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Teatro

'Lady Macbeth de Mtsensk' en el Liceu: una puesta en escena radical por su 25 aniversario

El Liceu celebra el 25º aniversario de su reapertura con la puesta en escena del oscuro relato de Dmitri Shostakovich

‘Lady Macbeth de Mtsensk’ en el Liceu: una puesta en escena radical por su 25 aniversario

Escena de 'Lady Macbeth de Mtsensk' | Sergi Panizo cortesía del Gran Teatre del Liceu de Barcelona

En enero de 1994, las chispas del soplete de unos operarios que trabajaban en las mejoras de los sistemas de protección del Gran Teatre del Liceu de Barcelona provocó un devastador incendio que redujo a cenizas el edificio, uno de los teatros de ópera más importantes de Europa.

La reconstrucción del emblemático espacio, un proceso que duró hasta 1999, combinó restauración, recreación y tecnología avanzada, devolviendo al Liceu su posición de vanguardia artística. Desde su reapertura, el Liceu ha apoyado propuestas inusuales, como su icónica función para 2.292 plantas durante la pandemia, que fueron donadas luego a los trabajadores de la salud. Es en este contexto que el Liceu decidió celebrar el 25 aniversario del renacimiento de ese foc nou, con una producción radical, alejándose de las opciones seguras de una gran gala o un clásico popular. En su lugar, se apostó por Lady Macbeth de Mtsensk de Dmitri Shostakóvich, una de las óperas más controvertidas del siglo XX.

Estrenada en 1934, fue rápidamente condenada por el diario Pravda, órgano del régimen estalinista, que la tachó de ‘vulgar y caótica’. Shostakóvich, ese influenciado por Prokófiev, se vio obligado a silenciarla por décadas, hasta que en 1962 la revisó, suavizando algunos de sus elementos más provocativos para permitir su interpretación en la Unión Soviética. Sin embargo, tras la muerte de Shostakóvich en 1975, la versión original, ha resurgido de la censura teniendo más fuerza en los escenarios internacionales.

La producción que ha llevado al Liceu a los focos mundiales está dirigida por Àlex Ollé, hombre clave del teatro contemporáneo y miembro de la innovadora compañía La Fura dels Baus. Su versión de Lady Macbeth de Mtsensk, además ha sido acompañada por el diseño de escenario de Alfons Flores, quien ha creado gigantescos paneles verticales de metal oxidado, que se mueven de manera opresiva para dar la impresión de claustrofobia tanto a los personajes como al espectador . Esta escenografía brutal, que recuerda a las esculturas de Richard Serra, acompaña perfectamente el tono corrupto y visceral de la obra.

Sara Jakubiak y Pavel Ćernoch protagonistas de Lady Macbeth de Mtsensk | Imagen de Sergi Panizo cortesía del Gran Teatre del Liceu de Barcelona

Un detalle escénico que refuerza el ambiente de opresión es el uso del agua en el suelo del escenario. Toda la acción transcurre sobre un espejo de agua que refleja sombras y, las ondas que se generan en el agua al moverse los actores, sugieren que los protagonistas están atrapados bajo la superficie, en un entorno ahogado por la violencia y el deseo reprimido.

El agua y el sueño son recurrentes, lo que nos simboliza un cuadro lleno de emociones que se desatan con una fuerza implacable. En el centro de la trama, la Katerina Izmáilova de Ollé es una mujer oprimida y explotada por un patriarcado aplastante. La actuación de la soprano Sara Jakubiak da vida a una Katerina visceral que, tanto vocal como interpretativamente, crea una mezcla explosiva de represión, ira y una pasión desbordante.

El tenor Pavel Ćernoch, como Serguéi, el amante de Katerina, encarna con fuerza a la figura que libera sus deseos, en una relación en la que el director apenas deja nada a la imaginación. A diferencia de esta intensidad, los personajes masculinos secundarios, como el suegro de Katerina, Boris, interpretado genialmente por Alexei Botnarciuc, a quien la protagonista envenena con setas o, su esposo Zinovi, interpretado por Ilya Selivanov, son retratados como bufones patéticos, degradados a roles cómicos en una clara crítica a la farsa de la autoridad masculina.

Imagen de Sergi Panizo cortesía del Gran Teatre del Liceu de Barcelona

Por su parte, el coro del Liceu se luce en los momentos más tensos y violentos de esta ópera, mientras que la orquesta, bajo la firme dirección de Josep Pons, amplifica las explosiones emocionales y físicas que estallan en el escenario. Los interludios musicales, directos y chocantes, añaden dinamismo a las escenas de sexo y violencia, que se presentan de manera cruda y sin concesiones. No es de extrañar que una violación grupal se vea escenificada en esta ópera con las mejores intenciones artísticas para contener el daño de la violencia expresada.

El acto final de esta Lady Macbeth de Mtsensk está ejemplificado con camas flotando en el aire -ese espacio de pecado, muerte y deseo- en conjunto con los amantes exiliados quienes caminan en una senda de corrupción y deslealtad hacia su trágico destino. Quizás, esta nueva interpretación no deja ambigüedad al espectador como en la obra original, ya que la muerte de su protagonista es clara: un personaje destrozado por el trauma, que al parecer debe seguir la misma senda de otras protagonistas mujeres en lo literario, signándolas como pecadoras que deben llevar una carga donde la consecuencia es pagar con la vida.

Lady Macbeth de Mtsensk estará en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona hasta el domingo 7 de octubre.

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