El presidente del Sabadell frena la venta de activos de su holding y gana un 99% menos
La patrimonial de Josep Oliu, Torrellimona, apenas logró un resultado positivo de 19.950 euros en 2023
El presidente de Banco Sabadell, Josep Oliu, ganó en el último ejercicio completo, 2023, un 98,7% menos con su holding patrimonial Torrellimona. La sociedad del banquero catalán apenas obtuvo 19.950 euros el año pasado como consecuencia de haber frenado en seco las ventas llevadas a cabo en 2022. Entonces, gracias a las desinversiones de una serie de terrenos de su propiedad, la firma entró en beneficios, que superaron los 1,6 millones.
Las cuentas de la empresa del máximo responsable del Sabadell, a las que ha accedido THE OBJECTIVE, reflejan en cambio un aumento en el valor de los activos, entre ellos una parte de las acciones que tiene de la entidad. Estos alcanzaron los 37,25 millones de euros, tras subir un 6,4% en doce meses, de acuerdo con el balance registral facilitado por Insight View.
Oliu, que se ha convertido en el gran opositor a la oferta pública de adquisición (opa) lanzada por BBVA sobre el Sabadell en mayo, utiliza Torrellimona para gestionar los títulos que controla del banco. El presidente tiene en la actualidad algo más del 0,13% del capital, siendo uno de los principales inversores individuales de la entidad con sede en Alicante. La última adquisición de acciones que llevó a cabo fue este verano, cuando, a finales de agosto, compró medio millón de unidades en una transacción que ascendió a poco más de un millón de euros.
En 2022, el presidente del Sabadell decidió devolver la rentabilidad a su holding con distintas ventas de activos inmobiliarios. En concreto, traspasó o redujo su exposición a suelos en 7,4 millones en dicho ejercicio y a inmuebles construidos en 2,1 millones. Tras ello, el valor de este tipo de activos de Torrellimona se limitó a 3,3 millones. En 2o23, sin embargo, ha paralizado por completo estas operaciones, lo que ha conllevado una bajada importante de los resultados de la patrimonial.
La sociedad de Oliu está administrada por su mujer, María Victoria Quintana, y cuenta con varias filiales, entre ellas Port Avinyon. Esta franquicia es propietaria del Hotel The Citadel desde 2022, un hostal boutique de la cadena ByPillow situado en Madrid. Se da la circunstancia de que el hijo de Oliu, Jaume, forma parte del consejo de administración de dicha compañía turística desde 2021, tras dejar todos sus cargos en el Sabadell. Hasta entonces era responsable de Estrategia y Operaciones Corporativas del banco. Su salida de la entidad coincidió con la remodelación de toda la cúpula del grupo financiero tras romper las primeras negociaciones de fusión con BBVA y la pérdida de funciones ejecutivas de su padre.
El holding dispone de un capital de 20,70 millones, tras elevarse en un 10% en 2023. A principios de dicho año, recibió una inyección de fondos de casi dos millones para fortalecer sus recursos propios. La empresa apenas tiene deudas. Solo debe 213.000 euros a diferentes firmas asociadas, según las cuentas depositadas recientemente en el registro mercantil.
En los últimos meses, el presidente del Sabadell trata por todos los medios torpedear la opa de BBVA, intentando llevar a su terreno a los reguladores, especialmente la CNMC, y a los inversores, ya que la entidad no cuenta con un núcleo duro de accionistas para defenderse del ataque hostil. Oliu, junto al equipo directivo liderado por César González-Bueno, está lanzando todo tipo de mensajes para convencer al mercado y a las autoridades de los peligros que supone la adquisición del banco por parte del grupo vasco.
Una de las últimas advertencias consistió en poner el acento en los riesgos que asume BBVA con su política de dividendos debido al elevado peso que tiene México en sus resultados, en un momento en que existe una cierta inestabilidad en el país americano.
La opa debe ser autorizada por la CNMC para que siga adelante y los accionistas del Sabadell puedan adherirse o no a la misma. Todo parece indicar que los plazos se alargarán sobre las previsiones iniciales manejadas por BBVA, ya que la presidenta de Competencia ha dejado caer que el proceso va lento. En principio, el grupo con sede en Bilbao esperaba que a finales de noviembre o principios de diciembre este organismo culminara su veredicto, pero no está claro que el dictamen pueda estar para estas fechas. Además, existe la posibilidad de que lleve el análisis a una segunda fase, por lo que los tiempos se dilatarían hasta bien entrada la primavera de 2025.