha querido escribir su biografía, pero que este libro en cierto modo lo es. Tanto que incluye pasajes vividos en primera persona por el creador, sin distancia literaria alguna. El último sueño (Reservoir Books) lo forman 12 relatos en los que también se da la ficción, pero sólo como complemento perfecto y necesario de la realidad. Eso, además, es en lo que creía su madre, a quien el manchego le dedica el más real y descarnado de la serie, que da nombre a todo el volumen. En él cuenta cómo doña Francisca Caballero fue una gran fabuladora, una mujer que leía a sus paisanos analfabetos las cartas que recibían, pero añadiendo buena parte de su cosecha. Engrandeciendo la realidad para contentar a todos en una época de poco contento. Un pecadillo venial. 

Dice Pedro en una suerte de introducción: «Estos relatos son un complemento de mis trabajos cinematográficos: a veces me han servido como reflejo inmediato del momento que estaba viviendo y, o bien han acabado convirtiéndose en películas muchos años después (…), o bien acabarán haciéndolo». Y es cierto que en El último sueño se respira su cine, porque en los diálogos hay ecos muy sonados de sus guiones. Y porque algunos relatos, como «La visita», son efectivamente la misma génesis de sus cintas (en este caso, de La mala educación). Así que puede que consiga el doblete: el libro será del gusto de los almodovarianos confesos, pero quizá también de aquellos que valoren la esencia desnuda de sus ficciones, desprovista aquí del color chillón de los escenarios de sus películas; la historia neta, los cimientos de su edificio narrativo. 

Portada del libro

La deformación esperpéntica de los personajes creados por el manchego también está presente en El último sueño. En un austero rector de convento que se mide la fe con un extraño conde llegado de nadie sabe dónde para habitar entre los muros sobrios de la institución, y por el que termina abandonando su modo de vida, doblegado por su encanto y su misterio. O en la Reina Católica (también hay lugar para la Historia), que cambia su conducta mortificante por el despiporre sólo con la escucha de una voz que le habla. Para Juana, su hija, diseña un final alternativo al histórico, tan febril como feliz. Y todos, sin excepción, se rinden a las pasiones, porque Almodóvar sabe que esa es la gracia del ser humano. 

La Mancha, el Madrid libérrimo y los salesianos: vértices narrativos

Estas 12 historias transcurren entre los vértices de un triángulo quizá equilátero, pues todos sus lados influyen en su obra desde su primera película, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, aquella producción tosca que, en cambio, reveló tintes de una personalidad única. De ese triángulo marcado habla así el cineasta: «Ahora puedo decir que esos fueron los tres lugares donde me formé: los patios manchegos donde las mujeres hacían encaje de bolillos, cantaban y criticaban a todo el pueblo; la explosión y libérrima noche madrileña del 77 al 90, y la tenebrosa educación religiosa que recibí de los salesianos en los primeros sesenta. Todo ello se halla concentrado en este volumen, junto con algunas cosas más: el Deseo no sólo como productor de mis películas, sino como locura, epifanía y ley a la que hay que someterse como si fuéramos protagonistas de la letra de un bolero».

‘El último sueño’, el libro más personal de Pedro Almodóvar. | Penguin Libros, YouTube

Que si escribe bien Almodóvar es algo que muchos se preguntarán, con recelo o curiosidad genuina, ante la publicación de este libro. Y, aunque el párrafo anterior desde luego sirve de botón, es justo añadir que sí, que tiene destellos verdaderamente elegantes. Y un vocabulario preciso que va en su auxilio, incluso cuando más piruetea con las tramas. Él revela al comienzo de estas páginas que se sabía «escritor desde niño» y que siempre escribió. Y añade: «Si algo tenía claro era mi vocación literaria, y si de algo no estoy seguro es de mis logros». Quizá por ello haya tardado tanto en publicar este compendio de historias, aunque la mayor parte de ellas fueran escritas hace décadas y hayan estado durmiendo también un sueño largo, hasta que su secretaria Lola le instó a despertarlas, reavivarlas, reescribirlas para la ocasión. 

Pedro Almodóvar. | Nico Bustos

Al llevar tanto tiempo en letargo, le sucede incluso que una de estas narraciones ya nos suena de largo, pero Almodóvar promete que su Vida y muerte de Miguel, a pesar de los parecidos innegables con la premisa de Benjamin Button, fue escrita con anterioridad. «La historia en sí es convencional y se corresponde con mi trayectoria vital, tan escasa, de entonces. Lo importante era la idea. Leído hoy, descubro que la historia habla principalmente de la memoria y de la impotencia ante el paso del tiempo». 

La metanarración y los relatos dentro de los relatos, a modo de círculo concéntrico narrativo, es también un recurso estrella que el creador aplica a su cine y que no deja de estar presente en El último sueño. Pedro no se ha estrenado en literatura hoy, pues publicó la novela corta Fuego en las entrañas (1981) y «las crónicas protagonizadas por la heroína de los lavabos», Patty Diphusa, en 1991. Sin embargo, tras visitar sus cuentos, una tiene la sensación de que se siente en esta ocasión como el aspirante a escritor, excitado y temeroso, sabedor de que ha soltado mucha verdad por esa pluma (sin colocársela a otras bocas, como acostumbra), y no quiere que caiga en saco roto. 

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