Bruselas empeora su previsión sobre la deuda española por el descontrol de las pensiones
La Comisión Europea eleva tres puntos el porcentaje de deuda respecto al PIB que tendrá España para el año 2033
Los datos sobre crecimiento económico ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) este martes han coincidido en el tiempo con dos informes procedentes de Bruselas. El primero de ellos, de la Comisión Europea, que acaba de corregir al alza las previsiones de deuda pública «debido a un aumento significativo de los costes del envejecimiento, y en particular debido al mayor gasto en pensiones, algo común a todos los países de la UE». Un aumento que deja a España fuera de las exigencias europeas y que pasará del 112,4% a 115,7% para 2033. El segundo de los informes, de Eurostat, es el que se refiere a las estimaciones preliminares de las paridades de poder adquisitivo del PIB para 2023, que dejan a España un 11% por debajo de la media de la UE y con el paro efectivo por encima de los 3,5 millones.
La corrección de la deuda pública por parte de la Comisión no ha pasado desapercibida para Eva Poptcheva, eurodiputada de Ciudadanos, quien ha hecho hincapié para THE OBJECTIVE en el avance del Informe Anual de Sostenibilidad. Este informe pone el peso en el gasto de España en pensiones cuando, en efecto, nuestro país está pendiente aún de la valoración o examen de las instituciones europeas para la petición del cuarto desembolso de los fondos Next Generation, donde por cierto se incluye la última pata de la reforma de pensiones.
Poptcheva remarca este aviso de la Comisión Europea y recuerda que ya no estamos en el mismo escenario porque acabamos de aprobar «las nuevas reglas fiscales que obligan por primera vez a los gobiernos a planificar a medio plazo cómo reducir la deuda y el déficit». Así, y si la Comisión Europea considera que «la deuda pública española no es sostenible porque está abocada a seguir creciendo dado el envejecimiento de la población y los gastos relacionados -observa-, la CE no puede dar el visto bueno a la reforma del sistema de las pensiones de Escrivá cuando evalúa el cuarto pago de los Fondos Next Generation EU». «La Comisión –remata Poptcheva– no puede tampoco, con las reglas fiscales, castigar con una mano y premiar con la otra a través de los fondos de recuperación».
El papel de la Comisión
Santiago Sánchez López, economista, experto en fondos europeos, incide en este mismo aspecto. Para profesor del Máster en Cooperativas de la Universidad Católica de Ávila, también «resulta contraproducente que la Comisión Europea advierta en su informe, como riesgos para nuestro país, del incremento de la deuda pública y el desequilibrio adicional que supone la reforma del sistema de pensiones mientras, simultáneamente, va a validar el hito del cuarto desembolso de los fondos europeos relativo a esa reforma».
En opinión de Sánchez López, «la realidad es que España tiene que plantearse con seriedad reconducir el déficit estructural y la deuda pública, si queremos evitar riesgos en la sostenibilidad de la cuentas públicas a largo plazo, porque-añade-, sostener el crecimiento en el corto plazo a base de gasto público es sencillo, y lo dramático es que ni con tres años inyectando fondos europeos y endeudándonos con más de 380.000 millones de euros hemos recuperado los niveles de inversión prepandemia, fundamental para un crecimiento sano de la economía española».
Sin llegar a la lectura de estos documentos que llegan de Europa, este martes, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, se felicitaba por los buenos datos macroeconómicos registrados en la última estadística del INE, y que eleva en una décima más el crecimiento del cuarto trimestre de 2023, y por tanto, el crecimiento total del pasado ejercicio, quedando nuestro PIB en el 2,5% para 2023.
Mediante un vídeo, el titular de la cartera de Economía confirmaba la buena marcha de esta materia «frente a las predicciones catastrofistas y los relatos sesgados», ponderando unas «cifras claras e incontestables como los casi 21 millones de afiliados, empleo de calidad y niveles mínimos de inestabilidad, una inflación ocho puntos por debajo de la de 2022 o 4.700 proyectos de inversión. Cifras tan reales como, al mismo tiempo, la caída de la productividad (-0,1%) –así lo recoge el INE– y la inversión por maquinaria, que se ha llegado a desplomar un -4,3% en el último trimestre del año, así como el descenso de la propiedad intelectual, un -1,2%.
Caída de la inversión en maquinaria
Como consecuencia de estos datos negativos, el economista Rafael Pampillón señala a nuestro diario que «la productividad en el trabajo y la renta per cápita españolas se mantienen en niveles muy bajos», como muestra en el gráfico de abajo.
En efecto, para el catedrático de Economía en IE Business School y Universidad CEU San Pablo, nuestra economía crece, pero lo hace, sobre todo, gracias a las exportaciones de bienes y servicios que han aumentado un 2,7%. También al aumento del consumo público, con un punto en el último trimestre del 23, al consumo de los hogares (0,2%) y al incremento de la población extrajera en España mientras subía un 0,7% el empleo. Una ecuación paradójica y difícil de entender, ya que, según indica el Instituto Nacional de Estadística, si bien «el número de horas efectivamente trabajadas aumentó un 2,8% interanual este trimestre, nueve décimas más que en el precedente –en términos intertrimestrales, creció un 0,7%– y los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo se incrementaron un 3,9% en tasa interanual (0,6% más que en el trimestre precedente y, por tanto, en términos intertrimestrales su variación fue del 0,7%). Sin embargo, la productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo registró este trimestre una tasa interanual del -1,8%, y la productividad por hora efectivamente trabajada, del -0,8%».
El economista Diego Barceló Larrán se detiene en estos últimos datos de la Contabilidad Nacional que se dieron a conocer este martes. Apunta las siguientes consideraciones. Para empezar, «el PIB sin consumo público creció 1,4% interanual y 2% en el conjunto de 2023. Luego -añade- los datos anuales están exagerados porque el 1º trimestre todavía fue de crecimiento rápido. El PIB del 2º semestre creció 1,8% interanual. Pero si le quitamos el consumo público, se queda en apenas 0,9% y este último número es el mejor termómetro de cómo va la economía en realidad».
Lo peor –describe– es que la productividad por ocupado «cae por tercer trimestre consecutivo y la media de 2023 es un 4,1% más baja que, por ejemplo, la de 2017». Eso significa que hay empleos que son insostenibles, porque no son productivos. Mucho menos –mantiene– en un contexto de aumento de los costes laborales, no solo por la inflación, sino porque los promueve el mismo gobierno (SMI y MEI)».