El gasto en pensiones crece un 46% en diez años en la antesala del desembarco 'boomer'
Los primeros trabajadores de la generación ‘baby boom’, la más numerosas, cumplirán 65 años en 2023 y su jubilación disparará exponencialmente el gasto
La reforma de las pensiones, que debe propiciar la sostenibilidad del sistema a corto, medio y largo plazo, mantener el poder adquisitivo de los jubilados y garantizar la equidad intergeneracional, ha protagonizado el año 2022. Entre otras medidas, contempla penalizaciones para los trabajadores que decidan anticipar su retiro, incentivos para los que lo retrasen y cambios -a mejor- para los que ya están en el sistema, que verán como su nómina crece de acuerdo a la inflación en los próximos años.
Pese a que todavía no está cerrada totalmente, la reforma de las pensiones, de la que depende una parte de los fondos europeos que deberán solicitarse el próximo año, no avanza en el recorte de gasto, un asunto que ha sido criticado desde las instituciones europeas y desde numerosas organizaciones económicas privadas y públicas, ya que el presupuesto deberá incrementarse exponencialmente en las próximas tres décadas con el desembarco de la generación del baby boom.
Y aunque aún no se ha producido el aluvión boomer, ya que los más mayores, los nacidos en 1958, precisamente cumplirán 65 años en 2023, el gasto en prestaciones no ha parado de crecer y eso que todavía no ha llegado lo peor. Según los datos a los que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, el gasto de las pensiones contributivas -jubilación, viudedad, incapacidad y orfandad– ha aumentado un 46% en apenas diez años… y sin los boomers.
Con las prestaciones semicongeladas y con un Índice de Precios al Consumo (IPC) en negativo en algunos ejercicios, las pensiones públicas han pasado de suponer 7.525 millones en 2013 a 10.943 millones a fecha de diciembre de 2022. La nómina ya roza los 11.000 millones mensuales y con el incremento del 8,5% derivado de la inflación, alcanzará casi los 12.000 millones mensuales en 14 pagas el próximo año.
Ahora, la generación boomer es el mayor temor y una de las justificaciones de la reforma que lidera el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. Es la más numerosa - en torno a diez millones de ciudadanos-, con sueldos elevados y largas carreras laborales y hará temblar los cimientos del sistema si ahora no se ponen remedios.
El reto de las pensiones de los 'boomer'
La fecha crítica será 2050, un año en el que prácticamente uno de cada tres españoles tendrá 65 años o más. Será necesario un flujo permanente e importante de inmigrantes, reducir considerablemente la tasa de paro e incentivar la natalidad para intentar mantener el sistema sin tener que tirar del déficit.
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), que presidió durante cuatro años el ministro Escrivá, apunta en una de sus detalladas proyecciones -con un escenario moderado- un incremento de la población hasta 54 millones en 2050, una proporción de dependientes sobre la población activa del 53% y un flujo de entradas de migrantes medio anual de 330.000. Casi dos de cada diez ciudadanos procederá un país extranjero dentro de 27 años, un porcentaje similar al que tiene ahora Suecia.
Aumenta la edad de retiro
Mientras, una de las pocas señales positivas en el año que acaba es el retraso medio de jubilación, que ya tiene lugar a los 64,8 años frente a los 64,2 de hace apenas cinco años. Este hito es consecuencia de la reforma de las pensiones de 2013, que contemplaba un aplazamiento progresivo de la edad de retiro, que concluirá en 2027, año en el que la edad legal de jubilación se situará en 67 años si han cotizado menos de 38 años y 6 meses.
El ministro Escrivá confía en que el aplazamiento del retiro laboral y las nuevas modalidades de jubilación activa contribuyan en buena medida a reducir el gasto y, también, a aumentar los ingresos procedentes de las cotizaciones que deciden seguir trabajando más allá de los 65. Desde 2018 la pensión media de las altas de jubilación ha aumentado en 111 euros y alcanzó los 1.422 euros en diciembre, según la estadística de la Seguridad Social.
Mientras, los funcionarios incluidos en el Régimen de Clases Pasivas, que cuentan con la posibilidad de jubilarse a los 60 años acreditando 30 años de cotización -salvo excepciones-, llevan ya un quinquenio de ventaja a la hora de jubilarse y cobrar sus pensiones a los boomers del sector privado. Su llegada al retiro se ha empezado a notar de forma importante en la factura de las pensiones, que además crece por las subidas vinculadas al Índice de Precios al Consumo (IPC) y los diferentes complementos.
Los datos del Ministerio que capitanea José Luis Escrivá ya evidencian una tendencia que seguirá afianzándose y que replicará en breve entre el Régimen General.