Los ingenieros piden alargar ya la vida de las nucleares españolas y rebajar su carga fiscal
Recuerdan al Gobierno que la UE ha catalogado la energía nuclear como verde por su contribución positiva en la lucha contra el cambio climático
Hasta 17 académicos de la Real Academia de Ingeniería de España han llegado a considerar estos días en una jornadas que el Gobierno debería plantearse negociar sin apriorismos con los operadores nucleares para alargar ya la vida útil de las centrales nucleares a 60 años o más. Eso evitaría el cierre de centrales como Vandellós II y Trillo. En su opinión, el calendario de cierre establecido entre 2027 y 2035 debe revisarse, una vez garantizada la seguridad de las instalaciones que puede seguir generando energía de bajo coste y libre de emisiones de Gases de Efectos Invernadero (GEI).
Además, entienden los ingenieros, estas empresas deberían contar con otro tipo de fiscalidad, que en el caso de España está sometida altos costes con una insoportable carga fiscal frente al resto de países de la Unión Europa. Así, en el año 2020, mientras en España el coste de generación era de 57 euros MWH, en los Países Bajos era de 35 euros MWH y, en la República Checa era de 30 euros MWH.
A esto se añade que, desde septiembre de 2012, estas empresas tienen que asumir impuestos como el de la producción de combustible nuclear gastado y residuos radiactivos resultantes de la generación de energía nucleoeléctrica, y el impuesto sobre el almacenamiento de combustible nuclear gastado y residuos radiactivos en instalaciones centralizadas.
Datos de 2021 demuestran que el 61% de la facturación de las empresas nucleares va destinado a cubrir costes, impuestos y tasas. Ese mismo año, se incrementó esta presión fiscal con nuevos impuestos y cargas y con la subida de la tarifa para la financiación de Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos), un 19% superior a la anterior.
Las nucleares, esenciales para el suministro
El pasado 23 de mayo se celebraron en la Real Academia de Ingenieros de España, con sede en Madrid, unas jornadas distribuidas en sesiones y mesas redondas, con un tema central: la energía nuclear. En ellas, como le consta a THE OBJECTIVE, que ha tenido acceso al contenido de las mismas y al documento que plasma las conclusiones, se abordó entre otros asuntos el sector nuclear en España.
Con participación en directo y online, en el encuentro se habló del reto ambiental que confronta la transición energética con la sustitución de tecnologías que utilizan petróleo, gas y carbón por otras que no emitan gases de efecto invernadero (GEI) y, de cómo sólo las energías renovables, la energía hidroeléctrica y las centrales nucleares son alternativas posibles.
En el caso que preocupa a España, se analizaron las opciones futuras de las centrales nucleares para contribuir a la generación eléctrica y los obstáculos para seguir operando.
Según los ponentes, las centrales nucleares españolas están hoy en condiciones de seguir funcionando con total seguridad, con factores de utilización de los más altos del mundo, con una aportación segura de electricidad de base y sin emisiones de GEI. Es por eso -señalan a THE OBJECTIVE los allí reunidos- por lo que hoy mismo solicitarían una extensión de vida a 60 o más años, como se está haciendo en muchos países, siempre que la fiscalidad aplicada por el Gobierno permita obtener una rentabilidad razonable.
Los beneficios extraordinarios, en cuestión
En la actualidad, las centrales nucleares españolas y las centrales térmicas de ciclo combinado con gas aportan la inercia necesaria para un funcionamiento seguro del sistema eléctrico, aspecto al que no pueden contribuir las empresas renovables. Para demostrarlo, se presentaron en estas jornadas cuentas detalladas y auditadas relativas a la explotación de una central nuclear, lo que puso en tela de juicio las hipótesis de base de los windfall profits (beneficios extraordinarios).
Las consecuencias de prescindir de las centrales nucleares en España también fueron tratadas en estas jornadas, concluyendo que si se aplica el «calendario ordenado y escalonado de cierre», en teoría, «acordado por unanimidad» entre «las empresas propietarias del parque nuclear y la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa)», «con el visto bueno del Gobierno», la clausura de las centrales nucleares entre 2027 y 2035 conllevaría una reducción en la seguridad de suministro, un aumento de las emisiones de GEI y un incremento de los costes de generación y de los precios de la electricidad.
Por este motivo, 17 académicos de la RAI han suscrito un documento en el que solicitan que el mencionado Plan Nacional Integrado de Energía y Clima sea revisado y se establezcan hojas de rutas alternativas a las propuestas sobre transición energética, es decir, al calendario de cierre de las centrales nucleares, «de forma que sus objetivos abran abanicos de diferentes posibilidades con un soporte riguroso para comparar los análisis de las distintas opciones, sin apriorismos excluyentes».
La paradoja de las políticas verdes
Entre las conclusiones del documento de las jornadas, El papel de la energía nuclear en la transición energética española, los ingenieros académicos destacan que, en primer lugar, la operación de las centrales nucleares españolas es un ejemplo a nivel mundial de que la energía nuclear en España es segura, proporciona una electricidad firme, de base, con muy altos factores de utilización y libre de emisiones de GEI y, produce en la actualidad algo más del 20% de la electricidad.
Asimismo, señalan, «la UE ha catalogado en su taxonomía la energía nuclear como verde por su contribución positiva en la lucha contra el cambio climático. Y de hecho, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) contempla las centrales nucleares como un instrumento eficaz con el mismo objetivo. Así, con la clausura de sus centrales nucleares, decisión contraria a las de otros 38 países, y su sustitución por centrales térmicas de carbón, Alemania está emitiendo a la atmósfera 2,7 veces la media del CO2 producido por el sistema eléctrico español por cada kWh generado.
Por último subraya el documento de las jornadas que el sector nuclear español cuenta con ingenierías, empresas de servicios de alto valor añadido, fabricantes de equipos y de combustible nuclear e investigadores de alta cualificación y prestigio internacional, que, aparte de atender a las actividades nucleares en España, despliegan una parte muy importante de su actividad en proyectos internacionales.
Finalmente, entre las recomendaciones, piden al Gobierno que observe cómo entre los múltiples escenarios tendrían que examinar en profundidad las implicaciones de utilizar rangos para las evoluciones temporales hasta 2030 de las variables exógenas (PIB, población, número de viviendas, cambio de estructura económica –objetivo primordial de los fondos NextGeneration-, precios de los combustibles fósiles, coste de derechos de emisión de GEI, costes tecnológicos) en vez de valores únicos. «Esta es la forma correcta de acotar la incertidumbre de las proyecciones a corto, medio y largo plazos, y la consideración de solamente dos escenarios, Tendencial y Objetivo, limita el alcance del PNIEC y no permite un análisis cuantitativo de diferentes alternativas para apoyar técnicamente con rigor las decisiones tomadas», concluyen.