Djokovic gana su tercer Roland Garros y supera a Nadal como el tenista con más Grand Slams
En Grand Slams, el balcánico ya solo tiene rivales en el circuito femenino, con Serena Williams (23 grandes) y Margaret Court (24)
El eterno debate sobre quién es el mejor tenista de la historia seguirá vivo después de este 11 de junio de 2023. Los defensores de Roger Federer podrán seguir hablando de su elegancia, de su eléctrico y agresivo juego, de cómo el suizo cambió este deporte para siempre. Los apologetas de Rafa Nadal continuarán reivindicando al mejor jugador de todos los tiempos sobre tierra batida, con la surrealista marca de 14 títulos en la arena de París. No obstante, aquellos que proponen a Novak Djokovic como el mejor tenista de la historia tendrán desde este domingo un argumento de mucho peso en las discusiones.
En efecto, el serbio cumplió con el guion esperado y se coronó campeón de esta edición de Roland Garros, el tercero de su palmarés. Pero, por encima de todo, superó a Nadal en la carrera hacia la historia por convertirse en el jugador con más torneos de Grand Slam en su vitrina. Los números asustan: 23 para el de Belgrado, 22 para el balear. Es cierto que Rafa no ha dicho su última palabra y que no sería la primera vez que hace enmudecer a quienes le daban por muerto. Por qué no soñar con una vuelta del mallorquín. Y, sin embargo, el anuncio de que la próxima será su última temporada en el circuito, unido a su enésimo calvario de lesiones, parece alejar la posibilidad de que Nadal conquiste alguna vez otro grande.
Pero volvamos a Nole. En lo que a Grand Slams se refiere, el balcánico ya solo tiene rivales en el circuito femenino. Este domingo, Djokovic ha alcanzado a la legendaria Serena Williams, también con 23 grandes, y por encima de él solo aguanta la australiana Margaret Court (24), de quien muchos no quieren acordarse por sus controvertidas opiniones políticas.
Demasiado Nole para Ruud
La final fue casi plácida para un Djokovic que, perro viejo, ha estado decenas de veces en situaciones de máxima exigencia y bajo la atenta mirada de la diosa Historia. Enfrente, Casper Ruud, un tenista que cada vez compite mejor (nada que ver con la final del año pasado ante Nadal) y al que le esperan sin duda muchas alegrías. Pero, con Rafa fuera del mapa y Alcaraz abatido, Novak simplemente fue demasiado para el noruego.
El primer set, a pesar de todo, empezó de cara para Ruud, que consiguió romper el servicio del serbio. Casi parecía que Nole dejaba un resquicio de esperanza a los que le quieren mal. Pero el de Belgrado, traicionero como pocos, consiguió devolver la rotura y llevar la manga al tie-break. En el desempate, Djokovic hizo valer su experiencia y su servicio para llevarse el tanteo, y con él el primer parcial, con gran contundencia (7-1).
El segundo set no pudo empezar mejor para Djokovic, que se aprovechó de las dudas del noruego para romperle el servicio a las primeras de cambio. A partir de ahí, puso la directa. Implacable con el revés y suelto con la derecha, el ya tres veces campeón en París aceleró y se llevó el segundo parcial por un 6-3 que pudo ser más abultado. En el descanso tras la segunda manga, la realización captaba el rostro desencajado de un Ruud que parecía pensar en que, jugando bien, ya estaba dos sets abajo en el marcador.
Al inicio de la tercera manga todo permaneció igual. Porque el serbio es como uno de esos ciclistas superdotados, que imponen un ritmo infernal en el pelotón sin apenas sudar ni mostrando un solo mal gesto. Djokovic transitaba por la Chatrier con la tranquilidad de las leyendas y el aplomo de los campeones, caminando con parsimonia hacia la victoria inevitable. Todo ello a pesar de que Ruud trató de rebelarse, de interrumpir la cita de Nole con la historia. Pero el de Belgrado acabó imponiendo su ley y cuando el set moría y parecía que se iba de nuevo al tie-break, Djokovic torció el brazo de Ruud y cerró el partido, el campeonato y aseguró su lugar en los anales de la eternidad.