El caos se apodera del último Consejo de Ministros
El Gobierno presentó las medidas sin estar rematadas por los ministerios y sin informe económico
Parecía que la tormenta había pasado ya con la marcha de los dirigentes de Unidas Podemos de la gran mesa ovalada del Consejo de Ministros, pero lo que este miércoles se vio en Moncloa fue inaudito: un día de caos normativo, con anuncios hechos por el presidente del Gobierno a medio gas, mientras entre bambalinas se remataba y plasmaba por escrito el paquete de medidas que se aprobó con más de 97 iniciativas entre reales decretos y acuerdos.
El presidente comenzó su intervención con una hora de retraso, lo cual da buena muestra del caos que se vivió. Entre filtraciones cercanas, pero imprecisas, y muchas dudas, algunas de las cuales tardaron en despejarse, sin haber podido conocer todavía el impacto económico de dichas medidas.
Gracias a dos pantallas con sistema autocue, el presidente fue leyendo el discurso previsto, pero su explicación sobre las medidas anticrisis desató numerosas dudas: no había claridad ni en los tiempos de las prórrogas, ni en el porcentaje de las mismas, dejando una espesa cortina en la recuperación, no tanto del IVA de la electricidad, que también, al 10% hasta 2025, sino en los impuestos sobre la producción eléctrica y el impuesto especial de electricidad.
Plazos, porcentajes y beneficiarios
Tampoco fue diáfano en el alcance de los beneficiarios, especialmente cuando hizo alusión a las ayudas al transporte, confundiendo aquellas de las que se aprovecharán los viajeros habituales, con la gratuidad total para el desplazamiento de los jóvenes y desempleados, como se había filtrado en algún medio.
Además del escudo social, Sánchez centró buena parte de su alocución en repasar cifras macroeconómicas que ponderaran la gestión del Gobierno. Ahí presumió del crecimiento del PIB (cerca del 2,5%), de creación de empleo (más del 2%) y de inflación (del 3,2%), por encima de otros países de nuestro entorno, destacando también la caída del precio del megavatio/hora, pasando de los 360 euros dos años antes de la invasión rusa de Ucrania, a los 51,8 euros actuales.
Sánchez habló de Gaza, de los logros de la presidencia rotatoria de España en el Consejo Europeo y de condenar a aquellos políticos que defienden que les gusta la fruta -lo que juzgó de deleznable, condenable y de bajo nivel-, cerrando así, con este mensaje político, el capítulo de preguntas, sin apenas despejar una duda, salvo que dará a conocer el nombre del próximo ministro que sustituya a Nadia Calviño este viernes, tras el regreso de su viaje a Irak, a donde vuela para visitar las tropas del Ejército español destinadas allí.
Cerca de las dos de la tarde, Sánchez felicitó el año a los asistentes y se fue. Fue entonces cuando, desde Moncloa, su gabinete aclaró detalles, comprobando con otros compañeros que estaban fuera de esa sala, la exactitud de la información. Ahí se pudo observar que el Consejo había sido intenso, e incluso había finalizado sin concretar medidas que posteriormente fueron perfilando distintos ministerios. Tanto, que el informe de impacto económico no estaba escrito en ese momento y se estaba redactando.
Más tarde, la prensa pudo conocer, entre otros acuerdos, que las empresas beneficiarias de las ayudas directas no podrán justificar despidos objetivos basados en el aumento de los costes energéticos hasta el próximo 30 de junio, o que las empresas que se acojan a las medidas de reducción de jornada o suspensión de contratos reguladas por causas relacionadas con la invasión de Ucrania y que se beneficien de apoyo público no podrán utilizar estas causas para realizar despidos.
Y también, que el impuesto a las grandes fortunas no solo se prorroga, sino que formará parte de la política tributaria hasta que se haga una «revisión patrimonial» vinculada a la reforma del sistema de financiación autonómica. Un detalle que omitió el presidente del Gobierno al ser preguntado por los acuerdos de financiación de Cataluña.