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Opa hostil

El Ibex se aproxima al nacionalismo tras el repentino giro social del PP

Las grandes empresas buscan aliados políticos para dar la batalla frente a las medidas del Gobierno

El Ibex se aproxima al nacionalismo tras el repentino giro social del PP

Aitor Esteban (PNV), Josu Jon Imaz (Repsol) y Miriam Nogueras (Junts). | Ilustración: Alejandra Svriz

«Han sido siete días de infarto», confiesa un alto directivo del Ibex ante la avalancha de movimientos políticos y empresariales que se han producido en la última semana. Días de ruido y furia en los que los teléfonos de los jefes del selectivo echaron humo y que comenzaron con Repsol anunciando desinversiones y terminaron con Cepsa congelando proyectos. Fueron siete días en los que las grandes corporaciones encontraron nuevos socios -o renovaron viejas alianzas- y vieron con indignación cómo las antiguas e históricas lealtades quedaban en el aire cuando más las necesitaban. Siete días que bien pueden definir el futuro de la relación de los gigantes bursátiles con la política… y con sus políticos.

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, abría la caja de Pandora confirmando el pasado viernes 18 de octubre que el Gobierno trabaja para hacer permanentes los impuestos extraordinarios a la banca y a energéticas. La prórroga era un escenario con el que contaban las principales compañías afectadas, pero hasta entonces ningún representante del Ejecutivo había sido tan claro. En paralelo, quedaban al descubierto las negociaciones que desde hace semanas lleva en marcha el PSOE para lograr el apoyo de sus socios de investidura a este gravamen, en especial de los díscolos de Junts y PNV.

«Hay que plantarse», dice convencido un responsable de una grande del Ibex afectada por este impuesto, porque «no sabemos si mañana se gravará sin justificación a otros sectores», como por ejemplo las telecomunicaciones, la distribución o las infraestructuras. El ala dura de los empresarios defiende que esta lucha debe convertirse en el dique de contención para frenar lo que consideran «arbitrariedades» de este Gobierno. Y están dispuestos a plantarse, aunque esto signifique tejer inciertas alianzas con los partidos.

El Ibex, Junts y PNV

Y es que esta guerra no pilla por sorpresa al Ibex -once de las empresas del selectivo son bancos o energéticas-, ya que muchas de ellas llevan moviendo ficha desde antes del verano, aunque a algunas se les ha atragantado el trámite parlamentario que este mes se ha acelerado en las Cortes. Esto les ha obligado a movilizarse en tiempo récord encontrando inesperados aliados: Junts salió al ruedo rechazando el impuesto al considerar que puede afectar las inversiones de Repsol en Tarragona, al mismo tiempo que el PNV quiere aislar al País Vasco, sede de Iberdrola y BBVA, para dar luz verde al acuerdo.

Las empresas también comenzaron a movilizarse… lenta, pero sostenidamente. Un in crescendo que comenzó con Repsol anunciando que se congelaban inversiones; continuó con una encendida carta de su presidente, Josu Jon Imaz, en La Vanguardia (con clara intención de dirigirse a los votantes de Junts, lectores habituales de esta cabecera); fue a más con el posicionamiento de las patronales energéticas y bancarias que cifraron el roto para los dos sectores en 66.000 millones de euros; y culminó con una encendida crítica desde Washington de Ana Botín, presidenta del Banco Santander y una de las directivas más cercanas al Gobierno. La semana empezó con un tímido ataque por tierra y terminó con toda la artillería desplegada también por mar y aire.

¿Y el Partido Popular? Los contactos entre las grandes empresas del Ibex y el PP han existido, pero no han conseguido una toma de postura clara. El partido de Alberto Núñez Feijóo ha señalado de manera oficial que no tienen posición por el momento y que hasta que llegue la hora de votar -algo que podría producirse bien entrado el mes de noviembre- no se pronunciarán. De hecho, en estos días seguirán debatiendo una posición común. Una situación que ha indignado a algunas energéticas que esperaban algo más.

Dudas del PP

Contaban con un frontal rechazo de los populares al impuesto y se encontraron con una posición equidistante, con algunos asesores de Feijóo pidiendo incluso abstenerse en la votación en el Congreso, lo que salvaría la ley incluso si Junts o PNV votaran en contra. Nadie olvida tampoco que hace un año, y a pocas semanas de las elecciones generales, el líder popular reconoció que no estaba dentro de sus planes terminar con este gravamen, sino que se planteaba una modificación. Unas declaraciones que ya en ese momento escandalizaron a alguna gran empresa del sector de la energía.

En el Ibex son conscientes de que la fiabilidad de PNV y de Junts es nula y creen -con razón- que tarde o temprano terminarán aceptando alguna propuesta del PSOE que les haga aprobar este impuesto, o que incluso puedan usarlo como moneda de cambio para atraer a estas mismas empresas a sus territorios en caso de una eventual cesión del tributo. Así, el apoyo del PP se convierte en fundamental para apuntalar una mayoría alternativa si es que alguno de estos partidos independentistas se mantiene firmes en su actual posición.

Siguen sin estar claras las razones por las que el PP no se ha posicionado e incluso hay quien apunta a presiones cruzadas de algunas compañías que puntualmente piden alguna exención de este gravamen. Sin embargo, la mayoría del Ibex cree que al margen de estas dudas, sigue sobrevolando en estas decisiones el giro social de la formación y la idea de que acercándose a posturas de centro -como la economía verde- podrá ganar votos a la derecha del PSOE. Una suerte de vuelta al marianismo que impulsó hace más de una década Pedro Arriola y que llevó a Mariano Rajoy a la Moncloa.

El giro social

Al comenzar el curso, este giro social y verde se ha hecho más patente. Dicen en Génova que Feijóo ha cedido a la influencia de sus asesores del think tank Reformismo21, liderado por Pablo Vázquez, y que hace un año fichó a Luis Garicano. Hay quienes sitúan a Vázquez como el ideólogo económico del PP y que la entrada del exmiembro de Ciudadanos ha dirigido la agenda del partido hacia el centro.

Un giro social que se ha reflejado en la jornada laboral de cuatro días que ofrece el líder del PP; o en sus votaciones cruzadas con Sumar sobre el envío de armas al extranjero y las cláusulas abusivas en las hipotecas. Respecto de la primera propuesta, las grandes empresas critican al Partido Popular por intentar mediar a favor del Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz ante la CEOE, una medida que el Ibex y todas las compañías rechazan abiertamente.

Un PP dividido en dos almas que le impide tener un proyecto económico claro y defender a las empresas de los ataques de Pedro Sánchez.«No ha sido lo suficientemente claro en la defensa del tejido productivo ante el acoso del Gobierno», dicen. Y citan casos puntuales como el cambio de sede social de Ferrovial, la creación por primera vez en los impuestos a banca y energéticas a finales de 2022 o las constantes cesiones que ha tenido que realizar la patronal CEOE en el seno del Diálogo Social.

Feijóo y el Ibex

Hace pocos días, Alberto Núñez Feijóo intervino en el XXVII Congreso Nacional de la Empresa Familiar. Compareció ante la patronal que representa a las mayores sagas familiares con un discurso que generó dudas y que -pese a que algunas crónicas hablan de que recibió una ovación del auditorio- no terminó de convencer. «Nos dijo que va a bajar impuestos y que Sánchez lo hace todo mal, pero no nos dice qué va a hacer él». Una crítica que se viene manifestando con mayor o menor intensidad en el mundo empresarial desde que el gallego desembarcara en la dirección nacional del partido.

Hubo un periodo dulce antes de las elecciones del año pasado en el que la mayoría de los grandes empresarios se volcaron con Feijóo con la esperanza de que ganara a Sánchez. Y todo ello pese a su programa económico poco claro y sin críticas a la política del PSOE que cuestiona los pilares básicos del libre mercado. Lejos de plantarse, el PP reconoció en campaña que no eliminaría el escudo antiopas ni terminaría con determinados impuestos. Fue una decepción que luego se completó con la reelección de Sánchez gracias a sus acuerdos con… los partidos independentistas.


Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular (PP), mantiene en el aire la posición de su partido en el impuesto extraordinario a las energéticas y la banca, duramente criticado por el Ibex.
Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular (PP), mantiene en el aire la posición de su partido en el impuesto extraordinario a las energéticas y la banca, duramente criticado por el Ibex (Agencias).

Algunas compañías creen que ahora, 18 meses después, es tiempo de que el PP les devuelva el favor. La empresa -y la gran empresa- necesitan un posicionamiento claro del PP, algo que hasta la fecha no se ha producido. Una falta de apoyo que ha obligado al Ibex hablar con partidos nacionalistas a sabiendas de que estos buscan réditos solamente políticos y territoriales. ¿Qué pasará? Durante los próximos días el Gobierno intentará encajar todas las piezas en un rompecabezas que en estos momentos parece imposible, pero en el que no se descarta que pueda encontrar una solución in extremis. «Sánchez siempre gana», dice un empresario…. «Y muchas veces lo logra por las indecisiones del PP», remata.

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