La UE quiere preservar los pagos en efectivo pese a los planes de varios países de eliminarlos
A pesar de que países como Suecia y Polonia están tratando de reducir los pagos con este método al mínimo posible, la Comisión Europea insiste en sus ventajas
A pesar de los esfuerzos de algunos países europeos para acabar con los pagos en efectivo o reducirlos al máximo posible, la Unión Europea se mantiene más conservadora en este ámbito y opta por «preservar la aceptación del dinero en efectivo» como método de pago.
Así responde Mairead McGuinness, comisionada para los servicios financieros, la estabilidad financiera y la unión de los mercados de capitales en la Comisión Europea, a una pregunta presentada por el eurodiputado polaco Marek Belka.
A la cuestión sobre si la Comisión Europea está planeando promover los pagos en métodos distintos al efectivo para hacerlos más comunes, la comisionada responde que a pesar de que la mayoría de las iniciativas que se incluyen en la Estrategia de Pagos Minoristas de la UE están relacionadas con los pagos electrónicos, «la Comisión desea preservar tanto el acceso como la aceptación del efectivo, ya que ofrece una liquidación instantánea en transacciones cara a cara y no requiere ninguna infraestructura técnica».
Recuerda además que «el efectivo sigue siendo el método más usado para los pagos minoristas en la Unión Europea», aunque reconoce la aceleración del uso de métodos electrónicos, especialmente desde la pandemia de covid-19, y la necesidad de crear regulaciones que tengan en cuenta esta realidad.
Suecia y Polonia como ejemplos del movimiento cashless
En su pregunta, Marek Belka pone como ejemplo de esta aceleración hacia el fin del uso del efectivo a Suecia, donde cada vez son más los establecimientos que solo aceptan pagos con tarjeta u otros sistemas electrónicos. Según los datos del Riksbank, el banco central del país, el porcentaje de personas que pagó con dinero en metálico pasó del 40% al 10% desde 2010 a 2020.
Los expertos hablan ya de que Suecia podría ser el primer país del mundo donde no haya dinero en efectivo, no porque se prohíba su uso, sino porque el hábito de los ciudadanos lo relegará a un uso casi inexistente. Algo curioso teniendo en cuenta que fue allí donde se creó el primer billete.
El otro ejemplo que menciona el eurodiputado es el de su propio país, que con el programa Cashless Poland Program lleva desde 2018 incentivando el uso de tarjetas de crédito en los comercios.
Este programa, apoyado por el Gobierno, bancos y empresas como Visa y Mastercard, ofrece a los emprendedores terminales de pago electrónico con una instalación gratuito y un uso también libre de cuotas durante los primeros meses. Marek Belka afirma que este programa ha dado como resultado «una expansión impresionante de la red de aceptación de pagos con tarjeta en Polonia entre 2018 y 2021», motivo por el que pregunta a la Comisión Europea si está monitoreando este tipo de iniciativas y sus efectos a la hora de estudiar las nuevas regulaciones.
McGuinness responde al eurodiputado que «la Comisión está al tanto del programa polaco y otras iniciativas similares, como la de Bélgica, para expandir la aceptación de métodos digitales y tendrá en cuenta su impacto cuando se prepare la legislación europea».
El efectivo pierde terreno, pero sigue siendo el más usado
A pesar de los esfuerzos como los mencionados anteriormente por parte de algunos países europeos, lo cierto es que el efectivo sigue siendo el medio de pago más utilizado en los puntos de venta físicos, según los últimos datos publicados por el Banco Central Europeo (BCE).
Según el último estudio sobre los hábitos de pago de los consumidores en la zona del euro, publicado por el BCE a finales de diciembre, en 2022 se utilizó el dinero en efectivo para el 59% de las operaciones en los puntos de venta físicos. Una cifra bastante inferior a la de 2019, cuando fue del 72%.
El pago con tarjeta ha crecido nueve puntos en dicho periodo de tiempo y ya ha llegado al 34%, señala el BCE, y en términos de importe sí superan a los pagos en efectivo.
Sin embargo, hay grandes diferencias entre países en los hábitos de pago de los consumidores. En países como Malta, Eslovenia e Italia, la cifra de pagos en efectivo es del 70% o superior, mientras que la tarjeta es el método más utilizado en países como Finlandia, donde llega al 70%, Países Bajos y Luxemburgo, con un 67% y un 52%, respectivamente.
En cuanto a España, el uso de efectivo también se ha reducido desde el comienzo de la pandemia, pero sigue siendo mayoritario. Según los últimos datos del Banco de España, el 66% de las compras en tiendas físicas se paga en metálico, casi un 20% menos que antes del coronavirus, cuando la cifra ascendía al 83%.
Así, España se sitúa por encima de la media europea, que es del 59%, y sigue siendo de los países donde el dinero en metálico tiene más peso, aunque también está entre aquellos en los que su uso se ha reducido más desde la pandemia de coronavirus.