La fibra de Telefónica: la siguiente batalla entre los fondos y los operadores industriales
La operadora quiere dar entrada a un socio minoritario en esta nueva compañía y con un porcentaje nunca superior al 20% del capital
La guerra entre los fondos de inversión y las operadoras industriales por controlar el sector de las telecomunicaciones en España tendrá en los próximos meses una nueva batalla tras la escisión de la fibra óptica de Telefónica en una nueva compañía. En medio de las negociaciones a tres bandas entre Orange, Vodafone y MásMóvil para explorar fusiones, la red de internet de la operadora española se antoja como un activo clave para asegurar la digitalización en nuestro país.
Telefónica tiene la intención de dar entrada a un socio minoritario en esta nueva compañía y con un porcentaje nunca superior al 20% del capital. La valoración que hacen los analistas de estos activos es de unos 15.000 millones de euros, por lo que la entrada de un inversor reportaría al menos unos 3.000 millones de ingresos.
Un activo en el que tendrían gran interés los fondos de inversión que han comprado redes de fibra de manera ingente en los últimos meses. En esta línea se ha señalado inversores como KKR, Brookfield, Ardian, Allianz, con el que Telefónica ya tiene una joint venture en Alemania para desplegar fibra, e incluso el fondo canadiense CDPQ con el que ha colaborado en Brasil.
Telefónica y las fusiones
Sin embargo, Telefónica prefiere un socio industrial para su red de fibra en España, según las informaciones confirmadas por THE OBJECTIVE. Es verdad que ha convertido a los fondos en socios preferentes en otras latitudes y que con KKR comparte sociedades en Colombia y Chile para desarrollar estas infraestructuras, pero en su principal mercado prefiere frenar la arremetida a este tipo de inversores.
Una estrategia que debe entenderse en el marco de las fusiones que se están negociando en España. Este diario ya publicó que KKR (dueño de MásMóvil) busca una dimensión continental con la compra de los activos de Vodafone en España y que junto a otras adquisiciones de pequeñas operadoras de fibra en nuestro país, quiere dar el salto a nivel paneuropeo para competir con las grandes compañías del sector como la propia Telefónica, Orange o Deutsche Telekom.
En este contexto, este diario también ha informado que Orange ha movido ficha para comprar MásMóvil y frenar la arremetida del fondo KKR. Una estrategia que ha recibido la bendición del Gobierno español, que prefiere que las infraestructuras digitales estén en manos de operadores industriales como Orange, Telefónica o Vodafone, quienes mejor pueden llevar a cabo los futuros desarrollos de redes de fibra óptica y, en especial, de los despliegues de 5G.
Telefónica recupera Telxius
Por contra, en el caso de KKR se cree que la eventual compra de los activos de Vodafone en España -lo que les convertiría en el segundo actor del mercado local- sería un paso atrás en este objetivo de desarrollar estas imprescindibles infraestructuras digitales. Es por ello que prefieren una fusión en la que Orange sea la que lidere el proyecto. En el caso de Vodafone, también se les apoyaría siempre que sean ellos los que controlen la sociedad resultante en una eventual fusión con MásMóvil.
En medio de todas estas batallas, Telefónica se alinea con la posición del Gobierno y la de Orange y Vodafone. Prefieren operadores industriales fuertes en vez de fondos de inversión que no despliegan redes y que basan su negocio en alquilar infraestructuras de fibra óptica y 5G.
Es por ello que dar entrada a un fondo a la red de fibra en España sería un paso atrás en esta estrategia. En este sentido, la compañía presidida por José María Álvarez-Pallete anunció el pasado miércoles que junto al brazo inversor de Amancio Ortega, Pontegadea, compraba el 40% de KKR en Telxius, su filial que agrupa sus activos de cable submarino.
Venta de la fibra óptica
En el sector se ha calificado esta operación como defensiva y el primer paso de Telefónica para frenar la arremetida de KKR. Se llegó a especular con que la operadora quería vender sus cables submarinos, aunque finalmente reforzaron posiciones a sabiendas de que KKR quiere seguir comprando activos de infraestructuras. Es así como, junto a Amancio Ortega, desembolsaron más de 200 millones para ‘sacar’ a KKR de esta ecuación.
En el caso de la fibra óptica y en la línea de esta estrategia, en Telefónica se han encargado de enfriar la operación. En la reunión con analistas tras la presentación de los resultados del tercer trimestre del año pasado, el consejero delegado, Ángel Vila, reconoció que hay un fuerte interés en el mercado por este tipo de activos y que cualquier opción tendrá en cuenta esa relevancia estratégica del activo para el grupo, pero no quiso entrar en la posibilidad de una eventual venta. «Tenemos un activo muy valioso que nos da todas las opciones y flexibilidad para evaluar alternativas futuras», señaló.
A mediados de diciembre, el presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, rebajó las expectativas en una entrevista en Actualidad Económica indicando que vender parte de la red de fibra para pagar la deuda de la compañía no crearía ningún valor para sus accionistas porque ya está estabilizada. «No necesito hacer nada con la fibra, pero sé que tengo un valor», señaló.
Socio industrial
Pese a todo, según ha podido confirmar este diario, la compañía ya está realizando los primeros trámites administrativos para separar los activos de fibra óptica con los que cuenta en España, la mayor red de internet ultrarrápida de Europa con 26,5 millones de unidades inmobiliarias. Entre las decisiones que en estos momentos se evalúan está la de incorporar esta filial a Telefónica Infra o dejarla fuera del perímetro de la compañía.
El segundo paso es buscar ese socio industrial. Está claro que con el actual baile de fusiones en todo el continente es difícil que llegue este partner en el mediano plazo, aunque en la operadora no tienen prisa para monetizar y poner en valor estas infraestructuras. Incluso asumen que esta opción es más rentable en el largo plazo, incluso descartando una venta relativamente fácil y rápida a un fondo de inversión.