Los impagos de las financieras de consumo superan el 7% y baten máximos de seis años
El repunte de la morosidad en estas entidades, especializadas en préstamos para la compra de bienes, da el primer aviso al sector bancario
La morosidad empieza a escalar en determinados segmentos y da los primeros avisos de lo que puede venir. Las empresas ya tienen que pagar por completo los préstamos ICO y el poder adquisitivo de las familias se ha reducido por la inflación. Y en próximos meses la subida de los tipos encarecerá las cuotas. En este contexto, las financieras de consumo -filiales de bancos, automovilísticas y cadenas de distribución- han registrado recientemente un alza de los impagos. La tasa de insolvencias de estas entidades ha superado el 7% y batido máximos de seis años.
Fuentes del sector admiten a THE OBJECTIVE cierta preocupación, pero señalan que la subida no es alarmante. Además, consideran que la situación es mucho mejor que lo previsto al inicio de la pandemia. Eso sí, reconocen que las financieras y la banca tendrán que extremar la vigilancia sobre la evolución de los impagos para una gestión más eficiente.
En concreto, según los últimos datos del Banco de España, la morosidad de las financieras se situaba en marzo en el 7,08%, un nivel no visto desde mayo de 2016. Este ratio ha dado un salto en dicho mes frente a la estabilidad de enero y febrero, cuando se mantuvo en el 6,88%.
Primeros efectos del IPC
Este incremento de impagos recoge los primeros efectos de la remontada del IPC y sus consecuencias tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Y va en contra de la bajada general de las insolvencias en el conjunto de actividades bancarias crediticias. En marzo éstas siguieron descendiendo. La tasa de morosidad general descendió en marzo del 4,31% al 4,24%.
El alza de la morosidad en los créditos al consumo se suma al deterioro detectado con anterioridad por el el sector financiero en las hipotecas. A finales del ejercicio pasado los bancos registraron un aumento en los créditos con cuotas sin abonar en los préstamos para la adquisición de la vivienda, lo que puso en alerta a las entidades.
Esto pone de manifiesto que son las familias las que están, por el momento, teniendo más dificultades para cumplir con sus compromisos que las compañías. Hay que tener en cuenta que el tejido industrial ha contado hasta este mes de abril con la posibilidad de pagar solo por los intereses y no por el principal de los créditos avalados por el Estado.
A partir de ahora se espera que las insolvencias inicien su tendencia al alza tras el fin de este periodo de carencia. Los banqueros, por ahora, se muestran confiados y prevén que la sangre no llegará al río. Aseguran que el agujero finalmente será controlado y, por tanto, no necesitarán realizar mayores provisiones extraordinarias.
No obstante, algunas entidades ya han anticipado dotaciones tras el estallido de la guerra de Ucrania para hacer frente a sus efectos negativos. La invasión dejará unas pérdidas de unos 1.200 millones de acuerdo de acuerdo con la hucha realizada por Caixabank y BBVA para este contratiempo.
El aumento de los impagos en las financieras de consumo es llamativo porque, a diferencia de buena parte de la pandemia, se ha producido con un crecimiento de la cartera crediticia. Ésta se ha incrementado en unos 1.000 millones, hasta los 42.100 millones. Es decir, que se ha elevado en un 2,6% gracias a una reactivación del negocio.
En términos absolutos, los créditos morosos de los establecimientos financieros han ascendido en marzo hasta los 2.982 millones, lo que supone un alza del 5,4%. En cualquier crisis este tipo de préstamos son los primeros que las familias dejan de pagar, por lo que en esta ocasión es normal que haya comenzado a escalar.
Aún así, debido al tamaño de la exposición, lo que más preocupa al sector bancario en este momento es el negocio hipotecario. La remontada del euribor desde que estalló la guerra va a presionar las finanzas de los españoles. Las cuotas de las hipotecas variables van a experimentar un encarecimiento de hasta 400 o 500 euros. Un coste que se suma al mayor gasto de la compra y de las facturas energéticas.
Pese a los riesgos existentes y a la incertidumbre creciente, los bancos no esperan que la tasa de morosidad general se vaya más allá del 7%, tal y como se preveía antes de la invasión de Ucrania. Este umbral es muy inferior a lo calculado en los inicios de la covid-19, cuando se preveía que alcanzara el 10% o el 12%.