Prisa cierra 2023 con un patrimonio negativo de 428 millones por las pérdidas acumuladas
La deuda del editor de ‘El País’ y Cadena Ser generó el pago de 86,6 millones de euros en intereses el pasado ejercicio
El grupo Prisa presentó un patrimonio neto negativo de 428,2 millones de euros al cierre del ejercicio 2023, según consta en sus cuentas anuales consolidadas depositadas esta semana en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Según el documento cribado por THE OBJECTIVE este importante desfase se produce por las constantes pérdidas que la compañía ha acumulado en la última década, incluyendo el desequilibrio de 33,5 millones registrado en el pasado curso.
Una situación que no hace más que confirmar los problemas financieros de una empresa con una deuda de 832,3 millones de euros, por la que pagó 86,6 millones de intereses en 2023; con una valoración en bolsa de apenas 344 millones; y que por segundo año consecutivo ha tenido que recurrir a la emisión de un bono convertible para salvar sus estrecheces económicas.
Técnicamente, la sociedad (editora de El País y Cadena Ser) está en situación de desequilibrio patrimonial por «la reducción del patrimonio neto por debajo de dos tercios de la mitad del capital social». Según la legislación vigente esto supondría la causa de disolución de la sociedad, «siempre y cuando no sea procedente solicitar la declaración de concurso». Todo ello si no se pone en marcha una ampliación o reducción de capital o un proceso para reducir o reponer el patrimonio, algo que no tiene proyectado realizar el grupo Prisa.
Pérdidas de Prisa
Sin embargo, Prisa evita esta situación de desequilibrio ya que esta norma de la Ley de Sociedades de Capital rige sólo para las sociedades individuales y no para las sociedades consolidadas. Dicho de otra manera, la compañía ha logrado mantener el equilibrio en sus sociedades individuales, incluyendo el holding, pero la suma de todas ellas genera un agujero patrimonial de 428 millones.
De esta manera, se da la paradoja de que el grupo reporta sus resultados y facturación en la empresa consolidada con pérdidas de 33,5 millones e ingresos de 947,4 millones (gracias a los dividendos que recibe de sus participadas) y donde está el desequilibrio patrimonial; pero a efectos legales computa la sociedad individual donde el patrimonio es positivo en 323 millones, pero donde los ingresos son de apenas 6,6 millones y las pérdidas de 85,7 millones de euros.
¿Qué significa esto? Prisa centra todos sus esfuerzos para reequilibrar patrimonio en su sociedad individual donde es más fácil inyectar reservas ya que no tiene relación directa con el resto de empresas del grupo. De esta manera, en estas cuentas (las individuales) se aprecia unas reservas de 281,2 millones que son las grandes responsables del equilibrio conseguido en esta sociedad holding, pero sin consolidar.
Cuentas individuales
Pero esto no supone que Prisa tenga una situación holgada. Al contrario, el movimiento contable para evitar la disolución no soluciona los problemas financieros que la propia compañía advierte en sus cuentas anuales. «En caso de que la sociedad individual incurra en pérdidas adicionales en un futuro (fueron de 85,7 millones en 2023 y de 90,9 millones en 2022), podría producirse una nueva situación de desequilibrio patrimonial conforme la Ley de Sociedades de Capital».
«Sin perjuicio de lo anterior, y sin que afecte a una posible situación de desequilibrio patrimonial conforme a la mencionada Ley de Sociedades de Capital (que se mide a partir del patrimonio neto de las sociedades individuales), Prisa ha incurrido en pérdidas a nivel consolidado en ejercicios pasados, principalmente, por el impacto contable de determinadas operaciones corporativas, acontecimientos extraordinarios y diferencias de conversión, que ha derivado en que el grupo consolidado presente un patrimonio neto negativo de 428,1 millones a 31 de diciembre de 2023″.
Lo cierto es que el desequilibrio patrimonial de Prisa es un mal endémico. Las mismas cuentas consolidadas reflejan que el patrimonio neto fue negativo en 511,8 millones en 2021 y de -532,1 millones en 2022, reflejando el histórico déficit contable de la compañía. De hecho, la reducción de las cifras negativas de 2023 se explican en gran parte al hecho extraordinario de la emisión del bono convertible de 130 millones de euros.
Deuda de Prisa
Esto permitió aumentar el capital de 74 a 100,8 millones en un año y reducir la deuda de la compañía en 100 millones. El bono convertible se utilizó en cancelar parcialmente y de forma anticipada el tramo de la deuda financiera sindicada que mayor gasto financiero por interés suponía: el Junior referenciado a un tipo de interés variable igual al Euribor +8% y que a 31 de diciembre de 2022 ascendía a 192 millones.
En febrero se amortizó deuda Junior por importe de 110 millones y el importe restante fue destinado a necesidades operativas del grupo. De esta manera, la deuda bajó de 925,6 millones hasta los 832,3 millones. Para seguir rebajando este pasivo y el pago variable la compañía acordó a comienzos de este año un nuevo bono convertible, esta vez de 100 millones de euros, que tendrá una utilización similar a las amortizaciones de 2023.
Pese a ello, la gran losa del grupo son sus elevadas pérdidas acumuladas –que al cierre del ejercicio 2023 acumulaban un importe negativo de 468,9 millones en el activo de la sociedad consolidada– y su deuda que no logra rebajarse de manera consistente y que además está unida a tipos de interés variables. Esto se refleja en la baja cotización del editor de El País y Cadena Ser en el mercado: actualmente su valor en bolsa es de 344 millones con 0,34 euros por acción, apenas siete céntimos por encima de su mínimo histórico alcanzado en enero de este año.
Pago de intereses
La compañía transmitió en sus resultados publicados hace dos semanas que la marcha operativa es positiva con un Ebitda y unos ingresos creciendo en la mayoría de sus mercados y segmentos. No obstante, este crecimiento no es suficiente para apuntalar el pago de su deuda y mantener el nivel de inversiones y solamente refleja la mejora de parámetros que llevaban más de una década en retroceso.
La propia compañía lleva dos años consecutivos emitiendo bonos (pidiendo dinero a sus socios) para pagar su deuda, pero el instrumento de 2023 no logró evitar que los intereses pasaran de 71,4 millones en 2022 a los 86,6 millones de 2023. En las propias cuentas además se reconoce que se han utilizado además 20 millones para «necesidades operativas del grupo». Se demuestra que estamos ante salvavidas momentáneos sufragados por los socios, pero que no solucionan el problema de fondo.