La gran industria avala la reforma del mercado de Ribera tras anunciar su subasta privada
Desde el sector, aseguran que «la música suena bien, pero habrá que leer la letra». No obstante, comparten la medida de la ministra
La gran industria, a través de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE), presentó hace menos de dos meses en el Congreso de los Diputados lo que sería su primera subasta privada de energías renovables. Ocurrió semanas antes de la última subasta estatal de energía verde, que había quedado prácticamente desierta por los precios poco competitivos que presentó el Gobierno para las generadoras. Ahora -y tras la propuesta de reforma del mercado eléctrico en Europa que dio a conocer Transición Ecológica hace dos días- desde la gran industria se plantean poner fin a su subasta privada si al final sale adelante el plan de la ministra Teresa Ribera de impulsar en el mercado los contratos a largo plazo por diferencia (CfD, por sus siglas en inglés).
Una medida, esta última, que, según el Ministerio, supondría que el generador (solar o eólico) obtuviera ingresos «estables» durante su vida útil y el consumidor (la gran industria) lograra precios «asequibles y de menor volatilidad». El sector de gran consumo, donde se encuentran empresas como ArcelorMittal, Acerinox o Sidenor, llevaba mucho tiempo preparando su subasta privada porque buscaba recibir gran cantidad de energía verde a un precio fijo. Se trata de un objetivo que no le aseguraba el Gobierno con sus subastas estatales.
Sin embargo, la propuesta de la ministra podría cambiar sus planes. «Estos contratos a largo plazo es precisamente lo que nosotros planteamos en nuestra subasta que presentamos de precios estables y predecibles de largo plazo. Nos vale que el Gobierno lo lidere y lo instrumentalice. Si a futuro hay un nuevo mecanismo que vaya en esta línea a nosotros nos encajará. Dependiendo de cuánto dure el debate de la reforma del mercado, también nos hará a nosotros replantearnos la opción sobre si ir separados o unidos al Gobierno«, comentan fuentes del sector.
Sobre la subasta privada ya anunciada, desde el sector no ven que exista problema porque creen que la reforma energética que presentará la ministra en Bruselas «llevará su tiempo». «Los consumidores industriales van a seguir demandando más energía renovable para seguir cubriendo cada vez más su consumo eléctrico a través de fuentes verdes. Por lo tanto, nos vale cualquier opción. Estamos en un momento en el que nos valen nuestras subastas o cualquier otra. Iremos construyendo nuestro consumo renovable en función de todas las opciones que haya en el mercado«, apuntan las mismas fuentes.
De esta forma, según explican fuentes del sector, las subastas que propone la electrointensiva coincide con la presentada por Ribera ya que funcionaría de la siguiente forma: «Se establece un precio entre la oferta y la demanda de 42 euros, por ejemplo. Más tarde, cuando el generador vende la energía en el pool y el consumidor la compra a esa hora, por ejemplo, a 62 euros, esa ganancia de 20 euros del productor se liquida y se lo devuelve al consumidor». Se ejecuta así un contrato por diferencia.
Defensa al plan de Ribera
El sector electrointensivo ha recibido con agrado la propuesta de la ministra Ribera. «Tiene sentido la reforma que maneja el Ministerio porque lo que nos ha enseñado esta crisis es que el mercado eléctrico estaba incompleto. Es decir, teníamos un mercado diario que funcionaba muy bien, que te ordenaba las plantas desde las que menos cuestan hasta las que más cuestan para ver quién tiene que funcionar y en qué orden al día siguiente, pero lo que no funciona bien es la falta de señales de precio a largo plazo, que es lo que nosotros demandamos«, sostienen fuentes del sector.
«Nosotros no queremos vivir en esa montaña rusa permanente del pool y lo que necesitamos son precios estables, predecibles y, al margen, que sean competitivos. Las propuestas del Gobierno van encaminadas en seguir, por un lado, con el pool, y ordenar las centrales para que lo más barato sea lo que funciona siempre y, por otro lado, completar el mercado por medio de dos frentes. El primero, mejorando la seguridad de suministro por medio de los pagos de capacidad (se refiere, en el caso de la gran industria, a una serie de incentivos para que no se demande energía en diversos momentos del futuro) y, después, impulsando los contratos de medio y largo plazo«.