El Banco de España exige arreglar el Perte del coche eléctrico para mejorar las exportaciones
El Gobierno lleva dos años de retraso en el despliegue comprometido con la Comisión Europea
Este martes, el Banco de España ha hablado claramente de la necesidad que tiene nuestro país de poner en marcha ya un diseño adecuado de los Perte que afectan al transporte y a la transición energética. Es decir, del Perte VEH (vehículo eléctrico y conectado), cuyo desarrollo estaba anunciado por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, desde dos años atrás, y del que a día de hoy se ha tenido que reeditar una segunda edición, ya que la primera convocatoria solo llegó a cubrir el 30% del presupuesto total asignado.
Esta es la razón por la que el Banco de España pide un plan que finalmente permita que las inversiones de este sector, que ha sido tan importante hasta ahora para España, se conviertan en una palanca de impulso de la capacidad competitiva de la industria nacional. Cabe destacar que nuestro sector de la automoción es el segundo más importante de Europa -solo estamos por detrás de Alemania-, pero en el terreno del vehículo eléctrico apenas tenemos una presencia en ventas del 9,6%, muy lejos del 23% y del 21% de Francia y de Portugal, respectivamente, y aún más lejos del 31% que tiene el país germano.
El mensaje, en clave de informe, aparece en el interior de un documento elaborado por el órgano regulador, y en él se analiza El comportamiento reciente de las exportaciones de bienes. Precisamente, el bien del automóvil ha visto cómo el año 2022 ha sido negativo, por varios factores, entre ellos, por los cuellos de botella que impedían el suministro de componentes, pero también por las transformaciones tecnológicas que se están produciendo en este sentido, y los cambios normativos que frenan este mercado.
El requerimiento del Banco de España llega justo cuando se acaba de conocer el último dato de ejecución presupuestaria del Plan de Recuperación y Resiliencia, y en el que el Ejecutivo de Pedro Sánchez no sale bien parado, ya que a 30 de junio -justo dos días después de las elecciones generales- los pagos realizados por la administración central a las empresas y a las comunidades autónomas apenas llegan a un exiguo 9,56% de un total de 35.000 millones de euros, con un agravante de demora añadido, y es que en el mes de marzo se incorporaron 7.000 millones de euros que quedaron sin ejecutar en 2022. Así lo recoge en un tuit el economista Santiago Sánchez López, experto en fondos europeos.
Un automóvil… en espera
Cabe recordar que el Perte del automóvil es un compromiso del Gobierno de Pedro Sánchez con la Comisión Europea -dentro del Plan del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia- y que desde el verano de 2021 apenas se ha desarrollado. A dos años de aquel anuncio, el Ejecutivo español ha abierto la convocatoria y ventanilla de los proyectos de batería, pero quedan todavía los relativos a las cadenas de valor del vehículo.
Además, esta segunda convocatoria, a la que se le sumará una adenda que todavía no tiene el visto bueno de la Comisión, viene con 880 millones menos que la partida que quedó por licitar en la primera convocatoria.
Ante esta situación, y medio de incertidumbres, el Banco de España subraya la prioritaria capacidad de crecimiento de las exportaciones de automóviles, «cuya consolidación a medio plazo requiere una mayor especialización en la producción de vehículos eléctricos».
El balance exportador
El informe del Banco de España -en el que han trabajado los economistas Coral García Esteban, César Martín Machuca y Ana Gómez Loscos- determina que las exportaciones de bienes en España crecieron en 2022 menos de lo que se derivaría de la
evolución de la demanda final y de la competitividad-precio en términos agregados. Así, y de acuerdo con el análisis presentado, «este menor dinamismo habría reflejado, al menos parcialmente, la pérdida de competitividad de las ramas manufactureras más intensivas en energía, debido al fuerte ascenso de los precios de las correspondientes materias primas, así como los efectos adversos de los cuellos de botella globales sobre la producción y las exportaciones de algunas
ramas manufactureras (en especial, de automóviles)».
Sin embargo, «estos factores desfavorables se amortiguaron gracias al notable repunte de las exportaciones de productos energéticos, debido, en parte -aclara el informe-, a las ventajas comparativas de España en términos de infraestructuras y de ubicación geográfica para erigirse como proveedor alternativo de los países de la UE más dependientes del suministro de Rusia, sobre todo de gas natural».
Asimismo, índica el BdE presidido por Pablo Hernández de Cos, también contribuyó positivamente la pujanza de las exportaciones de medicamentos, impulsadas por una mayor demanda de estos productos desde la pandemia y por las estrategias de búsqueda de la seguridad de abastecimiento adoptadas por los productores. Con todo, en el primer semestre de 2023, las exportaciones de bienes se han debilitado, lastradas por la desaceleración de los mercados de exportación.
Sin embargo, las perspectivas a futuro sobre el grado de persistencia de estos factores -indica el análisis sobre las exportaciones de bienes- están hoy «rodeadas de una elevada incertidumbre, asociada, principalmente, a la evolución de las tensiones geopolíticas y a su impacto sobre los mercados de materias primas, tanto energéticas como no energéticas». Y además, subraya el trabajo, no hay que menospreciar que «el endurecimiento generalizado a escala global de las condiciones financieras limite el vigor de las exportaciones españolas, al menos a través del canal del tipo de cambio, que constituye uno a través de los cuales opera la transmisión de la política monetaria».
A más largo plazo, el Banco de España presupone que cabe esperar que la evolución de los mercados de la energía, en particular
en un contexto de transición energética asociada a la lucha contra el cambio climático, tenga consecuencias sobre la evolución de las exportaciones de nuestro país. De este modo, por un lado, es probable que el gas siga siendo más caro en la UEM, incluida España, que en otras áreas como Estados Unidos, en línea con la señal a medio plazo de los futuros de este hidrocarburo, ya que las fuentes alternativas al gas ruso podrán implicar precios estructuralmente más altos en la zona del euro, debido, en parte, a una mayor dependencia de las importaciones de gas natural licuado.
Esta situación -advierte- podría derivar en un impacto negativo sobre la capacidad competitiva de las industrias más intensivas en energía de la UEM, incluida España. Además, los costes de estas ramas pueden verse acrecentados, al menos de forma transitoria, por las políticas de transición energética y de lucha contra el cambio climático.
Sin embargo, y en sentido contrario y muy positivo para la economía española, las exportaciones energéticas pueden verse impulsadas por las ventajas comparativas de España en la producción de energías renovables, basadas fundamentalmente en su situación geográfica, su climatología y el desarrollo de una industria productora de componentes utilizados en la generación eólica y solar.