THE OBJECTIVE
Marta Parreño Gala

African queens

El día que vea una Barbie de pelo corto o rapada, que tenga culo, con unos muslos en condiciones y con unos pies que le permitan aguantarse recta, empezaré a creerme lo de romper los esquemas.

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African queens

El día que vea una Barbie de pelo corto o rapada, que tenga culo, con unos muslos en condiciones y con unos pies que le permitan aguantarse recta, empezaré a creerme lo de romper los esquemas.

Me hace gracia leer que las barbies africanas rompen esquemas, porque aparte de cambiarles los vestidos y el color yo sigo viendo el mismo maniquí esquelético de melena larga y ojos imposibles. Es como lo de las princesas Disney, que hay quienes aseguran que todas son diferentes, aunque lo único que cambie en ellas sea el color de pelo. Yo invito a los creadores a que rompan de verdad los esquemas, que hacer muñecas más reales y no físicamente inviables no tiene por qué ser un mal negocio, si es eso lo que les preocupa.

El creador de estas “Reinas de África” asegura que le costó años superar el estándar de belleza europeo y lograr que las tiendas aceptaran sus muñecas de tez oscura, que ahora ya se venden en Nigeria mucho más que las originales. Se refería, por supuesto, al color de la piel. Superado este escollo (bravo), estaría bien que la diferencia no se redujera simplemente a eso, sino a la forma y volumen del cuerpo y de los pies, a la estatura, a los rasgos faciales e incluso al corte de pelo.

La presión social en pro de la delgadez y la belleza artificial es tan fuerte para las mujeres, que nos tragamos los estándares de belleza que nos venden desde la industria, la cultura y los medios sin digerirlos y sin ni siquiera pararnos a pensar si tienen algo que ver con nosotras. Pero no somos nosotras las que debemos adaptarnos a esos cánones, sino que deberían que ser ellos los que se amoldaran a nuestra belleza, que no es poca.

El día que vea una Barbie de pelo corto o rapada, que tenga culo, con unos muslos en condiciones y con unos pies que le permitan aguantarse recta, empezaré a creerme lo de romper los esquemas. Por ahora, a todas estas muñecas enclenques de largas melenas hay que sujetarlas porque caminan de puntillas para poder ponerse tacones.

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