Calviño enmudece en la UE al preguntarle por Ábalos, los fondos y su conversión nuclear
Presentó en Estrasburgo el balance del BEI, pero se niega a contestar a las eurodiputadas del PP, Benjumea y Collado
Esta semana, la exvicepresidenta primera del Gobierno de España, Nadia Calviño, acudió a la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia), con motivo de la presentación del informe de la ejecución del Banco Europeo de Inversiones en el año 2023.
Calviño, presidenta ahora del BEI, apenas pudo explicar el mandato de su antecesor en el cargo, Werner Hoyer, pues ella ha tomado el mando del Banco Europeo de Inversiones en los primeros días de enero. Sin embargo, y más allá de una exposición institucional en la que ponderó el éxito de sus inversiones y de los instrumentos financieros desplegados, además de incidir en la apuesta e incremento de financiación por una industria en seguridad y defensa –8.000 millones hasta el 27–, por el apoyo a Ucrania y, por la transición verde, no pasó por alto el silencio de la exdirigente del Ejecutivo de Pedro Sánchez, en un momento de la sesión.
Recibida por unos pocos diputados socialistas, entre ellos, el eurodiputado, López Aguilar y, saludada por el comisario Didier Reynders, Calviño pudo escuchar desde su mesa, y tras su intervención, una batería de preguntas de dos eurodiputadas del Partido Popular, que la dejaron muda: Isabel Benjumea y Ana Collado.
En efecto, habiendo contestado a los distintos intervinientes de otras formaciones, la que fuera ministra de Economía y vicepresidenta primera del Gobierno español, evitó, sin embargo, responder de ninguna manera a las cuestiones que la interpelaban por su gestión al frente de los fondos Next Generation; por el pacto de Sánchez por su nombramiento en el BEI, para votar a Fráncfort, a cambio de la reciente elección del AMLA; o por la vigilancia de los fondos europeos para que no pase lo que ha sucedido en España con el caso Koldo, donde se podría haber dado un mal uso a los Next Generation.
Dudas de la gestión de Calviño
La primera de las eurodiputadas en dirigirse a ella, y desde la tribuna de la Eurocámara francesa, fue la popular Ana Collado. Ésta, como se puede ver en el vídeo, comenzó su discurso explicando qué es el BEI y para qué sirve. A continuación, felicitó a Calviño por su cargo al frente del mismo, no sin recalcar por ello, que esto es «motivo de orgullo».
Entretanto, Nadia Calviño no levantó la vista ni una sola vez de unos papeles en los que no paraba de anotar. Tampoco pareció reaccionar cuando Collado afirmó que hay unas preguntas para los que no tenemos respuesta y que seguro que los ciudadanos también están interesados en conocerlas.
En este orden, Collado se refirió primero al Ministerio de Economía que hasta hace poco dirigía Nadia Calviño y que «lleva más de dos años lejos de ser un ejemplo de transparencia y de gestión de los fondos europeos». «¿Debemos fiarnos más de su capacidad ahora al frente del BEI –se preguntó– de la que tuvo gestionando estos fondos en el ministerio?». Además, la miembro de la Comisión de Asuntos Constitucionales rogó a Calviño que contestara si Pedro Sánchez pactó su nombramiento en el BEI a cambio de votar a Fráncfort en la reciente elección del AMLA.
Por último, y abordando los escándalos que envuelven en estos momentos al Ejecutivo español, Collado preguntó a la ministra si «va a tener más cuidado vigilando el uso de los fondos europeos, evitando así casos de corrupción como el de las mascarillas que acaba de estallar en España».
«La milagrosa conversión de Calviño»
Por su parte, Isabel Benjumea, eurodiputada de la delegación española del PP, miembro de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios, y acompañada desde su escaño por Dolors Montserrat, Javier Zarzalejos y Ana Collado, también intervino en la sesión en la que se presentó el informe del BEI, que finalmente fue aprobado por el Parlamento Europeo este pasado jueves.
En el catch the eye –llamar la atención– de un acto seguido en directo desde el Parlamento en Estrasburgo por THE OBJECTIVE, Benjumea fue directa con Nadia Calviño al recordarle la «milagrosa conversión» que está ha experimentado en relación con las energías nucleares.
Un milagro del que también se ha hecho eco estos días la prensa inglesa como Financial Times, subrayando la defensa de Calviño, ahora al frente del BEI, por los reactores modulares —que no es otra cosa que reactores modulares pequeños, con un tercio de capacidad de los reactores nucleares de potencias tradicionales–. Con estos datos, la eurodiputada española del Partido Popular comenzó felicitando a la exministra, pero claro, por la milagrosa conversión en relación a las energías nucleares, puesto que, «hasta hace muy poco, y solo desde hace cinco años –recalcó–, usted las ha combatido y las ha excluido de todo tipo de inversión. Por lo tanto, bienvenida sea esta conversión, por lo que espero –añadió–, que trabaje para que el Gobierno español también empiece a apostar por esta energía». (Además, y según funcionarios de la UE y del banco, Francia exigió inversiones en energía nuclear y defensa a cambio de su respaldo a Calviño al frente del BEI).
En segundo lugar –prosiguió Benjumea ante la pasividad de Calviño–, «usted ha hecho una referencia al papel tan importante que desempeñará el BEI en relación a los fondos de recuperación. Como bien sabe –apuntó–, el BEI va a gestionar 20.000 millones de los créditos que van a ir dirigidos a las comunidades autónomas en España. A día de hoy –matizó–, las comunidades autónomas reclaman información, no saben absolutamente nada de cómo se va a gestionar este fondo». «Y esto nos recuerda –señaló– a la pésima gestión de los fondos de recuperación en España, bajo su liderazgo, donde tenemos cero impacto en el PIB y donde, a día de hoy, seguimos sin tener datos reales sobre la ejecución de los mismos».
De este modo –remató la eurodiputada y vicepresidenta también de la Comisión de Desarrollo Regional— estamos generando frustración. La misma que genera cuando AMLA –puntualizó– se vende por su puesto».
Deprisa como Sánchez
Sin respuesta a sus antiguos adversarios, Calviño recogió sus papales y su cartera y salió del Europarlamento, para algunos, recordando como lo hizo Pedro Sánchez, deprisa. Claro que éste, entre abucheos, y tras al cruce que tuvo con el presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, a quién acusó -en el balance de su gestión de la presidencia española del Consejo- de sus pactos con la derecha, apuntando si sería capaz de ver cómo las plazas de Berlín se llenan de nombres del Tercer Reich. Tras eso vino la desaprobación intensa de la Cámara a Sánchez, quien no esperó a que terminara la sesión y se fue corriendo.