Moncloa busca al ‘cerrajero’ que abrió la puerta trasera de Telefónica
En el Gobierno temen que Pallete haya atraído a los árabes de STC por impulsar el valor en bolsa
El presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, saluda a la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño. | Europa Press
El Gobierno está decidido a tomar cartas en el asunto de Telefónica y depurar las responsabilidades que sean precisas para aclarar quién o quiénes dejaron abierta la puerta trasera de la operadora para que la Saudi Telecom Company (STC) se colara hasta la cocina de una compañía que se supone estratégica e intocable para los intereses del Estado español.
Los asesores monclovitas de Pedro Sánchez temen que la operación ponga de relieve la incapacidad del jefe del Ejecutivo para evitar lo que parece inevitable, como es que un Estado extranjero y extracomunitario se convierta en primer accionista de referencia de Telefónica. Antes de que la onda expansiva del bombazo llegue a palacio es necesario buscar al ‘cerrajero’ que por acción u omisión ha provocado tamaño desatino.
Las sospechas se centran en la operadora, cuyos principales ejecutivos se han declarado inocentes desde el primer día. Es probable que tengan razón porque nadie en la empresa considera que su presidente, José María Álvarez-Pallete, sea capaz de tomar el jet para viajar solo y por su cuenta y riesgo a Riad y cerrar un pacto de esta naturaleza con sus colegas árabes.
Distinto es que el máximo responsable de Telefónica haya inducido de manera involuntaria un especial apetito inversor por parte del grupo estatal árabe. En su afán por encontrar fondos de inversión que avalaran la gestión de la compañía y dieran impulso a la cotización en bolsa, Pallete se ha colocado en primer tiempo de saludo, evidenciando que su compañía no sólo estaba barata sino que podría suponer un tierno bocado para las estrategias de expansión del reino saudí.
Incluso no se descarta que en Moncloa estuvieran al tanto de unas negociaciones emprendidas hace meses ante la posibilidad de un vuelco electoral que no se ha producido finalmente. De ahí que la operación se haya vuelto ahora en contra de los intereses del Gobierno que trata de renovar Sánchez a toda costa y por eso también el interés en buscar alguna cabeza de turco que responda como responsable de la llegada saudí.
Lo que está muy claro es que Telefónica necesita un impulso que reactive su capitalización porque en los siete años largos que lleva el actual presidente en el cargo los resultados en bolsa son decepcionantes. La compañía ha perdido dos tercios de su valor y ha perdido puestos dentro del Ibex 35, superada por otras empresas de menor fuste y marca corporativa. Quizá la STC ayude a subir la cuesta. Otra cosa es que el empujón merezca la pena.
Operación encubierta completamente con el aval de un desgobierno decadente, luego vendrán con lo de «exprópiese», tan clásico de dictaduras bananeras
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Es el gobierno, que hipócritamente se rasga las vestiduras, el responsable de la entrada de STC en Telefónica. Debido a su débil apoyo a la compañía sobre todo a través de la CNMC que lleva años dictando resoluciones y multando a Telefónica debilitándola en Bolsa y abaratándola a merced de tiburones del tipo STC. Y por supuesto que esta operación ha contado y seguirá contando con el apoyo del gobierno, es totalmente imposible una operación de esta envergadura sin conocimiento previo del gobierno.
Lo que hay que preguntarse ahora es ¿quién y qué van a obtener a cambio muchos de los dirigentes y allegados gubernamentales a cambio de su colaboración con STC?
Ya estamos muy acostumbrados a sus mentiras y trilerismo de bajo nivel.