Orange y MásMóvil seguirán defendiendo ante la UE que su fusión no requiere venta de activos
Se mantiene el guion pese a que es muy probable que la Comisión Europea termine imponiendo condiciones y cesión de infraestructuras
Orange y MásMóvil seguirán defendiendo ante la Unión Europea que su integración no es un riesgo para la competencia y que, por tanto, no requiere venta de activos ni imposición de condiciones. Ello, pese a que el expediente está desde la semana pasada en un proceso de análisis exhaustivo (fase 2) y de que la primera valoración de la Comisión Europea apunta a que la operación podría reducir la competencia en la prestación minorista de servicios de banda ancha móvil y fija y en la oferta de paquetes de servicios múltiples en España.
Las fuentes cercanas al proceso con las que ha hablado THE OBJECTIVE indican que se mantendrá inalterable el argumentario con el que se presentó ante Bruselas la joint venture y que su principal objetivo sigue siendo conseguir que la operación se apruebe sin ningún condicionante o remedie. Para ello, seguirán defendiendo que el mercado español será igual de competitivo tras la fusión y que la motivación al crear el primer operador en España por número de clientes no es constituir un monopolio, sino garantizar las inversiones necesarias para las futuras redes digitales que necesita el país.
En su primer análisis, Bruselas advierte que la operación eliminaría un competidor significativo, lo que podría dar lugar a precios más elevados y a una menor calidad de los servicios para los clientes. «Como resultado de la operación, Orange y MásMóvil tendrían la capacidad y el incentivo para restringir el acceso de los operadores virtuales a la red móvil al por mayor y a los servicios mayoristas de acceso a la red fija. Esto podría reducir la capacidad de estos operadores para competir, lo que a su vez puede traducirse en precios más elevados y una menor calidad de los servicios para los clientes finales en España», indican las autoridades comunitarias.
Condiciones a Orange y MásMóvil
Otras fuentes consultadas indican que esta valoración y la entrada del expediente en una fase de análisis exhaustivo (fijada hasta el 21 de agosto) hace prever que la Comisión Europea terminará exigiendo condiciones o venta de activos a las dos compañías, para así garantizar la competencia en el mercado español. De hecho, muy pocas operaciones que han entrado en fase 2 se saldan finalmente sin condiciones. En Orange y MásMóvil son conscientes de esta situación y no son ajenos a las posibles exigencias de Bruselas, pero advierten que seguirán con su planteamiento -de no ofrecer remedies– hasta cuando sea posible.
La imposición de remedies significa que los interesados deben vender parte de sus activos para garantizar la competencia a precios muy por debajo del mercado y a operadores más pequeños. En la lógica de la Comisión se debe garantizar la existencia de un cuarto operador fuerte y en el caso español, se engrosaría a este cuarto actor con las infraestructuras o clientes que Bruselas estime que «sobran» de la futura joint venture.
Este diario ya ha informado de que si la Comisión Europea decide imponer condiciones o la venta de infraestructuras lo normal es que pida a Orange y MásMóvil una propuesta de cesión de activos y que incluso incluya en este análisis potenciales adjudicatarios. Esto supone que las dos operadoras puedan adelantar trabajo estableciendo contactos ya con posibles interesados de manera de tener muy avanzada esta cesión para cuando Bruselas exija los remedies.
Tiempos de la fusión
Sin embargo, las fuentes consultadas por este diario advierten de que todavía estamos lejos de este escenario y que, por tanto, todavía no se establecen contactos formales con potenciales interesados en estos activos. Hasta la fecha, diversas compañías como Digi, Avatel o Finetwork han manifestado informalmente su deseo de quedarse con estos remedies, pero como ha informado este medio, el principal interés es por la red de fibra que se pongan en el mercado y no los activos de redes móviles.
Entonces ¿cuándo vendrán los remedies? Por el momento, y quizás durante las próximas semanas la Comisión Europea seguirá pidiendo documentación y Orange y MásMóvil seguirán enviando nuevos datos, en especial sobre la actual situación competitiva del mercado español. Por otro lado, tampoco se descarta que se mantengan conversaciones informales con las potenciales empresas interesadas, pero hasta que Bruselas no diga formalmente que se deba activar esta venta de activos, no se realizará ningún movimiento.
En el caso del plazo del 21 de agosto, pocos creen que se respete. Esto ocurre porque con cada procedimiento que active la Comisión y solicitud de información se puede «parar el reloj», esto es, paralizar el plazo durante los días o semanas que Orange y MásMóvil tarden en responder o recopilar determinados documentos. Las fuentes consultadas indican que si nos atenemos a procedimientos anteriores y al verano que coincidirá con el expediente, la investigación se alargaría al menos uno o dos meses.
Venta de activos de Orange y MásMóvil
Este diario ya explicó que Bruselas maneja tres escenarios si es que decide imponer condiciones a la operación. La primera consiste en la ya mencionada venta forzosa de activos si se cree que existe duplicidad de redes entre las dos compañías; la segunda es el establecimiento de condiciones que permitan que los competidores de Orange y MásMóvil tengan un acceso no discriminatorio a su red; y la tercera es la venta completa de marcas y de sus respectivas carteras de clientes si es que se considera que hay una concentración.
Si se terminan exigiendo condiciones, la lucha de Orange y MásMóvil deberá centrarse a partir de las próximas semanas en intentar que estas afecten lo menos posible al proyecto de joint venture. En el pacto de fusión existe una cláusula en que las partes pueden romper el acuerdo si las condiciones que impone Bruselas atentasen contra la rentabilidad y la viabilidad del proyecto y sin ninguna penalización para ninguna de las dos operadoras. Esto supone que si los remedies que se impongan son demasiado agresivos, las compañías están dispuestas a aparcar el proyecto.
La irrupción de Digi
Es un escenario posible, pero no es el deseable. Por ello Orange y MásMóvil buscarán minimizar al máximo estas ventas de activos si es que finalmente se terminan imponiendo. Por otro lado, sobre el proceso sobrevuela el fantasma del cuarto operador, una compañía de telecomunicaciones que se quede con los remedies y que engorde su negocio con redes a un valor muy por debajo del mercado, para ser más fuerte y seguir compitiendo con precios bajos y arrebatando clientes a la propia joint venture y también a Telefónica y Vodafone.
El gran miedo es Digi. La compañía será la cuarta operadora española al finalizar el año con o sin los activos que podrían derivarse de la joint venture. Su proyección de crecimiento, sumada a sus actuales infraestructuras, le garantizará esta posición incluso si las redes que se cedan tras la fusión van a parar a manos de otra compañía como Finetwork o Avatel. Del mismo modo, quedarán en una posición muy favorable para discutir a Vodafone el tercer lugar del mercado. En este sentido, los esfuerzos de Orange, MásMóvil, Telefónica y la propia Vodafone se centrarán en que esta cesión de activos favorezca lo menos posible el potencial crecimiento de Digi.