¡Viva la Pepa!
«Lo que necesitamos es un Gobierno de técnicos, de expertos, de adultos y de gente honrada y con estudios»
Hay que estudiar con mucho cuidado en lo que se han convertido las vacaciones de verano.
España arde como una tea por todas partes. Las imágenes son temibles, casas destruidas, familias llorosas, animales asados. A todo lo cual Sánchez sólo aduce que es por culpa del clima. Los del campo, arruinados gracias a su indiferencia, siguen mirando el calendario de elecciones. No tienen otra arma. Saben que ha sido una nefasta política agraria y rural lo que les ha dejado a los pies de los caballos. Y saben que la mayoría de los incendios son provocados. Pero para Sánchez es el clima el que va por ahí con la botella de gasolina y la mecha.
Los aeropuertos están saturados de gentes desesperadas porque han perdido sus vuelos, los han cancelado, los han retrasado, no pueden hacer enlaces. Huelga de compañías aéreas. Ya lo sabíamos, cada año aprovechan las vacaciones para chantajear a la población. Si no son los aviones son los trenes y si no los autobuses. Sánchez no se mete en asuntos sindicales, son sus socios, donde se mete es en un tren que abre la ruta extremeña, celebrando «la alta velocidad en esta parte tan necesitada», como dijo el muy cínico. El tren desarrolla una velocidad media de 87 k/h. La mitad de España ríe, la otra mitad se muerde los puños. Se interrumpen líneas del AVE porque han caído entre dos fuegos. Caos.
Los hoteleros calculaban un lleno absoluto y subieron los precios, en algunos casos hasta un 40%. Hubo miles de cancelaciones. Tenemos un ministro de Consumo que es de ideología y compromiso personal comunista. Sería extraño que este individuo fuera capaz de resolver algún problema del capitalismo, se supone que los comunistas más bien están para provocar el mayor número de problemas al capitalismo. Bueno, en realidad, lo extraño sería que fuera capaz de resolver cualquier problema. Y esta es, según dicen, nuestra principal industria.
Los precios se han multiplicado para tribulación de quienes comen lo que compran y las ministras económicas aseguran que es perfectamente normal y consecuencia de la inflación, la cual desparecerá por sí misma como un flemón de muela. No se les ocurre nada para remediar la situación, como no sean unas subvenciones caritativas. Confían en que a la vuelta del verano todo se arregle por sí mismo. Al fin y al cabo, con sus sueldos están celestialmente tranquilas.
Mientras tanto ya nos están preparando para que en invierno pasemos frío. Esta vez la culpa es de la guerra, pero a nadie se le ocurre ninguna medida para remediarlo o suavizarlo excepto helarse en casa y en el trabajo. Como con todos los problemas anteriores, el gobierno no está para resolver nada sino para lanzar acusaciones de culpabilidad: el cambio climático, los sindicatos, el mercado capitalista, las grandes compañías, la guerra… Sánchez carece de responsabilidad ante fenómenos de esa naturaleza, de modo que se dedica a preparar las próximas elecciones y a hacerse fotos.
«El verano se ha convertido en lo contrario de aquello que nació para facilitar el descanso de la clase obrera»
El verano se ha convertido en lo contrario de aquello que nació para facilitar el descanso de la clase obrera. Se trabaja más que el resto del año y algunos trabajadores mueren de insolación. Cuatro llevamos ya en Madrid, y estamos a mediados de julio. En las playas hay familias que se rifan cada día quien va a levantarse a las siete de la mañana para ocupar un pedacico de arena con la sombrilla. Obligaciones laborales y vacacionistas que enseñan los dientes y rugen.
Con semejante avalancha de horrores todos se han olvidado de la sequía (la vieja pertinaz) que está dejando algunas cosechas en un 20%. Como el cereal ya no vendrá de Ucrania, en otoño comenzará otra escalada. Y menos mal que tenemos pantanos, muchos de ellos en cifras mínimas, pero hacer pantanos es franquista, ¿verdad?
Sería muy recomendable que comenzara una campaña para ir preparando una huelga de vacaciones o partirlas en varios grupos. A lo mejor descubríamos que no son necesarias o que son preferibles en octubre. De otra parte, es evidente que no necesitamos un Gobierno como el sanchista puramente ideológico que sólo sirve para sermonear y dar la bronca. Lo que necesitamos es un Gobierno de técnicos, de expertos, de adultos y de gente honrada y con estudios. Pero mientras tanto, ¡viva la Pepa!