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Los hoteles españoles adelantan la temporada gracias al teletrabajo y los extranjeros

El turismo empieza a experimentar la tan ansiada desestacionalización del sector

Los hoteles españoles adelantan la temporada gracias al teletrabajo y los extranjeros

Turistas en una terraza. | Europa Press

El turismo español empieza a experimentar la tan ansiada desestacionalización del sector. España ya no vive solo de ‘sol y playa’ durante los meses de verano. Además de este tipo de demanda, el sector asegura que está empezando a crecer con intensidad el interés por las temporadas bajas, tal y como aseguran diferentes fuentes a THE OBJECTIVE. Un periodo que en España comprende los meses de enero a junio y de septiembre a noviembre. Este incremento del interés por las low-seasons también lo aprecian desde la consultora Cushman & Wakefield.

«Lo que estamos hablando con los hoteleros es que ya están recibiendo reservas para estos primeros meses del año, lo que está haciendo que muchos hoteles abran antes de lo previsto», asegura Bruno Hallé, socio y codirector de Cushman & Wakefield Hospitality en España. Una situación que, fundamentalmente, se está produciendo en la zona de la Costa del Sol, en Andalucía y en las islas. Lo tradicional en estos lugares -salvo en Canarias- era arrancar la temporada en Semana Santa, unos días que suponían el termómetro de lo que sería la campaña estival.

Sin embargo, este cambio de paradigma que se empieza a apreciar hace que esas aperturas se estén adelantando ya a estos meses. «El clima que acompaña, las facilidades que ha traído el teletrabajo o las modalidades más flexibles tras la pandemia y los touroperadores internacionales que están vendiendo ya paquetes» están potenciando este crecimiento, según explica Hallé a THE OBJECTIVE. También los precios en temporada alta, que se han disparado en el último año con la inflación, hacen que los viajeros busquen otros momentos para sus vacaciones. «Sobre todo predominan perfiles sin hijos en edad escolar y jubilados», explica.

«Hay bastante interés. Esto va a ayudar a la desestacionalización del país. La previsión de llegar a los 100 millones de turistas de golpe se hace más factible de esta manera», explica el socio y codirector de Cushman & Wakefield. Además, este adelanto en las aperturas de los hoteles tiene un efecto tractor en todos los servicios que rodean la actividad turística como la hostelería o las actividades complementarias. La oferta se está adaptando a este nuevo paradigma. «Los hoteleros están transformando su producto en otros conceptos para cubrir la demanda todo el año. Están captando estos perfiles que rompen la estacionalidad sin necesidad de puentes o festivos gracias al teletrabajo», explica.

Baleares, cada vez más desestacionalizada

Una desestacionalización de la demanda que aprecian en las Islas Baleares. La presidenta de la Federación Hotelera de Mallorca, Maria Frontera confirmó esta semana en Fitur que en febrero ya habrá un 47% de la planta hotelera abierta y que en marzo e rozará el 70% para pasar a más del 90% en abril, que ya se considera como temporada alta.

Además, Frontera explicó que ya no se producen picos de caída en la demanda como antes se producían durante Pascua y, sobre todo, si esta festividad llegaba de forma anticipada, como ocurre este año. Con estos datos en la mano, la presidenta de la patronal pide a la administración pública que «no solo piense en prestar servicios seis meses, sino que tenga en cuenta esta desestacionalización confirmada y dé soluciones en temas de movilidad interurbana e infraestructuras».

Los inversores, pendientes

En este sentido, los inversores también están apreciando esa desestacionalización del sector. «Ahora los inversores están viendo que se puede trabajar muchos mas meses que antes, más que el hotel clásico que trabajaba cuatro meses. Además, hay nuevos segmentos», añade Hallé. Que los inversores tienen puesto el foco en el turismo español es un hecho. Los datos récord del sector y los niveles de inversión del año pasado así lo demuestran.

Concretamente, la inversión hotelera en España se situó por encima de los 4.000 millones de euros al cierre del ejercicio, un récord transaccional impulsado principalmente por la realización de tres grandes operaciones: la entrada del fondo soberano GIC en el accionariado de HIP y la compra del fondo soberano ADIA de dos portafolios de activos gestionados por Meliá. 

Más allá de estas operaciones, el mercado inversor «ha adolecido de una falta de oferta, en gran parte debido a la buena marcha operativa en el conjunto de la industria hotelera», según explican desde Cushman & Wakefield. Ha sido un buen año, según la consultora, para los inversores con equity que han podido optar a la compra de hoteles «trofeo» -como el Mandarín en Barcelona- y otros activos con buenas ubicaciones gracias a necesitar menos nivel de financiación.

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