Escribano amplía su negocio a los chips y el ladrillo tras aliarse con el Gobierno en Indra
La compañía de Defensa crea dos filiales para estas actividades y pierde como miembro del consejo al gestor de Hispasat
Escribano Mechanical and Engineering ha decidido ampliar sus negocios de defensa y de ingeniería tecnológica al segmento de los chips y el inmobiliario. Un movimiento que se produce después de que la compañía se haya convertido en el segundo mayor accionista de Indra y, según fuentes del mercado, en aliado del presidente del Gobierno en el control de la misma a través de la SEPI. De hecho, tiene una estrecha relación con La Moncloa.
A finales de noviembre, Escribano adquiriría un 4,6% de Indra, con una inversión de 117 millones, subiendo así su participación al 8%. En diciembre, la empresa familiar pilotada por los hermanos Ángel y Javier Escribano, ha dado un paso más en su estrategia de crecimiento y diversificación, y ha constituido dos sociedades con el fin de adentrarse en la actividad de piezas para los sistemas electrónicos e informáticos, tan fundamentales en estos momentos, y en el campo del ladrillo.
Según los datos a los que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, la compañía ha creado este mes la filial Escribano Mechanical and Energineering Chips y Escribano Mechanical and Engineering Properties. Además, para ello, ha ampliado su objeto social al «mantenimiento, incluyendo construcción y reforma de edificios e instalaciones de vigilancia».
Hasta este cambio, según consta en el Registro Mercantil, su función se centraba en la «explotación de taller mecánico, mediante la aplicación de diversos procedimientos de transformación de metales mediante máquinas». Además, se limitaba a todo tipo de servicios relacionados con la informática, al igual que a «la venta y fabricación de armamentos».
Escribano se adentra en los chips en un momento álgido por fondos europeos
En el caso de los chips, la filial se constituye en un momento álgido para el sector. El Gobierno apuesta decididamente a través de uno de los programas de inversión de los fondos europeos, aunque por ahora su acogida ha sido muy escasa. El denominado Perte de los chips, de acuerdo con el Ejecutivo, no ha destinado aún ni un euro al fortalecimiento de la industria de los semiconductores este año. Y eso que es uno de los más ambiciosos, con una dotación de 12.250 millones de euros.
Escribano, según los datos recabados por este periódico en el Registro Mercantil, dedicará su división de chips a «la intermediación en el comercio de maquinaria y equipos industriales» y al «comercio al por mayor y por menor de metales y materia primas».
El grupo de defensa, que nació como un pequeño taller en la localidad madrileña de Coslada a finales de la década de los 80 del pasado siglo, ha llevado a cabo otros cambios desde que pasó a ser el segundo mayor accionista de Indra. El más relevante es de nivel de gobierno corporativo, ya que ha salido del consejo de administración Miguel Ángel Paduro Panadero, actual consejero delegado de Hispasat, empresa pública de satélites presidida desde hace día por Pedro Duque, que ha estado bajo el radar de Indra para su compra desde hace algún tiempo.
Panduro durante ocho años fue consejero delegado de la sociedad pública Ingeniería de Sistemas para la Defensa de España SA (Isdefe), empresa dependiente del Ministerio de Defensa, por ese entonces a cargo de José Bono. Fue designado en 2004 por el entonces presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Ya en 2019, con Pedro Sánchez en La Moncloa fue nombrado como gestor de Hispasat, precisamente a propuesta de Red Eléctrica Española (actualmente Redeia), participada en un 20% por la SEPI. El consejero delegado de Hispasat está presente en el órgano rector desde 2018, por lo que ha compatibilizado hasta ahora ambos cargos.
Escribano tiene vínculos con la administración, además de por su vinculación en Indra y con Panduro, por ser adjudicataria de grandes cantidades de contratos. La firma de defensa fue una de tantas que se le asignó el suministro de 5.000 respiradores por 36 millones en los inicios de la pandemia y el confinamiento. Además, se ha hecho con múltiples proyectos armamentísticos para el Estado.
La compañía de los hermanos Escribano irrumpió en el capital de Indra en mayo pasado con un 3% en plena ofensiva de control por parte del Gobierno. Su entrada se ha reforzado recientemente, superando a otros accionistas de referencia. Con el 8% que tiene han sobrepasado el 7,24% de Amber Capital (dueño del 29% del grupo Prisa); el 7,88% del fondo Fidelity; y el 5% de SAPA. Solo la SEPI cuenta con una posición más significativa, por encima del 25% según los datos de la CNMV. En el mercado aún se desconoce cómo Escribano ha financiado la adquisición de las títulos en la empresa que preside Marc Murtra.