El sector olivarero no espera bajadas en el precio del aceite hasta 2025
La industria espera que un otoño lluvioso frene la escalada de precios
Embotellamiento de aceite de oliva virgen extra. | Efe
El conocido desde la antigüedad como oro líquido es más oro que nunca. Al menos en lo que a su precio se refiere. En el último año, el precio del aceite de oliva se ha duplicado, según el boletín del Ministerio de Agricultura. Un litro de este ingrediente esencial en la dieta mediterránea se sitúa en el entorno de los 9 euros en el supermercado. Mientras que, en origen, el precio en observatorios como Infaoliva es de 7,9 euros el kilo, el más alto desde que tienen registro. Y las previsiones de cara a los próximos meses no son buenas.
En la tensión sobre el precio afectan varios factores. El bajo nivel de existencias en el mercado tras una cosecha históricamente corta -de 680.000 toneladas a nivel nacional- y las expectativas para la próxima campaña -a día de hoy, muy negativas por la ausencia de precipitaciones- están afectando a los precios. Pero también la subida del resto de insumos, energía o transportes.
Una tormenta perfecta que ha llevado al precio del aceite en origen a multiplicarse por cuatro desde mediados de 2020. Un precio que según algunas asociaciones agrícolas podría seguir creciendo. Así lo transmite una asociación agropecuaria. Concretamente Luis Cortés, el responsable de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Extremadura, ha apuntado al medio 7 días que el próximo año el litro de aceite pueda llegar a los 12 euros por kilo. Un precio «desorbitado» al que podría ascender este bien de primera necesidad, según estudios realizados por la organización agrícola.
Confían en un otoño húmedo
Desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) no se atreven a hacer pronósticos sobre los precios y confían en que el próximo otoño las lluvias frenen la escalada «disparatada» del precio del aceite de oliva. «Tenemos muy estudiados los ciclos de sequía y todos estos ciclos terminan con un año húmedo. Y no es nada normal que el año 2022-2023 no haya sido ya el húmedo», asegura Juan Luis Ávila, secretario provincial de COAG Jaén y responsable de olivar de COAG Andalucía , en conversación con THE OBJECTIVE.
Ávila explica que si nos atenemos a los últimos 120 años que tenemos de pluviometría «lo que ha pasado este año no tiene precedentes y un segundo año sin precedentes ya es una locura». Por ello, confían en que este otoño «rompa lloviendo de una vez» y palie la situación. No obstante, esas esperadas lluvias no supondrían una bajada en los precios, ya que «la oliva que hay en el árbol es la que hay». Pero sí podría ser un freno o una moderación en la escalada.
La Aemet, aunque especifica que la predicción para todo un trimestre en lo que a precipitaciones se refiere hay que tomarla con cautela, anticipa que efectivamente podríamos estar ante un otoño lluvioso. A través de las redes sociales han indicado que existe de «un 40 a 50% de probabilidad de lluvias por encima de los normal frente a un 20 a 40% de posibilidades de que llueva menos de lo habitual».
«Si se produjera un otoño medianamente lluvioso y de una manera adecuada, porque no cualquier lluvia es buena, quizá podríamos tener algo de tranquilidad o de freno en la subida de precios», asegura por su parte Primitivo Fernández, director de la Asociación de Industriales, Envasadores y Refinadores de Aceites (Anierac).
Esperanzas en la campaña 2024-2025
«Algunos están hablando de un posible cambio de ciclo, de un otoño lluvioso, eso sí que nos permitiría una pequeña tranquilidad. Pero no mucho. La aceituna que hay en el árbol es la que es y no es mucha», añade Fernández en conversación con este diario. «Si las cosas nos van regular, porque la cosecha no va a ser buena, serían dos años de malas cosechas y la preocupación es enorme», añade el director de la patronal de envasadores.
Es decir, aunque lloviera en abundancia en otoño, la producción en el mejor de los casos sería de 800.000 toneladas frente al millón y medio que habitualmente se produce por temporada, aseguran fuentes del sector. «Si atendemos a las previsiones de los productores, las condiciones de disponibilidad de la próxima campaña no van a ser mucho mas altas que en esta. Además, si se produce un ligero aumento por las posibles lluvias en otoño, ese aumento de producción se va a ver afectado por una falta de disponibilidad de la campaña anterior», asegura por su parte Rafael Pico Lapuente, director general de Asoliva (Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva). «Digamos que las esperanzas están en la campaña de 2024-2025», añade Lapuente en declaraciones a este diario.
«Para la cosecha actual lo máximo que esperamos es lo del año pasado, ya puede llover lo que llueva», apuntan desde COAG. Pero el agua de ahora es necesaria para la cosecha del año que viene. «Si no llueve en septiembre y octubre, el año que viene volveremos a tener una cosecha que no va a ser lo suficientemente buena. Si es el fin de cliclo de sequía, un ciclo muy húmedo, y nosotros generamos en el olivar una cosecha tremenda, de un día para otro volverán las cosas a su sitio», prevé Ávila.
Desplome del consumo
Esta subida incesante de precios ha provocado que «el consumidor nacional haya contraído el volumen de aceite que compra», según señalan desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). Concretamente, el consumo interno de aceite de oliva cayó un 51% en el primer semestre del año, según los datos recogidos en el Observatorio de Consumo del Máster de Administración de Empresas Oleícolas de la Universidad de Jaén. El estudio, que se ha llevado a cabo entre enero y junio, ha tenido en cuenta todos los tipos de aceites y grasas consumidos en España en supermercados e hipermercados. Se han analizado 63 hipermercados y casi 250 supermercados.
