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Economía

La filial de Iberdrola en Brasil pierde 218 millones en Bolsa desde que Lula tomó posesión

El valor de las acciones ha caído en la Bolsa de Sao Paulo casi un 6% tras la llegada del nuevo presidente, que ya ha mostrado su rechazo a las privatizaciones

La filial de Iberdrola en Brasil pierde 218 millones en Bolsa desde que Lula tomó posesión

La Torre Iberdrola en Bilbao.

Neoenergía, la filial de Iberdrola en Brasil, capea con dificultad los primeros días del mandato del nuevo presidente de Brasil. Así, desde que el dirigente izquierdista Lula da Silva accedió al Palacio de Planalto, la compañía energética ha experimentado una caída en la Bolsa de Sao Paulo de casi el 6% (en concreto un 5,6%). Un fenómeno que no tiene que ver tanto con los intentos golpistas de diversos grupos radicales hace unos días, sino con la estrategia económica del nuevo ejecutivo, mucho más reacio a la privatización y al libre mercado que abrazaba su sucesor Jair Bolsonaro.

En sus primeros días como presidente, Lula ya ha dejado claro su negativa a la privatización de varias empresas públicas del país. Días después de tomar posesión, apareció publicado en el Diario Oficial (DOU) una orden que daba luz verde a revocar una serie de iniciativas en curso para la privatización de compañías, como Correos, los almacenes y propiedades de Conab (Empresa Nacional de Abastecimiento) o Petrobras y Pré-Sal Petróleo (Empresa Brasileña de Administración de Petróleo y Gas Natural).

En los últimos años, Neoenergía ha crecido de forma constante en el mercado brasileño. De hecho, en 2020, dio un golpe en la mesa al adquirir por 400 millones de euros la distribuidora eléctrica pública CEB Distribuição (CEB-D) tras una subasta. La compañía estatal suministra electricidad a una población de tres millones de personas en Brasilia (la capital de brasil) y en 2019 la empresa tenía 1,1 millones de consumidores.

Si tenemos en cuenta el valor de la acción de Neoenergía el último día antes de la toma de posesión de Lula, el viernes 29 de diciembre, este se situaba en 15,19 reales brasileños (según el tipo de cambio de aquel día, unos 2,74 euros). Una cifra que el viernes 6 de enero, una semana después del juramento del mandatario de 77 años, la acción se situó 14,38 reales brasileños (unos 2,56 euros según el tipo de cambio de ese día).

Si multiplicamos ambas cifras por el número total de acciones en circulación (1.213.796.848 acciones) y restamos la diferencia de ambos, observamos que Neoenergía habría perdido algo más de 218 millones de euros en la Bolsa de Sao Paulo. Se suele decir que una caída del 4% siempre pone en alerta a una empresa. En el caso de la filial de Iberdrola esta ya ha sido del 5,6%.

En agosto de 2017, Iberdrola completó, según afirman desde la compañía, una de las operaciones «más importantes» de su historia reciente tras fusionar la eléctrica Neoenergia y los negocios de su filial Elekto para dar lugar a la mayor compañía eléctrica de Latinoamérica por número de clientes. Una operación que, más tarde, concluyó con su salida a Bolsa.

Neoenergia está presente en 18 estados y gestiona 16 millones de puntos de suministro en un área de concesión de más de 840.800 km2. La compañía atiende, además, a una población de más de 34 millones de personas y desde el 1 de julio de 2019 destaca como la principal eléctrica privada con presencia en la actividad de redes que cotiza en el B3 de São Paulo (la Bolsa) gracias a una capitalización que supera los 20.000 millones de reales brasileños.

Asalto a las instituciones en Brasil

El pasado domingo comenzó en Brasil una marcha por parte de algunos seguidores del presidente Bolsonaro que provocó el asalto a la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia: la Presidencia, el Congreso y el Supremo. Este escenario provocó imágenes históricas muy parecidas a las vividas, por estas mismas fechas dos años atrás, en Washington (EEUU).

El expresidente brasileño Bolsonaro se pronunció horas después de lo ocurrido rechazando el asalto perpetrado por algunos de sus votantes. «Las manifestaciones pacíficas, acordes con la ley, son parte de la democracia. Sin embargo, las invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla«, apuntó. Un mensaje que lanzó desde Estados Unidos, que es donde se encuentra ahora después de perder las elecciones presidenciales a finales del año 2022.

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