La burocracia de Bruselas ralentiza el plácet a las ayudas 5G dirigidas a las grandes 'telecos'
La Comisión Europea ha vuelvo a pedir información a España para aprobar las subvenciones a las infraestructuras activas de las torres de telecomunicaciones
La Comisión Europea continúa deshojando la margarita y mantiene en el aire las ayudas a infraestructuras activas en 5G rural que el Gobierno espera otorgar a las grandes operadoras de telecomunicaciones, como tarde este año 2023. Las informaciones confirmadas por THE OBJECTIVE indican que Bruselas ha vuelto a pedir aclaraciones al Ejecutivo español para autorizar estas subvenciones en un proceso que se ha extendido más de lo esperado por el Ministerio de Asuntos Económicos y la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales.
Considerando que se esperaba tener resuelta la autorización en el cuarto trimestre del año pasado, fuentes del sector atribuyen este retraso solamente a la burocracia de Bruselas y no a una negativa de la Comisión Europea a conceder estas ayudas. De esta manera, se confía en que este proceso administrativo se resuelva antes de que finalice este trimestre, con lo que se llegaría a tiempo para convocar las licitaciones en el transcurso de este año.
Por su parte, desde el Gobierno dicen a este diario que el proceso sigue su marcha y que desde el Ministerio se sigue trabajando activamente para conseguir el plácet de la Unión Europea. Mantienen además su confianza en que el proceso sigue su curso por los cauces habituales y que, por tanto, la autorización de estas ayudas solo será cuestión de tiempo. Es así como, tanto desde el Gobierno como desde las operadoras de telecomunicaciones, no se pone en duda la resolución final de estas ayudas.
Despliegue del 5G
En el caso de las operadoras, tampoco se cree que el retraso de estas ayudas pueda suponer un freno al despliegue del 5G, todavía en un proceso muy embrionario en las zonas rurales, precisamente donde están focalizadas estas ayudas. Hasta la fecha, el 5G se ha desplegado sobre las actuales redes de 4G, lo que se llama non stand alone, y la idea es poder comenzar a realizar los primeros despliegues en base a las nuevas redes (stand alone) a lo largo de este año.
Hasta el momento, el 5G activado por Telefónica, Orange y Vodafone se utiliza de manera residencial por lo que el non stand alone es suficiente para cubrir las actuales necesidades de tener mayor ancho de banda en las conexiones de los móviles. Sin embargo, estas redes son insuficientes para capitalizar el verdadero potencial del 5G en el futuro, así como sus usos industriales y aplicaciones que se utilizarán en coches y ciudades conectadas.
Para desplegar estas nuevas infraestructuras, las operadoras españolas deberán invertir unos 1.500 millones de euros cada una en un momento de deflación para el sector y de ralentización económica mundial. Es por ello por lo que todas las subvenciones que se puedan obtener dentro del Plan de Recuperación y Resiliencia serán un gran alivio para las cuentas de estas compañías que llevan una década asumiendo bajadas en sus ingresos.
Pasivas y activas
En el caso de las infraestructuras activas, se refieren a los aparatos y la tecnología con los que están dotados los emplazamientos de telecomunicaciones de nueva generación. Estas toman en cuenta la tecnología y el software que se requiere para adaptar estos emplazamientos al entorno 5G, tanto en torres como carreteras o instalaciones eléctricas, mientras que las infraestructuras pasivas son las que se destinan a las torres de telefonía móvil, pero solo a componentes como hardware o aparatos energéticos.
Es así como las ayudas pasivas solo están dirigidas a los dueños de las torres como Cellnex, Totem (filial de Orange), Vantage (filial de Vodafone) y American Tower, mientras que las ayudas activas se enfocan directamente a las operadoras que desplieguen las redes de 5G como Telefónica, Orange, Vodafone y MásMóvil, esta última sin espectro en la última subasta de 700 MHz.
De hecho, el Gobierno ya ha lanzado la licitación de ayudas pasivas por 150 millones, aunque sin éxito, ya que quedaron desiertas en verano, según informó en ese momento Economía Digital. Desde el sector se explicó que el escaso interés en acudir está directamente relacionado con la incertidumbre de las ayudas a la infraestructura activa, ya que sin despliegues activos la inversión en infraestructura pasiva carece de sentido.
Ayudas comprometidas
En el caso de los planes de Bruselas, la Comisión Europea no contempla en su plan inicial de ayudas las infraestructuras activas, ya que se centra en subvenciones a la fibra óptica y a la construcción de torres de telecomunicaciones, la mayor demanda de países como Francia, Italia o Alemania. En la UE siempre está además el temor a aprobar ayudas que puedan considerarse ‘de Estado’ al ser demasiado elevadas.
Por otro lado, la realidad del mercado español indica que esta parte de fibra está mayoritariamente cubierta y además cuenta con uno de los mayores despliegues de tecnología inalámbrica, por lo que no necesita un gran volumen de ayudas pasivas, pero si de infraestructuras activas, una de las grandes demandas de las grandes operadoras de telecomunicaciones.
Por ello, el Gobierno español lleva más de un año negociando con Bruselas la concesión de estas ayudas, siempre con la confianza de que estas terminarán llegando. De hecho, se reservaron 482,1 millones de euros para el despliegue de infraestructuras activas de 5G en zonas rurales, recursos que deberían adjudicarse a finales del año 2023, según consta en el Plan Estratégico de subvenciones del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digitales.