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Real Madrid: a 'meterle un puro' al City

La instantánea de Ancelotti fumando un puro emana seguridad en sí mismo. Parece querer decirle al madridismo: «No estéis preocupados, yo no lo estoy»

Real Madrid: a ‘meterle un puro’ al City

Perfil de Instagram de Vinicius Jr.

Sábado por la noche. Plaza de la Cibeles. 150.000 madridistas con las bufandas al viento entonan cánticos y aguardan expectantes. Carlo Ancelotti toma el micro, emite una suerte de melodías futboleras con la voz rota, sigue emocionado, pero aún le quedan fuerzas en las cuerdas vocales. Toma aire y lo grita a pleno pulmón: «¡Hala Madrid, a por el miércoles!». La ovación es atronadora y dice mucho de la idiosincrasia merengue. Observen el contexto. No habían pasado ni tres horas de la consecución del título liguero y todos los allí presentes, con el técnico italiano a la cabeza, ya estaban pensando en el próximo reto, en la Champions y en el City.

Carlo siempre lo tuvo claro: «Si hay que celebrar, celebraremos». Me consta que el de Reggiolo fue consultado y transmitió de manera interna al club, staff y jugadores que no había mejor manera de encarar el partido clave de semifinales que llegando con el ánimo por las nubes después de festejar con los suyos en una atmósfera de remontada. Y es que durante la semana se había creado un encendido debate entre medios y aficionados que esgrimía una posible relajación vikinga de cara al transcendental encuentro frente a los de Guardiola. Este miércoles comprobaremos si los mass media se pasaron de agoreros o Ancelotti lleva la razón una vez más.

Entre la emoción y la ‘vendetta’

Nunca había visto así a Carletto. Ni siquiera cuando levantó la ansiada Décima Copa de Europa. Ojos empañados, llorosos, palabras entrecortadas y declaraciones que tocan el corazón: «Todavía no me creo que sea el entrenador del Real Madrid», aseguraba conmovido ante las cámaras. Y no mentía. La llamada que recibió en verano del director general de la casa blanca, José Ángel Sánchez, le pilló tan de sorpresa como al resto de madridistas e incluso comunicadores. Los tiempos de dirigir grandes conjuntos empezaban a quedar lejos en su recuerdo. Venía de entrenar al Nápoles y en el momento del telefonazo era el director técnico del Everton. «Quiero agradecer al club y a Florentino por traerme, no lo esperaba», insistía.

Carlo Ancelotti | Zuma Press

Con los sentimientos a flor de piel se dice lo que se piensa y, al igual que del amor al odio hay un paso, de la emoción a la vendetta hay otro igual de próximo. Ancelotti está en frente de mí. Ha pasado casi una hora desde que fue manteado por sus jugadores y vitoreado por el estadio. Tomo la alcachofa y le pregunto por la prontitud con la que se ha ganado el campeonato y, entonces, Carlo se toma la justicia por su mano: «Tiene mucho mérito porque a pesar de la falta de rotaciones hemos llegado bien al final de temporada». ¡Boom! Ancelotti tenía esas críticas clavadas como una daga. Se le acusó de «reventar al equipo», de «poner siempre a los mismos» y de que «se iban a quedar sin gasolina». Nada de eso ha sucedido y era el momento de reivindicarlo.

«Meterle un puro» al City

La foto no puede ser más viral. La han visto seguro. Ancelotti con gafas de sol y en actitud desafiante se fuma un puro sobre el autobús descapotable del Madrid rodeado de Vinicius, Militao, Alaba y Rodrygo. La instantánea emana calma, tranquilidad y seguridad en sí mismo ante lo que viene por delante. Su comunicación no verbal parece querer decirle al madridismo: «No estéis preocupados, yo no lo estoy». Cuando minutos después agarró el micrófono y gritó aquello de «a por el miércoles» todos los presentes en Cibeles tuvimos misma sensación: «Le vamos a meter un puro al City».

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