BBVA tranquiliza a los inversores: el golpe del terremoto de Turquía «no es significativo»
La entidad, en un primer análisis, descarta un impacto relevante para el negocio y sus cuentas, aunque advierte de que aún es pronto para cuantificar el efecto final
BBVA trata de tranquilizar a los inversores, que en los últimos días estaban preocupados por las consecuencias que podría tener sobre sus cuentas el terrible terremoto de Turquía y Siria, registrado la semana pasada y que ha dejado ya un saldo de 31.000 fallecidos, además de provocar cuantiosos daños materiales.
Según explica BBVA en su informe anual publicado este martes, «la exposición directa del grupo a las zonas afectadas por el seísmo no es significativa» y hasta la fecha «no se han identificado impactos relevantes en la continuidad futura de las operaciones y los negocios».
Hay que tener en cuenta que su filial en el mercado otomano, Garanti, es el quinto mayor banco del país, y que en la región asolada por el terremoto tiene el 11% de todas de sucursales que tiene repartidas por el conjunto del país del Bósforo. Según la información recabada por THE OBJECTIVE, BBVA ha aplicado los protocolos internos para monitorizar la situación y ha comenzado a evaluar los efectos tanto directos como futuros que puedan derivarse de la catástrofe.
Aunque en un primer análisis la previsión es de un golpe leve para las cuentas, BBVA advierte de que aún no es posible realizar una estimación de las consecuencias finales y que, en todo caso, se anotarán en un momento posterior en sus estados financieros.
El país, un quebradero de cabeza para BBVA
Los inversores están atentos al coste que tendrá el terremoto para el grupo español, máxime cuando la franquicia turca ha sido el gran quebradero de cabeza para la cúpula debido a la inestabilidad económica que vive el país desde hace unos años. Incertidumbre que se ha visto exacerbada desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que ha llevado las tasas de inflación turcas hasta superar el 80%.
Para BBVA, Turquía representa su tercer principal territorio y el año pasado destinó otros 1.400 millones para reforzar su participación en Garanti hasta el 86%. Un ejercicio en el que tuvo que aplicar la contabilidad de sus negocios allí bajo el criterio de hiperinflación, lo que le ha llevado a dejar de ganar 1.400 millones, casi tanto como el beneficio en España.
Pese a ello, la evolución de la actividad ha permitido a la filial presentar en 2022 unos mejores resultados de los inicialmente calculados, por lo que la sensación para el banco es agridulce. Eso sí, los directivos (el presidente, Carlos Torres y el consejero delegado, Onur Genç) mantienen la plena confianza en las posibilidades a medio plazo de Garanti y de forma recurrente señalan que la inversión en Turquía es de largo plazo. Se trata de una inversión que asciende a los 9.000 millones tras la opa cerrada en mayo pasado para hacerse con un 36% adicional del capital.
El terremoto ha tenido lugar justo después de que BBVA redujera a la mitad la rentabilidad que espera obtener en Turquía este 2023, de ahí la preocupación de los inversores por la evolución de los beneficios. Unas grandes consecuencias para el banco podrían llevar a pérdidas a la filial. Los retornos, sin contar el seísmo, pasarán del 51% del ejercicio anterior al 28% en el actual.
Los efectos que puede tener la catástrofe son diversos. Por un lado, aquellos que están relacionados con los daños que hayan sufrido las sucursales y los inmuebles en los que opera. Por otro, las indemnizaciones que podrían tener que realizar por las coberturas de seguros a sus clientes. Y por último, las ayudas que tanto BBVA como otros bancos están otorgando a los afectados, como la facilidad de seis meses para el repago de sus deudas.
A estos factores habría que unir el posible frenazo de la actividad en la zona afectada y el descenso que podría ocasionar en la recuperación de la economía de todo el país. Si bien, para la rehabilitación y reconstrucción de la región se requerirán inversiones millonarias, lo que podría beneficiar a BBVA.
En los últimos meses, BBVA ha tomado distintas medidas para salir mejor parado de Turquía. Así, ha protegido toda la inversión en Garanti ampliando las coberturas ya existentes y ha extremado la vigilancia a través de un análisis más exhaustivo y temprano del desarrollo de la economía y los efectos que pudiera tener sobre la filial.
De igual manera, ha acelerado la limpieza del balance de Garanti. Ha vendido activos morosos a fondos y reducido así el lastre que estos suponen. En otoño se desprendió de dos nuevas carteras de préstamos deteriorados, con el fin de mejorar la rentabilidad.