La Unión Europea estudia eliminar las monedas de uno y dos céntimos para final de 2023
La Comisión Europea señala que estas denominaciones generan pérdidas para la zona euro debido a su poco uso y a su alta tasa de pérdida
La extinción de las monedas de uno y dos céntimos cada vez está más cerca. La Comisión Europea ha llegado a la conclusión de que la producción de las dos denominaciones de monedas en euros más pequeñas «es claramente una actividad que genera pérdidas para la zona del euro». Por ello, el organismo que preside Ursula von der Leyen está estudiando en estos momentos el impacto que supondría eliminar estas monedas del mercado y que estos efectivos estén fuera de circulación para final de 2023.
Así lo reconoce el comisario europeo de Economía Paolo Gentiloni en respuesta a una pregunta del europarlamentario Ivars Ijabs a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE. «La evaluación de impacto considera una gama completa de opciones para abordar los problemas identificados con respecto a las monedas de uno y dos céntimos, desde la no acción, pasando por leyes indicativas, hasta propuestas legislativas de la UE para suspender las monedas de uno y dos céntimos e introducir reglas de redondeo uniformes a nivel de la UE», se puede leer en la misiva, donde agrega que la Comisión «espera tomar una decisión a finales de este año sobre la evaluación de impacto y las posibles propuestas legislativas».
De esta forma, el futuro de estos metálicos cada vez está más cerca de pasar por el mismo que los ya extintos billetes de 500 euros, que desde el 19 de enero de 2019 dejaron de emitirse como consecuencia de la entrada en circulación de la nueva serie de billetes de euro denominada ‘Europa’, en la cual se decidió no incluir al billete de 500 euros, constatada su escasa utilidad como medio de pago y la preferencia de la población de utilizarlos como mecanismo de depósito de valor.
Costes de producción y emisión elevados
Con este fin, la Comisión ha llevado a cabo una consulta pública abierta, cuyos resultados se publicaron el 27 de mayo de 2021 y muestran que el 70% de los encuestados está a favor de la abolición de estas denominaciones y la introducción de reglas de redondeo uniformes.
Según apunta la Comisión Europea en su informe ‘Aspectos relacionados con el mantenimiento de la emisión de monedas de uno y dos céntimos de euro’, aunque es difícil evaluar los costes globales de la emisión de moneda, ya que muchos de ellos están considerados sensibles desde el punto de vista del mercado y cubiertos, por tanto, por el secreto comercial, la institución reconoce que los costes de producción y emisión de las monedas de uno y dos céntimos de euro son generalmente elevados. A nivel de la zona del euro, el ratio (ponderado) entre el precio de adquisición y el valor nominal de las monedas emitidas apuntaría a un coste neto acumulado total de la emisión de estas monedas es de 1.400 millones de euros.
Además, según recoge el estudio, la mayoría de los Estados miembros afrontan costes de adquisición que rebasan el cuádruple del valor nominal de las monedas, lo que lleva a una renta de señoreaje negativa. Según lo indicado por cinco Estados miembros, el precio de adquisición medio no ponderado de estas monedas para los respectivos Tesoros representa alrededor del
150 % de su valor nominal, mientras que el precio medio ponderado se acerca al 300% (debido a los costes relativamente elevados de un Estado miembro de grandes dimensiones).
46.000 millones de monedas de un y dos céntimos
Desde la introducción de los billetes y monedas en euros en 2002, se han acuñado más de 46.000 millones de monedas de uno y dos céntimos de euro y en un periodo de 10 años. La cantidad de estas denominaciones ha aumentado aproximadamente un 74%, señala la Comisión Europea.
De esta forma, actualmente, casi una de cada dos monedas en euros puestas en circulación es una moneda de uno o dos céntimos de euro, y aunque la cantidad global de monedas de este importe es muy elevada, el valor total de estas monedas es de solo 714 millones de euros aproximadamente. Esto se debe principalmente, según recoge el organismo que preside Ursula von der Leyen, a las altas tasas de pérdida de estas denominaciones, que van desde el 25% hasta cerca del 100%. «Los consumidores no utilizan frecuentemente monedas de uno y dos céntimos de euro en sus pagos, pero reciben estas monedas de los minoristas en la devolución del cambio. Los ciudadanos parecen considerar que estas monedas carecen de valor y tienden a acumularlas en lugar de volverlas a poner en circulación».
Por ello es que en un plazo de nueve meses, la Comisión Europea deberá tomar una decisión en base a cuatro escenarios posibles: mantenimiento de la situación actual (las monedas seguirían teniendo curso legal y se seguirían produciendo con las actuales especificaciones técnicas –metal, peso, y tamaño– y sin modificar los procesos de fabricación o emisión), mantenimiento con reducción de costes (modificando su composición material y/o aumentando la eficiencia de su producción), retirada rápida (las monedas en circulación se retirarían principalmente a través de los minoristas, los supermercados y los bancos dentro de un corto periodo preestablecido. Se aplicarían normas de redondeo obligatorias a partir del primer día del periodo de retirada y dejarían de tener curso legal al final de dicho periodo) o supresión gradual (las monedas de uno y dos céntimos de euro se podrían seguir utilizando, pero únicamente para el pago de la suma final redondeada. Dado que no se emitirían nuevas monedas, cabe suponer que las monedas desaparecerían gradualmente de la circulación debido a la alta tasa de pérdida y a la falta de atractivo de estas monedas como medio cómodo de pago).