Real Madrid - Liverpool, duelo de agraviados
En el Bernabéu crece la sensación de trato de favor al Barça en España y a la Premier League en Europa; los «reds» se quejan del abuso financiero del Manchester City
El Real Madrid continúa mañana camino en su competición favorita, la más importante del fútbol actual: la Champions League. Se enfrenta en octavos al Liverpool, al que ya batió en la final de la pasada edición. Ambos clubes llegan, sin embargo, lejos del liderato de sus competiciones nacionales, y comparten una creciente sensación de agravio comparativo respecto a sus rivales.
Aunque antes de entrar en el detalle de tales agravios, con sus evidentes diferencias, quizá convenga mencionar antes otro en el que sí pueden ir de la mano, señalando al mismo culpable. La citada final de la Champions del año pasado se vio enturbiada por unos feos incidentes entre aficionados en los aledaños del parisino Stade de France, y la Uefa, sospechosa habitual en los últimos tiempos, acaba de reconocerse como «principal responsable».
Se han tomado su tiempo, eso sí. Y no asume toda la culpa. El informe que pone de relieve sus errores organizativos, critica a las autoridades francesas por las afirmaciones «erróneamente infladas y exageradas» de que los aficionados sin entradas intentaron entrar en el estadio, afirmando que esto fue un intento de «desviar la responsabilidad de los fallos de planificación y operativos». ¿Exageraciones? Bueno, hay imágenes que parecen indicar lo contrario.
En cualquier caso, se trata de un detalle. Uno más, eso sí. Las gotas se van acumulando en el vaso de los clubes que le dan de beber (abundantemente) a la Uefa. El proyecto de Superliga pende sobre tal abastecimiento como una espada de Damocles. Ramón Fuentes analizó en detalle el interesante curso judicial del asunto, con una sentencia de la Audiencia de Madrid condenando con todas las letras la «posición de dominio» y abuso de la UEFA y la FIFA.
El abuso se vuelve, además, especialmente ulcerante para el Real Madrid, cuando se hace cada vez más evidente la existencia de una Superliga de hecho… con la vista gorda de Uefa y Fifa. Veamos. El Real Madrid es el único equipo que le queda a la liga española a estas alturas de la Champions; la Premier League británica, en cambio, ha metido en esta ronda a todos sus representantes: Chelsea, Tottenham y Manchester City, además del Liverpool.
Jorge Arias repasó los datos de la última ventana de fichajes, la del mercado de invierno que se acaba de cerrar. La Premier League inglesa ha superado la cifra de los 800 millones de euros, pero el dato más sangrante llega tras bucear un poco más en los libros de contabilidad: la Premier arroja pérdidas casi 725 millones de euros. Y no pasa nada. Javier Tebas, presidente de LaLiga, terminó saltando en su cuenta de Twitter: «Es una competición basada en pérdidas millonarias de los clubes, la mayoría están dopados económicamente».
El agravio es evidente. Aunque, ahondando un poco más aún, vemos que también dentro de la Premier hay algunos más iguales que otros. El Manchester City lleva tiempo manejando una contabilidad que haría sonrojar al ingeniero financiero más… creativo. La Uefa hizo el amago de expulsarlo de sus competiciones en 2020, pero el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD) revocó la decisión. ¡Jamás lo hubieran imaginado! No en vano, el TAD es un organismo independiente. Se lo inventó el Comité Olímpico Internacional (organización que no se parece en nada a la Uefa) y tiene su sede en Lausana (Suiza), a más de 40 kilómetros de la de la Uefa en Nyon.
Tres años después, ha tenido que ser la propia Premier League la que lance una investigación por vulneración de las normas financieras. Aquí se agavillan detalles jugosos. En las páginas del belicoso tabloide The Sun se puede apreciar el alcance social del asunto: «Los clubes de la Premier League exigen sangre», aseguraba muy gráficamente su redactor Martin Lipton hace un par de semanas. Después matizaba, más específico, que pedían «un castigo rápido antes del final de la temporada».
Entre los que claman justicia está el Liverpool. A sus aficionados, por ejemplo, les faltó tiempo para pedir en las redes sociales que se les adjudique las ligas que les birló el City. De hecho, los reds llevan unos años complicados en la Premier. Ahora mismo van octavos, a nueve puntos del líder, el Arsenal, y a siete del segundo… el City.
A finales del año pasado saltó la noticia de que Fenway Sports Group, los dueños estadounidenses del Liverpool, lo habían puesto a la venta. En realidad, se supo después, estaban sobrexcitados por el dineral que pagó otro estadounidense, Todd Boehly, de Clearlake Capital, por el Chelsea. Después de sondear el mercado, en Fenway se dieron cuenta que lo del Chelsea había sido un caso muy especial, y ayer mismo su director ejecutivo, Sam Kennedy, explicaba que le estrategia consiste ahora en buscar inversiones externas para recapitalizar el negocio. A tal efecto han contratado a gente como Goldman Sachs y JP Morgan. Porque, entre otras cosas, ellos no tienen la chequera sin fondo del jeque Mansour bin Zayed Al Nahyan, miembro de la Familia Real de Abu Dhabi y ministro de Asuntos Presidenciales de los Emiratos Árabes Unidos, entre otras cosas. El City sí.
Así de agraviados llegan los reds al partido de mañana contra el Real Madrid. Los blancos, por su parte, pueden esgrimir el agravio genérico ya comentado que supone toda la Premier League, pero también tiene que soportar otro en la competición doméstica, en la que ahora mismo hace lo que puede por cogerle el rebufo a un poderoso Barça… que se suponía que estaba arruinado. Cuando el club catalán decidió aumentar su límite salarial hasta 656 millones, LaLiga consideró que iba a ser «difícil» mantenerlo.
Pero ahí está la plantilla del Barça. El mayúsculo escándalo del caso Negreira, del que no cesan de manar suculentas derivadas, ya incluso en el terreno político no debe opacar el verdadero núcleo del asunto en juego. Que es financiero. Mucho dinero. Y poca claridad.