Tres métodos de ahorro eficaces que ya utilizaba tu abuela

¿Por qué no aprendemos de la sabiduría de las abuelas? Ellas lograban la proeza de hacer rendir el dinero mes a mes en familias con un único ingreso y varias bocas que alimentar. El truco era la sencillez de distintos métodos de ahorro eficaces que aplicaban con disciplina. En THE OBJECTIVE los rescatamos del olvido para ayudarte a ahorrar.

Hay mil maneras de ahorrar, desde métodos de ahorro eficaces de toda la vida a las numerosas apps para controlar los gastos desde el móvil. Es lógico: vivimos en la era de los pagos digitales con tarjeta, móvil o reloj inteligente, que facilitan y agilizan las compras y que se ha extendido tras la pandemia.

Por motivos de seguridad, se limitó el uso del dinero en efectivo y esto ha derivado en un cambio sociológico en el que cada vez son menos las personas que llevan dinero suelto encima. Todo lo relacionado con el dinero parece estar digitalizado y lejos de nuestras manos. Pero antes las cosas no se hacían así.

Algunos métodos de ahorro más eficaces son mucho más sencillos y han dado buenos resultados a numerosas generaciones. Más allá de guardar el dinero debajo del colchón, las madres y abuelas, que eran quienes llevaban la economía familiar, contaban con técnicas de ahorro que, aunque pueden parecer anacrónicas, han demostrado ser eficaces.

Estos métodos se basan en dos ideas clave. Por una parte, hay que tener a la vista el dinero disponible para todo el mes (al contrario de lo que ocurre con el móvil, con el que se pierde la conciencia de lo que se gasta porque no se ve). Y por otra, dejar el dinero destinado a ahorro lejos del alcance de la mano, de modo que se pueda actuar como si no existiera.

En definitiva, consiste en tener la disciplina y fuerza de voluntad necesarias para pasar el mes con menos presupuesto y no tocar, bajo ningún concepto, lo que está destinado al ahorro. Siguiendo los consejos de las abuelas, estos son tres sencillos métodos tradicionales de ahorro que cualquiera puede poner en práctica desde hoy mismo y comprobar si funcionan.

El clásico método del sobre

Esta técnica de ahorro es una de las más clásicas y ha demostrado su eficacia a lo largo de los años. Muchas abuelas, cuando su marido traía el dinero de su salario a casa (antes solo trabajaban ellos fuera de casa), utilizaban sobres para distribuir los ingresos en distintas partidas. A veces, ni siquiera gastaban en sobres: reutilizaban los que les enviaban de los bancos, de las facturas, etc.

Lo primero que debes hacer es pensar de forma realista en tus gastos mensuales. Después, hay que establecer un presupuesto para gastos fijos (comida, servicios de luz, agua, teléfono, internet, etc.) y se introduce el importe en un sobre. Ese dinero es el que se puede dejar directamente en la cuenta bancaria donde están domiciliados los recibos, aunque hay quien sigue prefiriendo utilizar efectivo para ahorrar.

Otra partida es precisamente la de ahorro. Con el objetivo de que no se quedara únicamente en un propósito, se introducía la cantidad destinada para tales efectos en un sobre que o bien se escondía en un lugar seguro, lejos de la vista de personas extrañas, o bien se llevaba posteriormente al banco para ingresarlo en una cuenta de ahorros. En otro sobre se ponía un dinero para imprevistos. Y en otro, una cantidad para ocio o algún capricho.

Con los sobres tienes una representación real y física del dinero que realmente puedes gastarte. Si te pasas, no tienes más. Te permite planificar mejor los gastos de la semana, gestionar gastos extra con gastos menores de semanas previas, etc. Es muy importante que la distribución en sobres se realice a principios de mes y que si se acaba el dinero para ocio, no toques el que hay en otros.

Ahorro tradicional y eficaz: la hucha

¿Quién no ha tenido una hucha en su más tierna infancia? Servía para ahorrar la paga o los regalos en monedas o billetes que hacían familiares. Es un método de ahorro tradicional muy sencillo y fácil de aplicar que prácticamente todos conocemos. ¿Por qué no seguir utilizándolo?

Nuevamente se trata de un método físico que obliga al ahorrador a guardar el dinero en un recipiente de difícil acceso. De este modo, es más fácil no gastar de más y contar con saldos positivos para ahorrar a final de mes.

Resulta mucho más eficaz si el interesado logra sistematizar la cantidad que ingresa en la hucha, tanto en lo relacionado con la cantidad como en la periodicidad. Por ejemplo, puede ayudar plantearse el objetivo de introducir en la hucha todos los billetes de cinco euros que tengas en tu billetera o todas las monedas de dos euros, etc.

El método «multa» también ayuda tanto a ahorrar como a contener el gasto. Por ejemplo, puedes comprometerte a ingresar en la hucha la misma cantidad que te gastes de cañas los viernes con tus compañeros de trabajo. De este modo, contienes el gasto en cerveza y lo compensas con ahorro en la misma cantidad.

Un cuaderno de gastos por escrito

Algunos de los métodos de ahorro eficaces están vinculados a tener la posibilidad de ver en qué se va el dinero, tener conciencia de en qué se gasta y cuánto se guarda. Y esto es mucho más fácil de hacer si, como hacía tu abuela, llevas un cuaderno de relación de gastos.

Hay que ser muy constante. Cada día hay que apuntar los gastos de la jornada y escribir cuánto dinero queda. De este modo, somos más conscientes de la situación real de las finanzas y podemos decidir qué hacer: si esta semana no puedes gastar tanto como la semana pasada o conocer con certeza la cantidad de la que dispones hasta que te ingresen la nómina. Así la organización arroja mejores resultados.

Si quieres «modernizar» esta técnica de ahorro que tanto usaban las abuelas, también puedes llevar el registro en una hoja de cálculo. Con fórmulas, puede ser más fácil calcular el dinero que te queda para pasar el mes.

Estos son solo tres métodos tradicionales de ahorro, pero hay muchos más. Son flexibles porque se pueden adoptar de forma íntegra o solo en parte para mejorar la capacidad de ahorro y la gestión de las finanzas personales. Cada uno debe adaptarlo a su realidad y aplicar las mejores prácticas para conseguir el objetivo de ahorrar en tiempos de inflación.