“Algo bueno de la música es que cuando te golpea, no sientes dolor”, escribió Bob Marley en unas de sus canciones. “Así que golpéame con música”. La música es el lenguaje del que está hecho el mundo. Como todos los grandes hombres, Bob, o Robbie, como tantos le conocieron, fue un tipo de obsesiones. Siempre que iban a buscarlo a casa, el joven Marley andaba con una guitarra cerca y un canuto (o kaya) prendido entre los labios. Marley maravillaba con su voz negra y arrancada, con su espíritu bohemio y emocional y ese carisma que despertó fascinación dentro y fuera de Jamaica. Su carácter ambicioso y tosco por momentos acompañó un talento que con el tiempo le encumbró como el rey de un género, el reggae, que ahora tiene su rostro.