Bruselas recibe las propuestas de las 'telecos' que optan a los activos de Orange y MásMóvil
La Comisión Europea debería decir antes del verano si es que finalmente decide imponer ‘remedies’ a la fusión de las dos operadoras de telecomunicaciones
La Comisión Europea ha dado un paso más en su análisis de la joint venture entre Orange y MásMóvil. Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE confirman a este diario que Bruselas ya tiene sobre la mesa los planes de negocio de las empresas interesadas en quedarse con los activos de la fusión entre estas dos operadoras. De esta manera, la Unión Europea ya está estudiando las propuestas de estas compañías sobre qué harán si es que finalmente se hacen con estas infraestructuras redundantes entre las redes de la futura fusión.
Hasta el momento, cuatro operadoras de telecomunicaciones han manifestado públicamente su interés por esta venta de activos o remedies: Digi, Avatel, Finetwork y Adamo. Tradicionalmente se llama remedy taker a estos interesados, con los que la Comisión Europea lleva semanas manteniendo conversaciones, tanto en Bruselas como en Madrid, y requiriendo información respecto de cuál es su posición en el mercado y sus intenciones en un escenario post-fusión.
Sin embargo, ahora la Unión Europea ha ido más allá y ha pedido planes formales con información de negocio respecto de qué quieren hacer con estos remedies, que precio están dispuestos a pagar y cuáles podrían ser las infraestructuras que estarían dispuestos a asumir. Las fuentes consultadas por este diario indican que estamos ante el último paso antes de que decidan si efectivamente estos activos deben ser vendidos y que entramos en una fase en la que la Comisión ya está estudiando cuál es la mejor opción ante una decisión inminente sobre este caso.
‘Joint venture’ de Orange y MásMóvil
De hecho, durante estas últimas semanas estas compañías que optan a los remedies también han mantenido conversaciones con Orange y MásMóvil aunque de manera informal. Llegado el caso, se puede pedir a los interesados que hagan su propia propuesta de venta de activos y seleccionen al remedy taker, aunque Bruselas también valorará las propias propuestas de los pequeños operadores. En cualquier caso, la decisión final y el precio al que se cerrará la operación siempre recaerá en Bruselas y -en el caso de producirse- se conocería intentando coincidir con la aprobación final del expediente previsto para finales del mes de octubre.
Este diario ya ha informado de que la decisión de la Comisión Europea sobre si imponer remedies, y cuáles serían, debe estar tomada antes del verano, aunque es probable que no sea pública en ese momento. Lo que sí es cierto es que estamos en la recta final del proceso y que toma cada vez más fuerza la concesión de esta venta de activos, pese a la propuesta de Orange y MásMóvil y de las declaraciones públicas de compañías como Telefónica pidiendo a Bruselas una aprobación de la joint venture sin condiciones.
La Comisión Europea lleva analizando la operación desde el pasado 14 de febrero. El 20 de marzo, la UE decidió llevar el proceso a una investigación exhaustiva por el tamaño de la operación, el riesgo de que existiese una concentración en el mercado minorista y una subida de precios tras la integración. El hecho de ir a una segunda etapa no necesariamente se traduce en una imposición de condiciones, pero también es cierto que la mayoría de las veces un proceso de estas características desemboca en la obligatoriedad de desprenderse de activos.
‘Remedies’ de infraestructuras
Orange y MásMóvil siguen defendiendo ante la Comisión Europea que estos remedies no son necesarios, pero en el resto del mercado se dan por descontados. La única interrogante que queda en el mercado es saber si serán más o menos duros. Este diario ya ha publicado que podrían ser de tres tipos: remedies de acceso, venta de cartera de clientes o remedies de infraestructuras. En el primero de los casos estamos hablando de condiciones a la joint venture para que permitan el acceso de terceros a sus redes de forma equitativa y a precios por debajo de mercado.
La segunda opción es la venta completa de marcas y de sus carteras de clientes si es que se considera que hay una concentración de las mismas en un solo propietario. MásMóvil mantiene a Yoigo, Pepephone, MásMóvil, Lebara, Lyca Mobile, Llamaya, Virgin Telco, Euskaltel, R, Telecable, Guuk y Cable Móvil, mientras que Orange tiene a Jazztel y Simyo, junto a su marca principal.
No obstante, los remedies que están en el foco son los de infraestructura móvil y fija. En el primero de los casos la red redundante (que se solapa entre MásMóvil y Orange) es la de Euskaltel en zonas del norte de España como País Vasco, Galicia y Asturias, mientras que en el caso de la red móvil hablamos de los emplazamientos de Yoigo, heredados de la anterior compra de Orange a Jazztel, junto con sus frecuencias y sus estaciones base.
El efecto Digi
El mejor de los escenarios para Orange y MásMóvil sería la imposición de remedies de acceso -aunque con Telefónica como principal competidor en igualdad de condiciones sería difícil justificarlo-, o en su defecto remedies suaves que no impliquen desprenderse de una gran cantidad de infraestructuras que se traduzca en engordar en exceso a potenciales nuevos competidores. En el caso de la venta de cartera de clientes, esta posibilidad se descarta completamente en el sector.
Las grandes operadoras temen la irrupción de un cuarto operador fuerte y con capacidad de competir de igual a igual en un nuevo escenario post-fusión. Y este competidor puede quedar muy reforzado si es que se queda con los activos que se solapen en la joint venture. De hecho, para Telefónica, Orange y Vodafone no es lo mismo que el reforzado sea Digi o alguna de las otras teleco, ya que la compañía de origen rumano tiene ahora mismo una fuerza con la que, más estos remedies, sería muy difícil de contrarrestar en el futuro.