Fallacher-Pech: la pinza de Orange a Spenger para controlar la fusión con MásMóvil
Orange Francia busca una mayor implicación del futuro director financiero de la ‘joint venture’ en el día a día del negocio español
Orange anunció este martes la nueva estructura de su cúpula directiva con dos cambios que afectan directamente el futuro de su negocio en España. De esta manera, los nombres que supervisarán directamente la fusión con MásMóvil serán los consejeros delegados de los dos mercados más importantes para la operadora francesa: Ludovic Pech asumirá como CEO de nuestro país y el hasta ahora responsable, Jean-François Fallacher, se hará cargo de Francia. Una estrategia a medio plazo mediante la cual los franceses buscan vigilar la joint venture -de la que tendrán un 50%- hasta hacerse con la nueva compañía en un plazo máximo de tres años.
De esta manera, se refuerza a los dos directivos para, según las fuentes consultadas THE OBJECTIVE, allanar el camino para la fusión y controlar la creación de la joint venture que se espera para finales de este año. Hasta ahora estaba claro el peso de Fallacher que, como CEO de España, tenía la labor de preparar la compañía hasta la fusión con MásMóvil y luego dar un paso al costado para supervisar la nueva empresa desde el consejo de administración en su condición de presidente, nombramiento ya aprobado por Orange Francia.
Desde hace unos meses, también está decidida la función de Ludovic Pech como director financiero (CFO) de la joint venture, un cargo clave en el control de las cuentas de la nueva compañía. Sin embargo, el plan ahora ha variado levemente con los dos nombramientos realizados este martes. Por un lado, Fallacher abandonará España en abril y se irá a Francia, mientras que Pech tomará las riendas del negocio y realizará en exclusiva la transición que hasta la fecha estaba reservada para su antecesor.
Salida de los fondos
¿Cuál es el objetivo? Las fuentes consultadas por este diario indican que Orange Francia quería una mayor implicación del futuro directivo financiero en el negocio español y que no se incorporara a la joint venture sin haber tenido un profundo conocimiento del mercado español en la primera línea de la gestión. Fallacher ya ha realizado esta travesía y ahora toca recorrer este camino al segundo hombre de Francia en la fusión con MásMóvil. Pese a que Pech lleva varios meses inmerso en las cuentas de la filial española, también es cierto que necesita estar en el día a día de las decisiones.
Una etapa de conocimiento acelerado del mercado español para que pueda tener las herramientas necesarias para defender los intereses de Orange en la joint venture. Todo con el objetivo de tomar una participación mayoritaria en el mayor breve plazo posible. Los plazos estipulados en la fusión indican que dos años después de que la nueva compañía tenga todas las aprobaciones de Bruselas se podría ya activar la cláusula de salida a Bolsa en la que los franceses tomarían una posición de control.
Aunque sea con un 1% extra de participación, Orange asumiría las riendas de la operadora y los fondos dueños de MásMóvil (KKR, Cinven y Providence) podrán rentabilizar su operación tras una salida a Bolsa, también establecida en la firma de la fusión. El objetivo es activar este escenario cuanto antes y no más allá de tres años después de la validación de la operación por las autoridades regulatorias, un tiempo en el que Orange no quiere perder el pulso de los negocios y busca asegurarse que la marcha de la empresa esté en la línea de lo que quieren para el futuro más inmediato.
Gobernanza de la ‘joint venture’
Dejar que MásMóvil tenga el control total de las decisiones operativas en este tiempo sería un riesgo que no quieren correr y que se minimiza con Pech como financiero y Fallacher presidiendo el consejo de administración. Así, Orange se asegura mantener su actual hoja de ruta y evita que el nuevo CEO, Meinrad Spenger, se salga del guión establecido.
Desde que se firmó la fusión hace más de seis meses todas las decisiones de Orange han estado encaminadas a allanar el camino para tomar el control total y que asegura una estrecha supervisión de la sociedad el tiempo en el que se compartan las decisiones al 50%. Pech tendrá en control de las cuentas de la nueva compañía y con el nombramiento como CEO en España, Orange le da todo el respaldo necesario para representar sus intereses en la toma de decisiones en la futura joint venture.
Desde las dos compañías se reconoce que la gobernanza no será fácil y que probablemente se generen roces una vez que se constituya la nueva sociedad. El estilo de Spenger, dinámico y a veces personalista, propio de un empresario que se ha hecho a sí mismo, podría chocar con la pausa y la mesura que caracteriza a los directivos formados en las filas de Orange. Un delicado equilibrio de poderes en el que las dos partes tienen exactamente el mismo porcentaje accionarial, lo que podría generar dificultades en la toma de decisiones.
Nuevo CEO de Orange
Es así como los acuerdos que se tomen en el consejo de administración -presidido por Fallacher- serán claves para asegurar la gobernanza de la compañía. En esta situación, tampoco se descarta que llegado el momento, el directivo francés pueda tener un voto de calidad. Es decir, tener la última palabra ante un consejo dividido, para sacar adelante lo que considere que sea más beneficioso para la futura compañía. El objetivo no es otro que Orange sea un actor importante en la gestión del día a día de Spenger.
Un modelo que se ha puesto en marcha en otras operaciones de similar calado. En la última gran fusión europea del sector telco entre Virgin Media (Liberty) y O2 (Telefónica) en Reino Unido, la operadora española se reservó precisamente el cargo de director financiero para controlar que todo marchase alineado con sus intereses en la integración, una joint venture en condiciones muy parecidas a lo acordado entre Orange y MásMóvil.
De esta manera, Lutz Schüler, consejero delegado de Virgin Media, pasó a ser el CEO de la nueva operadora y Patricia Cobián, directora financiera de O2, mantuvo su cargo en la compañía resultante. Un modelo que Orange espera replicar con el añadido de que en tres años quieren tener todo el control y para ello necesitan que el tiempo que compartan la gestión con MásMóvil sea lo menos traumático posible y se ajuste a la hoja de ruta marcada desde Francia.