El Real Madrid engalana a la Cibeles con el compromiso de volver a verla pronto
Esta es la crónica de mi día en la fuente más famosa de España junto a los jugadores del club blanco
Carlo Ancelotti vuelve a hacerse la foto con el puro. | X (antes Twitter)
Como la alegría vive instalada (como mínimo) hasta el 1 de junio en Concha Espina, el Real Madrid ha decidido aprovechar el momento y celebrar como es debido, con su afición. Una suerte de «que me quiten lo bailado» en lo que llega la final de la Champions de Wembley con varios protagonistas que destacaron por encima del resto: Florentino y Ancelotti pulverizando récords, Bellingham debutando en Cibeles, Nacho vistiendo por primera y quien sabe si última vez a la diosa y Camavinga y Rüdiguer dejándonos los momentos más divertidos de la fiesta.
Esta es la crónica de mi día en la fuente más famosa de España junto a los jugadores del Real Madrid.
Almeida evitó enfundarse la merengue
Los fastos, como es habitual, comenzaron de buena mañana en una abarrotada Puerta del Sol con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ejerciendo como anfitriona. Y en el besamanos de rigor experimentamos la primera anécdota protocolaria cuando un despistado Joselu olvidó saludar a la popular lideresa. Suerte que por ahí cerca andaba Florentino para solventar el descuido. Ayuso, ni corta ni perezosa, se calzó la camiseta merengue ante la satisfacción de los allí presentes.
De inmediato, viaje al Ayuntamiento donde esperaba Martínez Almeida. El alcalde de Madrid, colchonero de corazón, fue animado por Nacho, la plantilla e incluso FP para que se enfundara la elástica blanca al cántico de «¡Qué se la ponga, que se la ponga!», pero fue inútil. Almeida es consciente de lo beneficiosa que es la marca Real Madrid para la ciudad que gobierna, pero no es un kamikaze. Posado con la franela, bromita sobre Mbappé y listo.
Para finiquitar lo meramente institucional Florentino tomó la palabra y tras destacar los valores solidarios del equipo por «saber reponerse a tres lesiones de larga duración» aseguró que «iban a dejarse la vida por traer la 15». Nadie lo dudaba, pero reconforta escucharlo de boca del máximo mandatario blanco.
Ahora ya podía comenzar el ‘cachondeo’.
Ancelotti desatado
El autobús descapotable nos regaló algunos de los mejores momentos de la fiesta liguera personalizados en Carlo Ancelotti. El técnico italiano había prometido que iba a reeditar su famosa imagen con el puro en 2022 cuando tocase festejar y así fue. Remera blanca, gafas de sol y habano en la boca mientras le rodeaba su guarda pretoriana: Vini, Militao, Alaba, Rodrygo y… ¡Camavinga! El francés fue el único elemento novedoso en comparación a la instantánea de hace dos años y no es de extrañar. Está claro que es el ojito derecho de Carletto. Así se demostró cuando, ya en Cibeles, Ancelotti tomo el micro y, después de cantar el himno de La Décima, aseguró «tener un sueño». Ese deseo no era otro que «bailar con Camavinga». La danza es para verla. La empezaron los dos y se acabó uniendo todo el plantel en modo conga. Unas risas.
Otros que despertaron las carcajadas entre el personal fueron Rüdiger y, de nuevo Camavinga. El galo pisó una generosa deposición de caballo ante las burlas de sus compañeros mientras que el alemán se dirigió al madridismo al grito de «ya está aquí el loco». Pero para locura la que se estaba experimentando en Cibeles ante el inminente encuentro con la deidad que guía los pasos del Real Madrid.
«Nacho, quédate»
Y el encargado de ponerla guapa fue el capitán Nacho Fernández Iglesias, que se aproximó a ella subido a la grúa, la colocó la bufanda en la cabeza y la engalanó con una bonita bandera del Madrid mientras parecía susurrarle algo al oído. ¿Le estaría hablando de su futuro? Es más que probable porque allí no se comentaba otra cosa. Comenzando por un Vinicius que se hizo con el micrófono y arrancó un multitudinario «Nacho quédate».
Nacho, ruborizado, sólo acertó a decir » que jamás se arrepentirá de haber renovado la temporada pasada» y que «lo agradecía» pero que «ahora tocaba Wembley». Para ilustrar su ejemplar capitanía, el de Alcalá de Henares animó a los otros ‘capitanes’ Carvajal, Modric y Kroos a subir con él a la Cibeles para compartir el mérito. Ahora a Nacho se le abren varias vías para continuar su carrera. Cuenta con la opción de Arabia, la del Milán y la que más le gusta a él y a su familia: acabar su carrera en la MLS de los Estados Unidos.
Otro al que rogaron su continuidad fue a Luka Modric, el cual respondió con un enigmático «ya veremos».
«Vini es el mejor del mundo»
Algunos debates maliciosos a principio de temporada apuntaban a que Vinicius y Bellingham no encajarían por un tema de egos en el vestuario. Pues bien, no sólo hemos experimentado una conexión sensacional sobre el terreno de juego, sino que a nivel personal la lucha de vanidades ha sido inexistente. El mejor ejemplo de lo que explico son las declaraciones de Jude Bellingham abrazado al brasileño sobre el bus descapotado del Real Madrid: «Vinicius es el mejor del mundo». El británico, que estaba tan feliz como un niño con zapatos nuevos en su debut en Cibeles, lo aseveró en un perfecto castellano, ante las cámaras de RMTV.
La hora de comer se acercaba y con ello la fiesta daba sus últimos coletazos. Entre la marea blanca de aficionados allí congregados me tomé un rato para analizar los nombres que más se repetían en las espaldas del madridismo. ¿Lo han adivinado? Bellingham y Vinicius se llevaban la palma, pero Toni Kroos no le iban a la zaga.
Y es que el alemán sabe de qué va esto. «Estoy seguro de que en tres semanas nos vemos otra vez aquí», le espetó al madridismo a modo de compromiso.
Dios te oiga, Toni. Dios te oiga.
