La inflación impulsa el consumo de vino en el hogar: casi el 60% de las veces se toma en casa
Desde 2019, esta bebida ha ganado además consumidores entre el grupo de población de 25 a 34 años, sobre todo en el caso del vino blanco
La pandemia de coronavirus provocó muchos cambios en la sociedad, así como la continua subida de precios experimentada recientemente, por lo que hay ámbitos en los que los cambios han sido notables, como es el del consumo de vino. Según un informe de la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE), los hábitos de consumo han cambiado en nuestro país desde 2019, cuando se hizo el anterior estudio, con un mayor número de jóvenes que beben vino o de personas que lo hacen en casa, entre otras cosas.
El Mapa Motivacional del Consumidor de Vino en España 2023 analiza los hábitos de consumo de todo 2022 en comparación con los del año 2019, antes de que comenzara la pandemia, y entre sus conclusiones destaca el aumento del consumo de vino en el hogar, sobre todo asociado a comidas y cenas.
En concreto, el informe señala que el 58% de las veces que se toma esta bebida alcohólica es en casa, principalmente durante las comidas y cenas, especialmente en celebraciones especiales. Este porcentaje de consumo en el hogar es cinco puntos superior al de 2019, cuando este hábito ya superaba ligeramente al consumo en el exterior, pero aún eran cifras similares.
La inflación, según explica a THE OBJECTIVE la directora de marketing de OIVE, Coro Ramos, ha sido uno de los impulsores de este cambio, puesto que al querer reducir las salidas a bares o restaurantes, muchos consumidores han querido darse al menos un capricho en casa.
También gana terreno respecto al último estudio el consumo individual, según el informe de OIVE, precisamente cuando se toma dentro del hogar y especialmente entre los hombres. Y es que, destaca el documento, «el vino ha mejorado en dos de las barreras más importantes», puesto que ahora «se percibe como más refrescante y apto para cualquier momento, sin necesidad de ser una celebración» y, aunque todavía se considera «más festivo» que la cerveza, cada vez se bebe más en ocasiones rutinarias, con siete puntos de diferencia respeto a 2019.
Más consumidores jóvenes y menos formalidad
Otro aspecto que destaca el informe es que «el vino se ha rejuvenecido». La bebida ha ganado share entre la población joven, en concreto en el grupo de edad que va desde los 25 a los 34 años, «un público más dispuesto a alternar bebidas en una misma ocasión de consumo en función de sus necesidades».
En este caso, explica Ramos, el vino blanco ha ayudado a este grupo a iniciarse en el consumo de esta bebida. «El vino blanco en este sentido está ayudando bastante», dice, aunque aquí también entran otras categorías como el tinto de verano o incluso algunos vinos tintos jóvenes. «Son los tipos de vino que nos están ayudando a llegar a gente un poquito más joven».
Tanto el consumo en el hogar como la apertura a un tipo de consumidor más joven pueden mostrar relación con la percepción del vino como un producto «más accesible y desenfadado», una de las tres principales tendencias que la organización detecta en su último estudio. «El vino es para disfrutarlo, no analizarlo, y cada vez más se toma en ambientes informales, ocasiones no festivas, al aire libre y con comida, donde es muy fuerte contra la cerveza», dice el informe.
En cuanto a las motivaciones de consumo, aumentan los consumidores que señalan la evasión y la desconexión como razón para tomar una copa de vino. También crece en nueve puntos la respuesta de «darme un capricho que me merezco», en siete puntos la de «despejar la mente» y en seis puntos la de «socializar». Además, los encuestados señalan motivos emocionales como el buen humor o la relajación.
«Una parte que queríamos trabajar era en hacer del vino una bebida más cotidiana, pues estaba muy cerrado en momentos especiales, una ocasión o una celebración», dice Ramos, que señala que desde el sector también querían modernizar y dinamizar la imagen de estos productos, mandar un mensaje de que «no hace falta entender de vinos para disfrutar de ellos, si te gusta a ti, es un buen vino».
El precio, un factor clave en un contexto de inflación
En un momento en el que los precios, especialmente los de la alimentación, no dejan de subir, el gasto es algo que se mira cuidadosamente a la hora de elegir un producto. Así, solo el 28% de los consumidores está dispuesto a pagar más por alimentos y marcas de mejor calidad, y un 36% opina que se puede comprar un buen vino sin gastar mucho dinero.
Por eso, señala el informe, el 87% de los consumidores encuestados sitúan el precio como el primer factor a tener en cuenta a la hora de elegir un vino. Además, el 49% de los participantes en el estudio señalan que lo más importante es «que tenga un precio moderado acorde con la ocasión».
Por parte de los productores, desde OIVE afirman que está siendo complicado mantener los precios debido al aumento de los costes de producción, como ocurre en la mayoría de sectores, pero insisten en que siguen trabajando en el valor del producto. Además, la inflación no solo ha dirigido a los consumidores hacia un vino más económico, sino que ha reducido su consumo. Según los datos publicados por OIVE en febrero de 2023, hasta noviembre de 2022 la caída fue del 7,2% respecto al año anterior. Aunque el año había empezado con buenos datos, la incertidumbre comercial y la subida de los precios provocaron un descenso del consumo de vino.