La trama de Koldo compró compañías fantasma a un empresario ligado a Gürtel
El principal comisionista, Víctor de Aldama, adquirió al menos tres firmas a Luis Miguel Triguero en los últimos años
Víctor de Aldama entrando a cafetería Gallofa&Co. | UCO
La trama que está removiendo los cimientos del Gobierno se sirvió de los servicios de uno de los empresarios que estuvo vinculado al caso Gürtel, proceso judicial que tumbó al Gobierno del PP de Mariano Rajoy en 2018 y que llevó a La Moncloa a Pedro Sánchez tras la moción de censura.
El empresario en cuestión es Luis Miguel Triguero Gómez, uno de los creados de sociedades fantasma más relevantes de nuestro país, que constituye compañías sin ningún tipo de actividad para venderlas a bajo precio en un periodo corto de tiempo y que, en muchos ocasiones, terminan en manos de redes para blanquear dinero de mordidas ilegales a través de una aparente compra de activos o negocio y tejer un maraña de firmas superpuestas difícil de detectar por las autoridades.
Triguero, según los datos recabados por THE OBJECTIVE, en el Registro Mercantil vendió a Víctor de Aldama, comisionista principal hasta la fecha del denominado caso Koldo y presidente del Zamora Fútbol Club, en los últimos años diferentes firmas de esta naturaleza. Este intermediario de la trama que recibió comisiones por diferentes contratos públicos durante la pandemia gracias a su relación con el asesor del exministro de Transportes, José Luis Ábalos, se hizo en 2022, en pleno funcionamiento de las presuntas operaciones de corrupción, con Hot Wheels Ibérica.
Esta empresa fue inscrita en junio de dicho año por Triguero y tan solo tres meses después es adquirida por Aldama, hombre que había estado a sueldo de Air Europa durante las negociaciones del rescate de la aerolínea por parte del Estado y que al parecer tenía pase especial en el Ministerio, según el juez que investiga la causa. En la transacción también participa uno de sus socios, César Moreno García.
Esta firma, de acuerdo con su objeto social, se dedica a la construcción y explotación de servicios de aseos privados, ubicados en edificios tanto públicos como privados, además de a la venta de productos de parafarmacia, droguería, regalos y tentempiés de alimentación. Actividades que nada tienen que ver con las que figuraban en su creación, que eran la de ser holding de distintas filiales y la edificación de viviendas residenciales.
La relación del comisionista de la trama que está colocando en una posición complicada a Ábalos y al propio Gobierno, con el dueño de empresas fantasma ligado también con Gürtel venía de años antes, incluso anteriores a los primeros contactos de la red presuntamente corrupta. El creador de las empresas fantasma traspasó Logística Comercial Montelimar en agosto de 2019 a De Aldama y a Bernardo Castillo Pérez. Esta sociedad, según el registro, se dedica a la promoción inmobiliaria y a la venta de automóviles y el intermediario zamorano es administrador único de la misma desde marzo de 2023. Es decir, hace menos de un año. Triguero había constituido esta firma apenas cuatro meses antes de deshacerse de ella.
Por último, según los datos recopilados por este periódico, existe otra transacción entre ambos. que data de noviembre de 2017. Entonces el Gobierno todavía estaba en manos del PP y Triguero cedió a De Aldama la compañía Soum & Endell Investments, especializada en la promoción inmobiliaria. Un año después, el presidente del Zamora incorporó como socios mancomunados a Cristóbal Cipri Corredera Espinosa de los Monteros y Carlos Conde Castello.
El creador y vendedor de todas estas sociedades apareció estuvo relacionado con distintas compañías que sirvieron para blanquear dinero a algunos miembros de la trama Gürtel, a través por ejemplo de Real Estate Equity, que Jacobo Gordon usó para blanquear el dinero ilegal recibido. Por tanto, el caso que tumbó al Gobierno del PP y llevó al poder a Sánchez vuelve como un boomerang para el presidente del Gobierno, al menos, en la figura de Triguero. Este ya había aparecido en otros escándalos, como Malaya o la familia Ruiz Mateos, antes que Gürtel.
Por lo general, los empresarios que constituyen estas empresas suelen colocarse en el mercado por importes que pueden llegar a los 1.500 euros o 2.000 euros y desde que se registran no tienen ninguna actividad, por eso en términos mercantiles se denominan sociedades estantería o dormidas. En determinadas ocasiones, estas conforman filiales para su posterior venta en vez de la matriz, lo que permite una mayor opacidad en el rastreo de operaciones irregulares, ya que no implican el cambio en la titularidad.
