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¿Qué pasa con la Superliga?

Una sentencia de la Audiencia de Madrid condena la posición de dominio y abuso de la UEFA y la FIFA respecto a este nuevo formato de competición

¿Qué pasa con la Superliga?

El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez. | Europa Press

¿Qué va a pasar con la Superliga? El proyecto de competición es abanderado por el Real Madrid y en España cuenta además con el respaldo del Fútbol Club Barcelona. Más de un año después de su nacimiento, y pese a la desbandada inicial de los 13 clubes, no se puede decir abiertamente que esta megacompetición que pretende reunir a los mejores clubes de Europa esté muerta. Su futuro está en manos de la justicia, en los despachos, más allá del simple terreno de juego y con dos partes bien diferenciadas: por un lado, el Real Madrid liderándola de la mano, como decimos, del club azulgrana; y por otro, la UEFA y la FIFA junto a las grandes ligas nacionales, como la española, o clubes como el propio PSG. Consideran que esta nueva competición rompe con el ecosistema actual y es una seria amenaza para las ligas nacionales.

Aventurar ahora qué puede pasar en el futuro es una auténtica quimera, más aún cuando la justicia ordinaria, donde está ahora mismo derivado el conflicto, ha dado dos versiones distintas.

La última ha sido conocida este mismo martes y el dictamen corresponde a la Sala de la Audiencia Provincial de Madrid en favor de los intereses de la Superliga y en contra de la UEFA y FIFA. Insta a reactivar todas las medidas cautelares que impiden cualquier medida por parte de estos organismos que «prohíba, restrinja, límite o condicione de cualquier modo» la puesta en marcha de esta competición. 

Son 28 folios de la resolución de los magistrados -Gregorio Plaza González, Enrique García García y Rafael Fuentes- a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE y en la que atacan duramente tanto a la FIFA como a la UEFA. Primero hablan de una «conducta particularmente grave porque de quien procede la obstaculización es de entidades que, aparentemente, han venido ostentando hasta ahora el monopolio en ese mercado y que se prevalen de su posición de dominio para maniatar una iniciativa proveniente del que pretende convertirse en su competidor».

Denuncia además que el «monopolio se está ejerciendo desde entidades privadas que se atribuyen el poder de decisión sobre quién deba poder operar en el mercado de la organización de competiciones internacionales de fútbol profesional en Europa»,  no dejando compartir siquiera una porción del mismo con quien aspira a ser un competidor. Según esta resolución, el freno o veto se ha ejercido desde el momento del anuncio, sin dejar opción a poder desarrollar un formato de competición que, según lo expuesto por sus creadores, pretende mantener el estatus actual, pues se jugaría entre semana, participando los fines de semana en sus ligas nacionales.

Es decir, renuncian a la opción de participar en la actual competición de la Liga de Campeones que organiza la UEFA en favor de este nuevo formato. Una decisión que, como recoge la propia resolución, «debería ser libre y no impuesta conforme a criterios de un gestor que podría incurrir en arbitrariedad desde la posición de conflicto de interés que se le suscita al monopolista que da signos de que aspira a mantener su privilegiado estatus. La agresión a la libre competencia se produce desde el momento en que desde la posición de dominio se está tratando de influir de manera determinante, mediante la amenaza de adopción de medidas sancionatorias en su contra, sobre los sujetos que prestan los servicios en el mercado relevante (clubes y futbolistas) para que desistan de ofrecerlos al competidor».

Derecho a buscar financiación

La resolución también pone en entredicho el argumento esgrimido acerca de que esta nueva competición merma las posibilidades actuales en la búsqueda de recursos de financiación: «Aunque la creación de la nueva competición puede incidir en el flujo de los recursos que se generan en la organización del fútbol profesional en Europa, que hasta ahora solo tenían un único gestor, ello no debe poder impedir que otro interviniente en el mercado aspire a concurrir con él, sin que esa clase de situación pueda quedar al margen de las leyes del mercado porque el monopolista desee conservar la antigua estructura y se resista a enfrentarse a los cambios que trae consigo el progreso social y económico, con el que pueden venir otras nuevas corrientes de riqueza que incidan en la sociedad». 

Todo esto lleva a considerar la actitud de FIFA y UEFA de «anticompetitiva, como si fueran las únicas depositarias de determinados valores europeos, sobre todo si ello ha de servirles como excusa para sustentar un monopolio desde el que poder excluir u obstaculizar la iniciativa del que aspira a ser su competidor, porque ello les descoloque su estructura y modelo de negocio». Llega a tildarla de posición de dominio injustificable. 

Resolución del Tribunal de la UE

A juzgar por esta resolución, todo haría pensar que la Superliga se pondría en marcha sin problemas. Pero no es tan sencillo como parece, y es lo que explica que tanto la UEFA como la propia Liga se acojan a la resolución que está todavía pendiente de dar a conocer el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea en los próximos meses. Lo que sí existe en este escenario es el dictamen elaborado y hecho público en diciembre pasado por el abogado general del Tribunal de Justicia Europea, Athanasios Rantos. Un dictamen que no es vinculante, pero que históricamente ha sido un anticipo de la sentencia definitiva.

Y aquí, a diferencia de lo dictado por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, no considera que la UEFA y la FIFA hayan abusado de su poder en el veto a los clubes que quieren participar en esta competición. El abogado argumenta que, si bien la Superliga tiene libertad de poder crear su propia competición, «no puede participar de forma paralela en las competiciones de fútbol oficiales organizadas por la FIFA y la UEFA sin autorización previa de esos organismos». Además apunta que las normas de la Unión Europea en materia de competencia no prohíben a UEFA, FIFA, federaciones o ligas nacionales «amenazar con sanciones a los clubes afiliados a estas federaciones en caso que estos participen en un proyecto  de creación de una nueva competición». Si bien se trata de un dictamen, su pronunciamiento fue recibido como una gran noticia por parte la propia UEFA y las ligas nacionales, empezando por la española.

A falta de saber la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea, la pregunta es: ¿y quien tiene la razón? ¿La nueva competición o los organismos internacionales del fútbol mundial? ¿Es una amenaza real esta Superliga para las ligas nacionales o es posible su coexistencia? Aventurarse ahora a dar un desenlace es como lanzar una moneda al aire. Lo que es seguro es que queda todavía mucho partido por jugar.

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