El asalto a Indra pone en riesgo el pacto de Sánchez con el PNV para controlar ITP Aero
El Gobierno vasco no quiere que Moncloa pilote el consorcio español que prepara su entrada en la compañía estratégica de Euskadi
El asalto del Gobierno español al Consejo de Administración de Indra ha enturbiado las negociaciones para su entrada en el capital de ITP Aero, empresa de motores y componentes aeronáuticos con sede en el País Vasco. Paradójicamente, la operación que oficialmente ha impulsado el interés del Ejecutivo por hacerse con el control de la tecnológica, podría abortarse por las implicaciones políticas, corporativas y de gobernanza que tendría la salida de los consejeros rebeldes.
Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE indican que el PNV y el Gobierno vasco no están dispuestos a que el daño reputacional de este movimiento salpique su desembarco en ITP Aero y tampoco quieren ahora que Indra -y por extensión el Gobierno de Pedro Sánchez- sea quien lidere el consorcio de empresas españolas que ultiman su entrada en la compañía estratégica de País Vasco.
Por último, los coqueteos de Sánchez con Bildu en búsqueda de apoyos dentro del Congreso han terminado por dinamitar la confianza del PNV, que pide mayores garantías. Esto supone que, de salir adelante la entrada de Indra en ITP, sería con nuevas condiciones, lo que obliga a Sánchez y a su equipo a mover ficha si quiere sacar adelante la operación.
Compra de ITP Aero
En septiembre del año pasado, Rolls-Royce firmó un acuerdo para vender el 100% de ITP por unos 1.700 millones de euros a Bain Capital Private Equity, un consorcio de fondos de inversión que acordó con Moncloa y el Ejecutivo de Iñigo Urkullu reservar un 30% del capital a un núcleo de inversores españoles.
Un núcleo reservado a las dos administraciones y a empresarios locales. La idea es asegurar la continuidad empresarial de ITP Aero en Euskadi, además de su sede y empleos, 3.500 solo en esta región. Por otro lado, el Gobierno central quiere crear en el futuro un gigante industrial de la aeronáutica mundial con el objetivo final de fusionar ITP con Indra. Indra negoció en 2019 con ITP Aero para ser el socio de control, pero no logró llegar a un acuerdo.
Sin embargo, una lectura política indica que el PNV quiere mantener bajo control una industria estratégica y muy rentable -ITP Aero es la novena compañía del sector en todo el mundo con una facturación cercana a los 1.000 millones- y que a cambio el Ejecutivo de Sánchez se asegura apoyo parlamentario en el final de una legislatura donde necesitará más oxígeno que nunca.
Accionistas españoles
El acuerdo original indicaba que dentro del consorcio español, Indra sería el socio mayoritario y el Gobierno vasco entraba con un 7% y un asiento en el Consejo de Administración. Hasta la fecha, SAPA Placencia ya tiene un 5% y JB Capital (el capital riesgo de Javier Botín) cerca de un 10%, lo que le obligaría reestructurar estas participaciones para dar entrada a los dos entes públicos.
La tecnológica controlada por la SEPI opta a un 15% del capital de ITP, opción de compra adicional (flex option) en poder de SAPA. La vasca posee el 5% de Indra y aspira a llegar en breve al 8%, lo que le ha permitido poner en el Consejo de Administración a Jokin Aperribay, presidente de la Real Sociedad. Con estos antecedentes parece claro que cederá esta flex option.
Por otro lado, la entrada del Ejecutivo vasco en ITP Aero se realizará mediante el fondo público Finkatuz, impulsado para la toma de participaciones en empresas estratégicas y con el que ya se participa en CAF y Kaiku. Este fondo está dotado de 300 millones de euros para este tipo de inversiones.
Rechazo del Consejo de Indra
A comienzos de abril de este año, Indra ultimaba su desembarco en ITP Aero, como informó este diario, con el aval de Pedro Sánchez y el Gobierno vasco del Partido Nacionalista Vasco (PNV). Sin embargo, la oposición de los consejeros rebeldes retrasó la operación y obligó a Moncloa a dinamitar la Junta de Accionistas y destituir a cuatro consejeros contrarios a esta operación y no renovando a un quinto. Este lunes, otra consejera presentó su dimisión: la ex secretaria de Estado de Comercio, Silvia Iranzo Gutiérrez.
No obstante, ahora la entrada en ITP se encuentra con nuevas trabas. El PNV duda de la operación y por encima de todo, ya no están dispuestos a aceptar que Indra tome el control del grupo de accionistas españoles. Desconfían de la fidelidad parlamentaria de Sánchez -y sus escarceos con Bildu- y de sus intenciones en ITP Aero, donde creen que podrían intentar desbancar y desestabilizar este núcleo de accionistas españoles, ahora fieles a los intereses del Ejecutivo de Urkullu.
Por otro lado, se considera que el revuelo montado por la salida de los consejeros independientes y una probable investigación de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por acción concertada a Indra, generaría un daño reputacional y un revuelo político que podría perjudicar la entrada del Gobierno vasco en ITP Aero.
El PNV pide garantías
Del mismo modo, si finalmente el asalto a Indra termina en el Congreso de los Diputados -como ha pedido el PP- se entraría en una nueva deriva que obligaría a Indra a paralizar todos sus movimientos corporativos a la espera de que se aclaren las implicaciones en la salida de sus consejeros independientes.
En este contexto, el Gobierno vasco pide a Pedro Sánchez garantías de que no ejercerán una posición de control en la compañía. Esto supone devolver las negociaciones al terreno político y a los representantes gubernamentales, dejando nuevamente aparcados a los directivos y a los financieros de ambas compañías.