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Economía

El Ibex deja solo a Sánchez en su asalto a las empresas estratégicas españolas

Fracasa en su intento de conseguir apoyos de empresas privadas en operaciones como la de Telefónica o Talgo

El Ibex deja solo a Sánchez en su asalto a las empresas estratégicas españolas

Pedro Sánchez en una de sus últimas reuniones públicas con los líderes del Ibex en Davos de 2023. | Agencias.

El Gobierno ha fracasado en su intento de involucrar a grandes cotizadas del Ibex en operaciones para crear un núcleo de control español en empresas estratégicas. Según ha podido confirmar THE OBJECTIVE con fuentes cercanas a estas corporaciones, en los últimos meses el Ejecutivo ha propuesto sin éxito un desembarco conjunto, o en solitario, en el capital de determinadas compañías, siempre bajo la tutela del equipo del presidente Pedro Sánchez.

La relación llena de altibajos de algunos empresarios con Sánchez, la deriva intervencionista que se ha manifestado nuevamente en la opa del BBVA al Sabadell, las políticas contrarias a la empresa y la elevada inversión en compañías que no garantizan una rentabilidad inmediata, les han hecho rechazar la invitación de Moncloa. Un apoyo que tampoco ha llegado desde empresas que a priori han sido más cercanas al presidente de Gobierno.

Esta situación ha obligado al Ejecutivo a replantearse su plan para entrar en grandes compañías estratégicas, una operación revelada a finales del año pasado por este diario. El Gobierno tiene la intención de tener una participación destacada en empresas de energía, de telecomunicaciones e infraestructuras «para proteger los intereses de España» ante la irrupción de fondos oportunistas Una suerte de renacionalización encubierta bajo la excusa de mantener la españolidad de industrias clave.

Liquidez del Ibex

Una de las opciones para acelerar estos movimientos era la entrada de socios españoles -preferentemente del Ibex- para garantizar la estabilidad accionarial y la liquidez de estas sociedades, al mismo tiempo que se reducía la elevada factura para el erario público. El Gobierno quiere controlar las empresas, pero con el menor coste posible para el Estado, indican directivos de algunas de estas corporaciones consultados por este diario. Es decir, quiere mandar, pero sin gastar, algo que no sentado bien en muchas compañías.

Sin esta ayuda, el Gobierno se ha visto obligado a reducir la velocidad de sus planes y modificar algunas operaciones. Incluso ha tenido que ejecutar la entrada en solitario ante la falta de apoyos. En el caso de Telefónica ha decidido ser protagonista de este núcleo de control con un porcentaje que le permitirá ser el primer accionista individual e incluso tener un consejero propio tras el nombramiento de Carlos Ocaña.

A finales de octubre, el Gobierno reconoció su interés en entrar en el capital de Telefónica como un movimiento defensivo para proteger su españolidad ante la entrada de Saudi Telecom, un proyecto en el que ya llevaba varios meses trabajando y buscando empresas que le acompañaran en la aventura. El plan inicial era que éstas comprasen un 5% y el Estado otro 5%, aunque tras constatar que nadie quería sumarse a la operación, optaron por una entrada en solitario con un 10%.

Talgo y Naturgy

Pero el ejemplo más reciente es Talgo. El Gobierno se opuso a la opa de la húngara Magyar Vagon para comprar el 100% de Talgo por 619 millones de euros e incluso el ministro de Transportes, Óscar Puente, se mostró favorable a patrocinar una alternativa española para comprar el fabricante de trenes. Se llegó a publicar que se le ofreció a Criteria participar en la operación, pero ha pasado un mes y este consorcio no se ha constituido, lo que abre la puerta a que el Estado tenga que entrar en solitario al rescate como ya hizo en Telefónica.

En Naturgy se está produciendo la misma resistencia del Ibex contra el intervencionismo del Gobierno y sus planes para entrar en el capital de empresas estratégicas. Los emiratíes de Taqa y Criteria preparan una opa conjunta para hacerse con el control de la energética y en el caso del holding inversor de Fundación La Caixa para asegurarse que el Ejecutivo no tenga injerencia ni caiga ante la tentación de entrar en el capital de la energética.

Pero para entender este tipo de operaciones hay que remontarse al año 2018 y al grupo Prisa. De la mano de Telefónica y el fondo Amber Capital, el Gobierno apoyó la expulsión del entonces presidente de la compañía apoyado por el Banco Santander, Javier Monzón. Moncloa nunca tuvo sobre la mesa entrar en el capital de la editora de El País o Cadena Ser, pero sí se logró un control editorial que se mantiene hasta la fecha.

Prisa e Indra

Desde entonces , el Gobierno ha sondeado grupos españoles para apoyar el núcleo duro de la compañía e inyectar capital. Tras la salida de Telefónica en mayo de 2022, solo lograron que entrada Global Alconaba, fieles a Moncloa, pero con poca liquidez y escaso músculo financiero para rescatar a la empresa. Posteriormente, ha fracasado en la búsqueda de un gran inversor, incluso en empresas afines al PSOE. La mala situación financiera del editor de medios y su elevada deuda juegan en contra de una operación de este calado.

En la única empresa en la que -de momento- ha tenido relativo éxito es en Indra, aunque sin el apoyo de los grandes del Ibex. En febrero de 2022, el Estado decidió elevar en un 10% su participación en la tecnológica y en verano se unió a Amber Capital para expulsar del consejo a los rebeldes que se oponían a los planes del Ejecutivo. Un año después empezó el desembarco de Escribano, otra empresa cercana al Gobierno que ya tiene el 8% del capital, en un movimiento para blindar un núcleo español junto a la SEPI ante posibles arremetidas de Amber.

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