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Economía

Pese a todo, el turismo nos promete la primavera

Las reservas en España han superado un parón puntual tras el inicio de la guerra en Ucrania y el sector vive un prudente optimismo animado por cifras prometedoras

Pese a todo, el turismo nos promete la primavera

europa press

El invierno llegó. Vaya que si llegó. ‘Juego de tronos’ se pasó varias temporadas anunciándolo… justo antes de acabar en 2019, que ya es ajustar el timing. Y en esas estamos. Pero no desesperemos, la primavera termina llegando. Con el coronavirus aparentemente domesticado (crucemos los dedos), la nieve ucraniana, sucia de sangre, ha venido a darnos un último (esperemos) revolcón. Busquemos, aunque solo sea para variar, un poco de luz. Abril está a la vuelta de la esquina y precisamente en España estamos hiperespecializados en uno de los síntomas más esperanzadores de un nuevo renacer de la vida en general y de economía en particular: el turismo. Este tiene que ser ya (¡por favor!) el año bueno. Y las estadísticas apuntan por ahí. Con reparos, claro.     

Empecemos por apuntalar la teoría del turismo como mascarón de proa de la esperanza. Hablan los registradores, gente seria. En 2021, dicen desde el Colegio de Registradores, la recuperación permitió crear una empresa por cada 463 habitantes, un buen subidón comparado con la cifra del año anterior: una por cada 592. Y lo que nos interesa aquí: más de un tercio de estas nuevas empresas son de los ramos de la construcción y la hostelería. Siguiente dato: las reservas hoteleras realizadas a lo largo de este invierno en nuestro país superan las cifras de 2019 por primera vez desde el inicio de la pandemia, según el World Hotel Index de SiteMinder ; el mes pasado, el volumen de reservas hoteleras en España se encontraba al 107,56% de las registradas en las mismas fechas de hace dos años, superando a otros destinos del sur de Europa, como Italia y Malta, y a los principales mercados del norte, como Reino Unido y Alemania. Y más datos todavía, ahora del Instituto Nacional de Estadística: el año pasado nos visitaron 31,1 millones de turistas extranjeros, un 64,4% más que en el fatítido 2020, y el gasto total de estos no residentes fue de 34.816 millones de euros, un 76% más.

Ahora añadamos unas cuantas percepciones más subjetivas. Sensaciones como las de verse las caras en Fitur, el evento más significativo del sector en nuestro país. La última se celebró hace poco, a finales de enero… pese a que ya se había celebrado otra el pasado mayo. Había ganas. Aunque se siguió manteniendo la costumbre «híbrida», con mucha teleconferencia, la presencialidad se hizo evidente: 110.193 visitantes se pasaron por el Ifema de Madrid, superando todas las previsiones de la organización. Los pasillos bullían de actividad, y no solo de curiosos y soñadores con paraísos tropicales: 81.193 profesionales del sector pulularon por la feria, el doble que en la edición 2021.

Tras la euforia de Fitur hubo un balance más reposado. A principios del mes pasado la Mesa del Turismo de España y el Observatorio Nacional del Turismo Emisor, ObservaTUR, presentaron el estudio ‘El futuro que viene en un presente incierto. El turismo en la nueva realidad: hablan sus protagonistas’. La mayor parte de los componentes de la Mesa se mostraron «razonablemente confiados» y apuntaron el que debe ser el momento clave para la recuperación del sector, «a partir del segundo semestre de este año». Pero los expertos matizaron que para ello es necesario restablecer la plena movilidad, superando la barrera de las restricciones por el coronavirus, cuando no la actitud «drástica» de muchos países. Además, enfatizaron la necesidad de remar todos juntos, reclamando «la existencia de un marco único de control, con directrices comunes y requerimientos estandarizados». Los Fondos Next Generation, dijeron, pueden ser una gran oportunidad para el sector, aunque solicitaron «la participación activa de los distintos ámbitos turísticos antes de definir las políticas o distribuir las ayudas, para que se articulen debidamente y se empleen de manera eficiente, pues expresan su temor a que no lleguen al conjunto de la industria». O sea, y esto lo leo yo entre líneas: que todo el dinero de la UE fluya por donde debe y no se despiste en la soberbia y/o codicia de determinadas intermediarios. Como ejemplo de cosas concretas, el estudio instaba a realizar «una gran campaña de promoción y comunicación, que transmita confianza y refuerce que España es un país confiable y seguro». 

Así entre nosotros, las grandes convulsiones suelen conllevar un nuevo reparto de cartas, con lo que hay que estar preparados para jugarlas bien. Por supuesto que décadas de experiencia propician un recuerdo feliz de nuestro en los turistas, con el consiguiente deseo de volver, pero esos mismos turistas tienen nuevas exigencias en materia de seguridad y salud, amén de unas circunstancias económicas y unos hábitos de compra bastante distintos, más sofisticados. El informe Changing Traveller Report de SiteMinder resulta revelador al respecto.  Su directora para España, Sara Padrosa, explica que han detectado que «los huéspedes que están llegando ahora a los hoteles no son los mismos que hace dos años. Tienen estándares más altos y están acostumbrados al mundo integrado, ágil y flexible del comercio habilitado digitalmente. Para satisfacer sus expectativas, los proveedores de alojamiento podrían beneficiarse del uso de la última tecnología para diseñar e implementar estrategias holísticas de comercio hotelero, lo que les permitiría ofrecer una experiencia de cliente consistente a lo largo del viaje, forjada mediante el uso efectivo de los datos del consumidor para personalizar marketing y productos». Visto en positivo, esto también ofrece «amplias oportunidades para que los hoteleros aumenten los ingresos, las reservas directas, la monetización de los huéspedes, defender la marca frente a terceros y fidelizar clientes». En definitiva, «aquellos que puedan encarnar y superar las expectativas de este nuevo perfil de viajero, más evolucionado, serán los más beneficiados del resurgimiento de los viajes».

Por lo tanto, prudencia y mucho trabajo para estar listos. Y paciencia, porque los resultados pueden tardar en llegar, al menos en toda su intensidad. El informe ‘Hotel Operator Beat de Cushman & Wakefield 2021‘ ha sondeado la opinión de 1.700 hoteles y más de 127.000 habitaciones en España y Portugal sobre el futuro de la operativa de la industria hotelera. Según Bruno Hallé, socio y codirector de Cushman & Wakefield Hospitality en España, la gran conclusión es que «los planes sobre actividad ya miran hacia 2023, y solo en destinos muy concretos se espera que el 2022 se desarrolle como en los años prepandémicos». Madrid es el destino en el que los hoteleros depositan más confianza –un 81% considera que recuperará el ritmo turístico en 2023–, mientras que solo un 37% confían que eso pase en Barcelona. Además, los hoteleros creen que se recuperarán más rápido los destinos vacacionales: hasta un 34% espera que en 2022 ya se obtengan cifras óptimas. En cuanto a los destinos de montaña y de interior, también se benefician de las consecuencias del Covid, en el sentido que la demanda es más favorable a destinos de proximidad y entornos naturales, en los que la sensación de seguridad sanitaria es mayor. De hecho, un 65% de las cadenas piensan que recuperarán las cifras de 2019 entre 2022 y 2023 en los destinos de interior, y un 63% en los de montaña. Las cadenas hoteleras llegan, eso sí, extenuadas, tras aguantar el tirón como han podido. Según el informe, solo el 21% dicen mantener sus planes sin ningún retraso, mientras que un 51% reconoce acumular retrasos de hasta un 30%, y un 16% que más de un 50% de los proyectos se ralentizan. La clave aquí es, claro, el dinero. Aunque las causas de los retrasos o parálisis de proyectos son variadas, la obtención de financiación es la principal razón en un 30% de los casos, a lo que hay que sumar un 15% de problemas de capital. De nuevo los fondos europeos se antojan decisivos. Mucho ojo.

El factor de la Guerra de Ucrania

Todo este panorama, alentador con matices, está condicionado, por supuesto, por Ucrania. En Hosteltur han sondeado las sensaciones del sector en ‘La recuperación del turismo, ¿en vilo por la guerra entre Rusia y Ucrania?‘ Recogen, por ejemplo, la opinión cualificada de José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur), que plantea los dos grandes problemas: la desestabilización de la demanda y el impacto en los ya elevados costes energéticos. El impacto más obvio llega desde los mercados directamente implicados en el conflicto. Antes del Covid llegaban a España 1,3 millones de turistas rusos, que se dejaban unos 1.400 millones de euros de gasto, pero Hosteltur recuerda que ya en 2021 solo viajaron unos 134.000, con 228,1 millones de euros de gasto, con lo que su ausencia en el corto y medio plazo tampoco tendría demasiada relevancia, al menos no para que el sector pueda remontar el vuelo, con la excepción quizá de Cataluña, principal destino de los rusos.

Además, el sector se verá contagiado por los efectos de la guerra en la economía en general. «Es evidente y ya se ha visto reflejado en algunas Bolsas que la guerra va a tener importantes efectos económicos y consecuencias que todavía hoy no se pueden estimar pero que van a lastrar la recuperación económica», comenta a Hosteltur María José Aguiló, vicepresidenta ejecutiva de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca. Los precios de los combustibles afectan lógicamente de lleno al transporte intrínseco a la actividad turística. «Cualquier sobrecoste energético probablemente lo van a tener que asumir las empresas contra sus márgenes porque no es un escenario, incluso aunque se calme, para subir precios, para no desincentivar a la demanda», dice Zoreda.

Habrá que andar con ojo, por supuesto, pero algunos datos parecen indicar que, conforme avanza el conflicto y se normaliza la nueva situación (por horrible que nos parezca, eso es la vida: adaptación), el optimismo resurge. Dingus DataHotel, una plataforma que analiza con big data los datos de reservas y búsquedas hoteleras, constata que, «tras un parón puntual el fin de semana del 26 y 27 de febrero en las ventas para España por el inicio de la invasión rusa a Ucrania, el comportamiento ha seguido creciendo en los términos habituales de marzo». Así lo afirma en su informe más reciente sobre Semana Santa, en el que explica que «la venta de reservas va casi un 47% al alza y la de noches de habitación supera el 50% en comparación a la Semana Santa del pasado 2021». Las cancelaciones, concluyen, «se incrementan menos de un punto y están ahora en 26 de cada cien».

La primavera llega con más precaución que nunca, tentándose la ropa. Pero llega.

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