Las refinerías ignoran a Ribera y apuestan por el hidrógeno azul en lugar de por el verde
Son los principales clientes en nuestro país. Se decantan por el gas azul por su menor coste
Las refinerías españolas, el principal cliente de hidrógeno en nuestro país, prefieren el gas renovable de color azul (aquel que se produce por medio del gas natural) al color verde (el que se crea a través de los paneles solares y los aerogeneradores). Una realidad que, según fuentes financieras a las que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, se debe a su menor coste. «El hidrógeno verde les cuesta a las refinerías un 200% más que si usan el hidrógeno azul», sentencian.
El color del gas renovable sigue generando un gran debate en Europa. Por un lado, Francia apuesta por el hidrógeno rosa (generado a través de la nuclear), pero existen otros colores como el verde y azul antes mencionados o el gris, que se produce a través de combustibles fósiles. Las principales petroleras que existen en España son Repsol, BP, Cepsa y Petronor. Las cuatro tienen distribuidas sus refinerías por distintas partes de nuestro territorios: La Coruña, Bilbao, Tarragona, Castellón, Puertollano, Cartagena, Huelva y Algeciras.
Ese menor coste señalado es el argumento de peso que esgrimen los expertos para apuntar a que las grandes empresas petroleras prefieran el gas azul. «Las refinerías están convencidas de que el hidrógeno azul, producido a partir de gas natural con captura de carbono, va a ser mucho más competitivo que el hidrógeno verde«, señalan.
No obstante, en el sector energético se mantienen cautos con respecto al gas verde. «Los electrolizadores tienen capacidad de mejorar sus tecnologías y reducir sus costes. De hecho, hay un estudio de la escuela de regulación de Florencia (Italia) que habla de que hasta en un 70% se puede mejorar la eficiencia y la reducción de costes gracias a los electrolizadores. Lo mejor es dejar libertad a la empresa para que busque el hidrógeno más barato posible«, apuntan.
El hidrógeno verde es la gran apuesta del Ejecutivo. Hay mucha inversión en juego que se pretende movilizar para convertir a España en un gigante del gas renovable. Sin ir más lejos, hay un proyecto estratégico, el Perte ERHA, que a través de 25 medidas transformadoras, que se articularán como instrumentos específicos de inversión, se busca movilizar 3.550 millones de fondos públicos destinados al desarrollo de esta tecnología.
Los resultados presentados el primer trimestre por las dos principales petroleras del país no han sido muy positivos. Por un lado, Repsol obtuvo un beneficio neto de 1.112 millones de euros en el primer trimestre del año, lo que representa una caída del 20% con respecto a los 1.392 millones de euros que registró en el mismo periodo del ejercicio anterior. La razón se ha debido, según justificó la compañía, a la caída en los precios del crudo. Mientras que Cepsa registró unas pérdidas de 297 millones de euros en el primer trimestre del año. No obstante, apuntaron a otra razón distinta de la de Repsol: el impuesto energético del Gobierno, que le supuso en sus cuentas un ajuste de 323 millones.
La industria, también en contra
Mientras, desde el sector del hidrógeno verde inciden en la importancia de este momento para no repetir episodios oscuros, como en el pasado, donde la producción de las placas solares se esfumó hacia China por la falta de iniciativa de Europa. Por otro lado, alertan: «Cuidado con los matices de los colores. No es lo mismo hidrógeno renovable que un hidrógeno no renovable». Pero no solo las refinerías se posicionan a favor del hidrógeno azul, sino también la industria, que apunta a las mismas razones (el alto coste) para incorporar el hidrógeno verde en sus procesos productivos. Un gas que aseguran que requiere una inversión que no llega. De hecho, el proyecto estratégico para descarbonizar la industria apenas supone un 2% del total de los fondos de la UE destinados a nuestro país.
El hidrógeno azul implica el uso de hidrocarburos. A partir de compuestos, como el metano, se realiza un proceso químico que permite obtener el gas, por un lado, y el dióxido de carbono, por otro. El CO2 se puede capturar -o también liberar a la atmósfera- y para ello se emplean sistemas de captura a partir de diversas tecnologías. Mientras que el hidrógeno verde se obtiene a través de la separación del hidrógeno del oxígeno por medio de la electrólisis del agua.