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Construcción y textil son los sectores que más sufren la lacra de la morosidad

La distribución alimenticia ha sido una de las actividades económicas que menos se ha visto afectada por la crisis económica generada por la pandemia

Construcción y textil son los sectores que más sufren la lacra de la morosidad

En los últimos doce meses, una de cada cinco empresas ha experimentado un incremento de la morosidad, según los datos del último Barómetro sobre morosidad elaborado por CEPYME

Según constata la patronal de la pequeña y mediana empresa, que conforma la mayoría del tejido empresarial español, la desaceleración de la recuperación junto a las secuelas que dejó en las empresas la crisis de la pandemia llevan a un aumento de la morosidad intraempresarial. 

El nivel de deuda comercial con retraso de pago se incrementó un 17,3% en el tercer trimestre de 2021 hasta los 280.000 millones de euros, según este informe. Por tanto, las empresas cada vez la sufren más. La construcción así como el textil volvieron a situarse como los dos sectores con mayores retrasos en el pago, alcanzando los 97,7 y 89,5 días, respectivamente.

Crecen los impagos en construcción 

La subida continuada que los precios de las materias primas vienen experimentando desde hace meses está provocando un retraso en los pagos entre las empresas, según fuentes del sector constructor. La tasa de impago en los materiales de construcción en 2021 aumentó en cinco puntos respecto al año anterior, hasta situarse en el 7% del total, afectando la morosidad a un 54% de las operaciones que se ejecutan en este mercado, frente al 40% de hace un año.

Según el Barómetro de Prácticas de Pago, elaborado por Crédito y Caución, solo el 39% de las facturas de la industria de materiales de construcción se paga en el plazo acordado. Un deterioro en las prácticas de pago que ponen también de manifiesto desde CEPYME y que podría suponer una mayor presión sobre las posiciones de liquidez de las empresas del sector.

Para los expertos del sector consultados por este diario, los problemas de liquidez de las constructoras repercuten en sus proveedores, los fabricantes de materiales de construcción. «Se genera una especie de círculo vicioso porque estos a su vez tienen serios problemas por la escasez y la fuerte subida de los precios de las materias primas», destacan.

El textil, en mal momento

Según ha podido saber THE OBJECTIVE, el sector textil es uno de los que tienen más dificultad para afrontar pagos de la muestra del barómetro de CEPYME. Se trata de un sector que incluye tanto productos textiles, como prendas de vestir, y artículos de cuero y calzado. Entre ellos se sirven de materias primas por lo que su facturación a empresas se genera principalmente entre empresas que tratan con estos productos. De hecho, según ha podido saber este diario, un 33% de su facturación es a empresas, no a cliente final. 

«Lo que es en el comercio textil, el impago finalista es muy bajo, se produce o porque hay pérdida desconocida o por fraude con la tarjeta», recuerda el presidente de la patronal ACOTEX. Eduardo Zamácola reconoce, en declaraciones a THE OBJECTIVE, que los retrasos en el pago se producen en los eslabones intermedios, más cuando «el sector se encuentra en una grave crisis de consumo».

«Entiendo que haya algo de dificultad en el pago entre empresas porque uno de los grandes problemas que tiene el comercio es que nosotros compramos la mercancía sin tener la compra final asegurada», asegura Zamacola al tiempo que añade que «claramente lo sufre el proveedor que te ha financiado».

Los supermercados, los menos afectados

Al contrario de lo que ocurre en el sector de la construcción y el textil, el agroalimentario es, según el estudio, el menos afectado por los retrasos en el pago con 68,3 días de demora. La distribución alimenticia ha sido una de las actividades económicas que menos se ha visto afectada por la crisis económica generada por la pandemia, lo que ha afianzado su importancia relativa dentro del tejido productivo nacional.

Por otro lado, el retraso en el pago de facturas incide especialmente en las empresas de menor tamaño, que tienen mayores dificultades de acceso al crédito y que sufren más especialmente la morosidad al ser proveedores, en muchas ocasiones, de otras compañías con mayor tamaño.

«La morosidad no suele ser no querer pagar, suele ser que la empresa tiene pocos recursos, poca estructura, poco acceso a la financiación. Son vulnerabilidades que suelen coincidir con las empresas más pequeñas», inciden fuentes del sector. 

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