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La OCU lo tiene claro: estas son las mejores torrijas del supermercado

Un equipo de expertos pasteleros determina cuál de todas las opciones destaca tanto por su calidad como por su sabor

La OCU lo tiene claro: estas son las mejores torrijas del supermercado

Torrijas

Las torrijas son sin duda uno de los postres más emblemáticos de la Semana Santa en España. Se trata de un postre tradicional que se disfruta especialmente durante este periodo, aunque también es posible encontrarlas en algunos restaurantes durante otras épocas del año.

La receta básica de las torrijas consiste en rebanadas de pan duro remojadas en leche endulzada con azúcar y aromatizada con canela y cáscara de limón. Estas rebanadas de pan se sumergen luego en huevo batido y se fríen en aceite o se hornean, hasta que adquieren un color dorado por fuera y una textura suave y cremosa por dentro.

Una vez fritas, las torrijas se suelen espolvorear con azúcar y canela, aunque también se les puede añadir miel o almíbar para darles un toque extra de dulzura.

Existen muchas variaciones regionales de este postre, algunas de las cuales incluyen ingredientes adicionales como vino, licor o incluso natillas.

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El estudio de la OCU

A menos de una semana para el inicio de la Semana Santa, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha llevado a cabo un estudio centrado en las torrijas comercializadas en varios supermercados: Ahorramás, Alcampo, Carrefour, El Corte Inglés y Mercadona.

Este análisis se ha basado en una evaluación del etiquetado de los productos, su información nutricional, la presencia de aditivos, así como en la calidad de las grasas y azúcares utilizados en su elaboración.

Además, un equipo de expertos pasteleros ha contribuido con su experiencia para determinar cuál de todas las opciones destaca tanto por su calidad como por su sabor.

Plato de torrijas
Plato de torrijas | Pixabay

¿Qué tiene que tener una torrija para ser la mejor?

La excelencia de una torrija radica en la calidad de sus ingredientes y en el respeto a la receta tradicional. En el ámbito industrial, es común encontrar variaciones que incluyen ingredientes adicionales como jarabes de glucosa, colorantes o conservantes.

Las versiones más auténticas de las torrijas utilizan azúcar o miel como endulzante, mientras que algunas marcas optan por jarabes de glucosa de calidad inferior. En cuanto a las grasas, se prefiere el uso del aceite de oliva o de girasol.

La mayoría de los productos industriales contienen una variedad de aditivos en su composición, como conservantes, colorantes, agentes de textura y correctores de acidez.

No obstante, existen excepciones, como el caso de El Corte Inglés, que no incluyen ningún tipo de aditivo en sus torrijas, manteniendo así una versión más fiel a la receta tradicional y garantizando una experiencia de sabor más auténtica.

La torrija mejor valorada

Entre las diversas torrijas evaluadas por la OCU, solo tres lograron superar el escrutinio de los expertos pasteleros, quienes evaluaron aspectos como su apariencia, jugosidad, sabor y aroma. Estos criterios fueron fundamentales para determinar cuáles se asemejaban más a la torrija tradicional y, por ende, merecían una valoración superior.

La torrija de Mercadona se alzó como la mejor valorada en la degustación, destacando por su equilibrio entre sabores y aromas, así como por su adecuada jugosidad. Sin embargo, su composición reveló un contenido significativo de azúcares y grasas, junto con la presencia de varios aditivos.

También las torrijas de Carrefour se distinguieron por su notable jugosidad, además de contener los niveles más bajos de grasa y azúcar. A su vez, se posicionaron como la alternativa más económica dentro de la selección.

En cuanto al precio, el promedio de las torrijas en los supermercados oscila entre 1,40 y 2,80 euros por unidad.

Origen de las torrijas: ¿por qué es un postre de Semana Santa?

En la historia culinaria española, la torrija ha dejado su huella desde el siglo XV, como lo evidencia la mención que Juan del Encina, poeta y autor teatral del Prerrenacimiento español, hizo de ella al referirse a la necesidad de «miel y muchos huevos para hacer torrejas», sugiriendo su papel en la recuperación de parturientas.

Las primeras recetas documentadas datan del Libro de Cozina de Domingo Hernández de Maceras en 1607 y el Arte de cozina, pastelería, vizcochería y conservería de Francisco Martínez Motiño en 1611. En los albores del siglo XX, las torrijas eran un manjar común en las tabernas de Madrid, a menudo acompañadas de vasos de vino.

La asociación de las torrijas con la Semana Santa probablemente se deba al aprovechamiento del pan sobrante, que, durante los días en que el consumo de carne estaba restringido, era menos consumido. Sin embargo, se elaboraba la misma cantidad de pan, lo que impulsaba su transformación en torrijas.

Algunos sugieren una conexión religiosa, ya que durante la Cuaresma, período de ayuno y penitencia en memoria de los 40 días que Jesucristo pasó ayunando en el desierto, se buscaba un alimento para saciar el hambre sin romper con las normas de abstención. Según ciertos relatos históricos, las monjas utilizaban el pan duro, bañándolo en miel y leche, para elaborar las torrijas durante estos días de abstinencia.

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